El Karma.
Las religiones
en general son un invento humano, yo creo que los hombres inventamos a Dios por
que necesitábamos alguien a quien culpar, por eso el Budismo no es una religión;
Buda (Siddhartha Gautama – el iluminado) no es un dios, es un hombre que logro
alcanzar la iluminación, el Nirvana, tampoco es un hereje o u ateo,
sencillamente nos enseña el camino de la iluminación.
Hoy está de moda hacer yoga y leer la Cábala, con el primero solo buscamos descansar, con el segundo nos alejamos de los grandes cabalistas, en ambos casos, el Budismo está en el otro extremo, es antípoda de eso.
Yo creo que es posible hacer de cada uno de nosotros una realidad dentro del cielo, creo que solo así podremos renovarnos y formar parte de Dios, creo que solo así asumiremos que somos parte del universo, que estamos hechos del mