domingo, 25 de noviembre de 2012

El espíritu de la ternura




Dicen los que saben, que todo lo que tocamos y todo lo que nos toca nos va formando, por eso los persas que son, según algunos, los mejores tejedores de alfombras, que ellos al tejer saben muy bien que cada una de estas es única, sin embargo, siempre cuidan en dejar algún defecto, para lograr esto, que sean únicas y también para recordarnos a todos que la perfección sólo es posible en Dios.

Yo creo que todo esto se refleja en un solo acto, tan humano que es por si mismo divino, la ternura, esa, la de poder tocar y ser tocados, la de la magia del tejedor de alfombras, creo que en la música existen muestras de esa ternura, de ese gozo y dulzura, sonidos que caen suavemente como gotas de lluvia al golpear contra un cristal y deslizarse lentamente, en armonía, con la suavidad y la ternura de la creación y del deseo, de lo que podemos tejer en la vida.

Para mí en lo particular el impresionismo regala esto, con algunos trazos sobre el lienzo ilustra como Gaugin y por supuesto en la música con Ravel, Debussy, Foure y Satie. Les dejo con algunas de las obras que más me gustan, llenas de ternura, de dulzura, de armonía, de formas y figuras tejidas por el mejor tejedor, tocadas por la creación misma, espero las disfruten en silencio, con la luz apagada y si es posible, abrazados, aunque sea a un sueño o a una esperanza, los cuales suelen sentirse cuando se abraza a alguien, a un árbol o a un recuerdo, se comparte el vino y los deseos.

Con afecto.

Alejandro.


Empiezo con mi favorita de Maurice Ravel, Pavana para una infanta difunta, Pavane pour une infante défunte, 1889.

 

 

 Debussy: Préludes I - 8. La fille aux cheveux de lin (1909-1910)


Gabriel Foure, Después de un sueño, Après un rëve


 
  Après un rëve

Dans un sommeil que charmait ton image
Je rêvais le bonheur ardent mirage,
Tes yeux étaient plus doux, ta voix pure et sonore,
Tu rayonnais comme un ciel éclairé par l´aurore;

Tu m´appelais et je quittais la terre
Pour m´enfuir avec toi vers la lumière,
Les cieux pour nous entr´ouvraient leurs nues,
Splendeurs inconnues, lueurs divines entrevues,

Hélas! Hélas! triste réveil des songes
Je t´appelle, ô nuit, rends moi tes mensonges,
Reviens, reviens radieuse,
Reviens ô nuit mystérieuse

ooOOoo
 Después de un sueño

Mientras dormía, atesorando tu imagen,
Soñé la dicha, un espejismo ardiente:
Tus ojos eran más dulces, tu voz pura y sonora,
Brillabas como un cielo en la claridad de la aurora.

Tú me llamabas y yo dejaba la tierra
Para escapar contigo hacia la luz;
Los cielos para nosotros entreabrieron sus nubes,
Esplendores desconocidos, divinos claroscuros…

¡Ay! ¡Ay! ¡Triste despertar de los sueños!
Te llamo, oh noche, devuélveme tus engaños,
¡Regresa, regresa radiante,
Regresa, oh noche misteriosa!

Erick Satie "Trois Gymnopédies"




lunes, 19 de noviembre de 2012

El espíritu de la asuencia

Las ausencias se habitan, son periferias de ciudades vacías, sordas y mudas, ajenas y en silencio.


 
Realmente no recuerdo cuando te fuiste, solo al voltear ya no estabas ahí, son imágenes que te hacen entrar en trance, pedazos que se despegan de las paredes de mi subconsciente lleno de angustia, que se debate entre la felicidad sin límites y los tormentos en carne viva.

Para hablar de las ausencias es indispensable que haya existido la presencia, no hay ausencia si nunca has estado, por eso las ausencias son duras, por que implican recuerdos y también demasiados “quizás”, “tal vez”, “y si hubiera…”, son hechos contundentes de presentes que como el fantasma de Patroclo se van diluyendo, como los sueños que al despertar solo queda el aroma del recuerdo.

 


Así el fantasma de Patroclo entra como un ataphoi, (sin tumba) cargado de reproche le dice a Aquiles; "¿Duermes, Aquiles, y me tienes olvidado? Te cuidabas de mí mientras vivía, y ahora que he muerto me abandonas".

Mientras que Aquiles le tiende los brazos “pero no consiguió asirlo: disipóse el alma cual si fuese humo y penetró en la tierra dando chillidos. Aquiles se levantó atónito, dio una palmada y exclamó con voz lúgubre ¡Oh dioses! (…). Toda la noche ha estado cerca de mí el alma del mísero Patroclo, derramando lágrimas y despidiendo suspiros, para encargarme lo que debo hacer; y era muy semejante a él cuando vivía”

Es hasta este momento en que Aquiles se da cuenta de la ausencia de Patroclo, por que las ausencias se notan sólo cuando los fantasmas surgen, cuando los espíritus nos hablan, cuando requerimos de su presencia y los invocamos, porque solo las ausencias existen por que las presencias se fueron.

 


“¿Qué hechicería te lo dio?

-En el alba -dijo el poeta- me recordé diciendo unas palabras que al principio no comprendí. Esas palabras son un poema. Sentí que había cometido un pecado, quizá el que no perdona el Espíritu.

-El que ahora compartimos los dos -el Rey musitó-. El de haber conocido la Belleza, que es un don vedado a los hombres. Ahora nos toca expiarlo. Te di un espejo y una máscara de oro; he aquí el tercer regalo que será el último.

Le puso en la diestra una daga. Del poeta sabemos que se dio muerte al salir del palacio; del Rey, que es un mendigo que recorre los caminos de Irlanda, que fue su reino, y que no ha repetido nunca el poema”.

“El espejo y la máscara” – Jorge Luis Borges

Ahora ya no estás, tu ausencia llena todo, dejando siempre u gran vacío, un hueco que solo queda, así, sin dolor, sin nada…

 
 
“En mi mano derecha, respondió Alicia. —Mira ahora la niña del espejo y dime ¿en qué mano tiene su naranja? —En su mano izquierda. — ¿Y cómo explicas esto? Ella reflexionó un instante y respondió: —Si yo pudiese pasar del otro lado del espejo, ¿no tendría acaso siempre la naranja en mi mano derecha?

“Alicia a través del espejo” - Charles Lutwidge Dodgson, mejor conocido como Lewis Carroll

Solo puedo recordarte, saber que tejimos y caminamos, ahora no queda nada de ti, ese día sencillamente te cubriste con tu abrigo, guardaste la esperanza en un bolso y te echaste a andar, solo te fuiste.

“- (…) ese tipo de silencio en donde no se ha dicho todo, y simplemente está ahí, como colgando en la habitación. No era ese silencio acompañado, en el que te sientas junto a alguien, en silencio, ambos leyendo, por ejemplo, y es maravilloso. Éste era de aquellos en donde no todo se ha dicho, se eleva por encima de la habitación, como si fuera una horrible criatura que se asomara por encima de todos los que estábamos ahí, y nadie decía nada.

(…) Siempre hay secretos que no puedes decir: (…) y nadie puede decir nada… Siempre hay secretos, hay silencios, y cualquiera que rompa esos silencios no es perdonado, porque se supone que debió haberse quedado callado”.

Entrevista a Jannette Winterson autora de “Whitbread por Oranges are not the only fruit” (Fruta prohibida)

Y yo, en secreto, silenciosamente nunca dije nada y tú con tu cuerpo, con tus roces me decías todo, era mi secreto y no, nunca te dije nada, ambos suponíamos que no era necesario, que todo estaba dicho ya, pero tú si decías, yo callaba, era el silencio que abruma, presagio del camino, realmente ahí comenzó la ausencia, en el silencio, hoy ya no te puedo sentir, ya no camino a tu lado, ahora lo hago en silencio, extraño tus palabras, tus risas, hoy sigo solo, en silencio.

Alejandro.
 
 

jueves, 1 de noviembre de 2012

La muerte tiene permiso...




"El pueblo mexicano tiene dos obsesiones: el gusto por la muerte y el amor a las flores. Antes de que nosotros "habláramos castilla" hubo un día del mes consagrado a la muerte; había extraña guerra que llamaron florida y en sangre los altares chorreaban buena suerte."
Carlos Pellicer

  
"No por siempre en la tierra,
sólo breve tiempo aquí.
Aunque sea oro se rompe,
aunque sea jade se quiebra,
aunque sea pluma de quetzal se desgarra...
¡No por siempre en la tierra,
sólo breve tiempo aquí!"
Nezahualcoyotl.


Se escuchan los atabales, los teponaxles, las chirimías, de pronto el caracol suena y todos callan, miran hacia la parte superior, el teopixke (sacerdote) se yergue, levanta los brazos hacia el cielo mirando el sol de levante, todo está silencio, en la plaza se ora, en el Uey Teokali (templo mayor) el sacerdote toma la obsidiana, el tlamanalistli (sacrificio) está por empezar, el holocausto divino va a ser, la ofrenda es acomodada por 4 sacerdotes, cada uno sosteniendo una extremidad, el pedernal se alza sobre el pecho de la víctima, el sacerdote ataviado y pintado como lo distan los cánones, deja caer los brazos y el cuchillo de obsidiana penetra la piel, el sacerdote introduce la mano y extrae el corazón, todavía palpitante, lo levanta hacia el cielo y todos lo miran, se escucha admiración, suena nuevamente el caracol, el universo puede seguir existiendo, los dioses han recibido el corazón y la sangre preciosa, el sol asoma pleno, rojo, color carmesí, un acto de muerte que da vida, un acto de amor que asegura la continuidad.


La muerte entonces no es la desaparición, en el universo nada se desperdicia, todo vuelve a ser, se transforma...

Decían los viejos mexicas que el mundo en que vivimos es cuadrado y está completamente rodeado por el mar. A cierta distancia de la Tierra, el agua se levanta como una pared y se eleva hasta el cielo. Por eso el océano es azul como el firmamento y se llama el agua del cielo.
Sobre la Tierra hay trece cielos. Los nueve más altos son de los dioses. Hasta arriba vive el dios que lo creó todo, el Dios Doble. Es hombre y es mujer, pues en el mundo todas las cosas son masculinas o femeninas. Se llama el Señor que esté cerca y esté lejos porque barca todo el mundo.

Más abajo están las casas de los distintos dioses y de las culebras de fuego, los cometas y las señales que vemos en el firmamento.

En el quinto cielo arde un fuego azul que pinta el firmamento de ese color. Dicen que el Cielo es nuestro padre y que él fecundó a nuestra madre, la Tierra, para que nacieran el Sol y el mundo en que nosotros vivimos. De su unión nacieron los cuatro cielos que están sobre la Tierra. El cuarto cielo es blanco como la sal y en él viven todos los pájaros. En el tercer cielo vive el Sol y debajo de él vive la mujer de la falda de estrellas, que cubre el cielo todas las noches y lo ilumina con cientos de luces. En el cielo más bajo, entre las nubes, vive la Luna, que siempre anda detrás del Sol pero nunca lo puede alcanzar.

El Omeyocan, paraíso del sol, presidido por Huitzilopochtli, el dios de la guerra. A este lugar llegaban sólo los muertos en combate, los cautivos que se sacrificaban y las mujeres que morían en el parto. Estas mujeres eran comparadas a los guerreros, ya que habían librado una gran batalla, la de parir, y se les enterraba en el patio del palacio, para que acompañaran al sol desde el cenit hasta su ocultamiento por el poniente. Su muerte provocaba tristeza y también alegría, ya que, gracias a su valentía, el sol las llevaba como compañeras. Dentro de la escala mesoamericana de valores, habitar el Omeyocan era un privilegio.

El Omeyocan era un lugar de gozo permanente, en el que se festejaba al sol y se le acompañaba con música, cantos y bailes. Los muertos que iban al Omeyocan, después de cuatro años, volvían al mundo, convertidos en aves de plumas multicolores y hermosas.
Morir en la guerra era considerada como la mejor de las muertes por los mexicas. Para ellos, a diferencia de otras culturas, dentro de la muerte había un sentimiento de esperanza, pues ella ofrecía la posibilidad de acompañar al sol en su diario nacimiento y trascender convertido en pájaro.

Debajo de la Tierra hay nueve mundos más. En el primero están las venas de la Tierra, que traen el agua del mar hasta las montañas.

Las montañas son como cántaros inmensos pues tienen piel de piedra pero están huecas por dentro. Cuando llueve es porque las aguas guardadas en las montañas salen al cielo a través de las cuevas y se hacen nubes.

Los otros ocho mundos que hay debajo de la Tierra son del reino de los muertos.


Mictlan o Mictlán, es el nivel inferior de la tierra de los muertos. Recinto donde irán los muertos de muerte natural y para ellos idearon "el camino de los muertos" que sería largo y doloroso, y a él llegarían por igual los nobles y plebeyos, sin distinción de rango ni riquezas, a excepción de las personas que no morían ni en guerra, ni durante el parto (estos iban al Tonatiuhichan o Casa del Sol), ni por muerte relacionada con el agua, (estos iban al Tlalocan o Casa de Tláloc). Y para que el alma del que había dejado de existir llegase hasta el trono de Mictlantecuhtli y Mictlancihuatl, debería hacer un largo viaje. El muerto pasaría primeramente por el río llamado Apanohuaya, y para atravesarlo, necesitaba el auxilio de un perro de pelo bermejo llamado Techichi, al que criaban exclusivamente para tal menester y al que le ponían al pescuezo un hilo flojo de algodón, cuando el difunto llegaba a la orilla del Apanohuaya, si el perro le conocía como su amo, lo pasaba a cuestas nadando, después del río, el difunto despojado de sus vestimentas cruzaba por dos montañas que constantemente chocaban la una contra la otra y que se llamaban Tepetl-Monamictia.

Existen nueve niveles del inframundo, del Mictlan:
  1. Apanohuaia o Itzcuintlan: Aquí había un río caudaloso, la única manera de cruzarlo era con ayuda de Xólotl. Si en vida no se había tratado bien a algún perro, el muerto se quedaba en esta dimensión por la eternidad.
  2. Tepectli Monamictlan: Lugar donde los cerros chocan entre sí.
  3. Iztepetl: Cerro de navajas; este lugar se encontraba erizado de pedernales.
  4. Izteecayan: Lugar en el que sopla el viento de navajas; este era un sitio con una sierra compuesta de ocho colinas y nevaba copiosamente.
  5. Paniecatacoyan: Lugar donde los cuerpos flotan como banderas; este lugar estaba al pie de la última colina del Izteecayan y ahí empezaba una zona desértica muy fría, compuesta de ocho páramos que había que recorrer.
  6. Timiminaloayan: El lugar donde flechan; aquí se decía era un sendero en cuyos lados manos invisibles enviaban puntiagudas saetas hasta acribillar a los pasantes.
  7. Teocoyocualloa: Lugar donde las fieras se alimentan de los corazones. En este pasaje, una fiera salvaje abría el pecho del difunto para comerle el corazón, ya que sin este órgano, la persona caía en un charco donde era ferozmente perseguida por un caimán.
  8. Izmictlan Apochcalolca: El camino de niebla que enceguece; en este lugar; se tenían que vadear nueve ríos antes de llegar al sitio donde le esperaba su descanso mortal.
  9. Chicunamictlan: Aquí las almas encontraban el descanso anhelado. Era el más profundo de los lugares de los señores de la muerte.

Con la invasión y conquista española, llegaron sus mitos y creencias, los cuales los adaptaron como lo habían hecho los primeros cristianos, así, dialécticamente se conformo un nuevo proceso, donde lo cristiano y lo indígena se enlazaron en una trama nueva, cuyo urdimbre ha sido anudado con el amor y la fortaleza de los ancestros y la esperanza de los descendientes, la trama dibuja colores y formas, recordándonos no solo la mortalidad sino la importancia de la vida, de llenarla y trascender no en dinero, ni en poder, sino en solidaridad, compasión, amor, en trabajo, en compromiso, en andar ligero, cantar fuerte, llorar con el corazón y amar con todo el cuerpo.

En el siglo XIXI la voz popular construye rimas, formas de sátiras públicas, las calaveritas, los altares a los ancestros, a los muertos, se enriquecen, flores, frutos, comida y bebida, in xochitl in cucatl (en el canto la flor)

Les dejo algunas calaveras del siglo XIX y la música y danza de lo que pudo ser, pero que quedo en el olvido.

Una Oración Mexica....
Que todos nuestros sueños tallados con paciencia en hermosa piedra jade se realicen y no sean perecederos.....
Que cada mujer sea una fortaleza que en su ceno guarde la vida y la esperanza divina, que cada hombre sea un guerrero que vista con el bronce de cada atardecer.
Que el sol se refleje en el imperio subterráneo y que el agua de sus ríos sea la sangre que corra por las venas de los nuestros.
Que dios bendiga el suelo y las lluvias formen el sustento, que no se pierda la alegría y las costumbres prevalezcan, que los sonidos de nuestra identidad le den brillo al color de nuestra piel.
Que todas nuestras voces formen los colores de un semblante espiritual y que nadie olvide el sabor de la tierra que cubre las raíces de un árbol milenario.
Que el padre sea sabio y que el hijo forme su propio camino, que no se pierda la paciencia y que nadie sufra de amores perdidos.
Que las arenas blancas me den la fuerza y el humo neutro la inspiración, que la música se a la musa que nos mantenga viva la esperanza.
Que la grandeza en sus estirpes trascienda a través de los siglos y con la muerte alimentar la tierra que con el tiempo volverá a tomar el lugar que corresponde.

ooOOoo


CALAVERAS

Calavera a los serviles
(Al consumarse la Independencia, 1822)

Pues que sois unos muertos indecentes,
no se oiga en vuestras honras el badajo;
sino que con graznidos inclementes
canten en vuestra tumba sólo grajos;
y diga vuestra losa a los vivientes
en letras que se lean sin trabajo:
Aquí yacen los pérfidos serviles,
de sus hermanos duros alguaciles.
- ¡Ámame por compasión,
pedazo de la otra vida!
- ¡No me hable ya de pasión,
calavera corrompida!
José Guadalupe Posada.
Voy a ver a mi modista
que mi sudario me cosa;
me voy a poner hermosa,
con mi blusa nunca vista.
Los festejos sepulcrales,
muchas horas durarán;
los muertos asistirán
con vestidos especiales.
(Calaveras de autores anónimos editadas por Antonio Vanegas Arroyo a finales del siglo XIX y principios del XX, las cuales fueron ilustradas por José Guadalupe Posada y Manuel Manilla)

Calavera del amor
El que anda de enamorado
y a una mujer echa un reto
no se figura el menguado
que enamora un esqueleto.

Gran Baile de Calaveras (1906)
Llegó la gran ocasión
de divertirse de veras.
Van a hacer las calaveras
su fiesta en el Panteón.
Las flautas son de canillas.
De huesos son los violines.
De cráneos los cornetines.
Los fagós de rabadillas.
Las viuditas relamidas
que se precian de virtuosas
asistirán ruborosas
todas de blanco vestidas.
Un militar esforzado
que en todas partes corría
la gran cruz de valentía
lucirá muy esforzado.
Los sudarios se reforman,
se remiendan las mortajas
y con las fúnebres cajas
estrado y gradas se forman.
Bailarán los comerciantes,
los sastres y los cocheros,
los soldados, los pulqueros,
albañiles y estudiantes.
ingenieros y cantores,
dependientes y modistas,
carretoneros y artistas,
lavanderas y pintores.
Será una gran igualdad
que nivele grande y chico.
No habrá ni pobre ni rico
en aquella sociedad.
El que quiera la función
mirar de las calaveras
que se muera de deveras
y que se vaya al Panteón.

Calaveras de las elecciones presidenciales (1919)
Yo os propongo al nunca bien
ponderado y grande mico,
ilustreChónforo Vico,
escapado de Belén.
Prófugo de las Marías,
gran maestro en la ganzúa,
instruido en San Juan de Ulúa
y en la Penitenciaría.
Sabe abrir las cajas fuertes
y extraer una cartera.
ha sido gran calavera
y debe catorce muertes.
Elegid pues pueblo amado
sin dudar y a tapahocico
al muy ilustre y nombrado
y noble Chónforo Vico.
Después de discursos tales
llenos de frases sinceras
se fueron las calaveras
a las urnas sepulcrales.
Salió electo presidente
por su real y hermoso pico
el notable, prominente,
ilustreChónforo Vico.

Calaveras del montón
(Dedicada a Porfirio Díaz)
Es una verdad sincera
lo que nos dice esta frase:
Que sólo el ser que no nace
no puede ser calavera.

Es calavera el inglés,
calavera, sí señor,
calavera fue el francés
yFauré y Sadi Carnot.
El chino, el americano,
el papa y los cardenales,
reyes, duques, concejales
y el jefe de la nación
en la tumba son iguales:
Calaveras del montón

Los ricos por su elegancia,
los rotitos con redrojos,
los pobres por su miseria,
los tontos por su ignorancia,
los jóvenes por su infancia,
los hombres de edad madura,
todos en la sepultura,
con las viejas, ¡qué ficción!,
serán, como dice el cura:
Calaveras del montón.

(Dedicada a Porfirio Díaz con motivo de su salida del poder)
Al señor General Porfirio Díaz.
Se acabó su omnipotencia
y por ser un gran majadero,
la Parca sin más clemencia
se lo llevó al cementerio
dejando a Pancho Madero
que ahora es el mero mero,
y le dice al señor Díaz:
Por andar de peleonero
ahora tienes las patas frías.
De los artistas y artesanos
Agustinillo el albañil
Tú fuiste un buen albañil,
Cargaste sobre tus hombros
los adobes, los escombros
con dificultades mil.
pusiste el tejamanil
con una destreza rara,
cargaste con tu cuchara
al pasar a la otra vida,
y hoy tu cara es convertida
en calavera muy rara.

Carpintero de afición
Tú hiciste muchos primores
como fueron malas puertas
unas torcidas o tuertas
y otros malos mostradores.
Pero en fin, tus valedores
que te quisieron de veras,
vienen todos con sus ceras
y muy piadosos a verte,
que estás por tu infausta suerte
entre tantas calaveras.

Encuadernador de fama
una biblioteca entera
a un doctor encuadernaste,
y con él muy bien quedaste
con obra tan placentera
y tu fama por doquiera
con gran éxito brilló;
todo el mundo la admiró,
y en el libro de la muerte
por la desdichada suerte
tu calavera se vió.
Grabador inteligente
Tú serías buen grabador,
pero toda tu destreza
no te libró de que fueras
a la tumba de cabeza.
sacude allí la pereza
ya deja de ser lo de antes,
que aburrías a los marchantes,
y ahora en tu sepulcro labra
con buriles elegantes
en tu obsequio una palabra

Un pequeño cuento para la amiga eterna.
Alejandro.

-Hola, adelante, no sabía si usted vendría en esta ocasión, pero por favor, adelante, tome asiento.
Ella estaba ahí frente a él, elegante, sonriendo, como la Gioconda.
Gusta beber algo, un brandy o mejor un vermuth, ¿blanco supongo?
Ella asintió con una leve inclinación de cabeza.
El se dirigió a su pequeño bar, abrió la botella de vermuth y tomo un vaso, cristalino, transparente, vertió el vermuth y se lo ofreció, ella amablemente tomo el vaso y aguardo a que el sirviera el suyo.
-¿Le molesta si fumo?, es que sabe, el sentir el aroma del tabaco me agrada, de hecho, cuando estoy pensando o escribiendo fumo en demasía, así que imagino que mis pulmones son un desastre. Encendió su cigarro, inhalo y saboreo el humo.
Perdón, salud y gracias por venir, levanto su vaso con vermuth y aguardo a que ella hiciera lo mismo para que ambos dieran el primer sorbo.
El cigarro se consumía lentamente, el humo dibujaba en el aire formas de todo tipo, como las que hacen las nubes, la ceniza se acumulaba…
El cigarro se consumió, solo quedaron las cenizas esparcidas en el cenicero formando un pequeño montículo y el aroma del cigarro en el ambiente.
La Catrina se levanto, tomo el cenicero, vació las cenizas en su bolso y salió despacio, desvaneciéndose suavemente como el humo del cigarro…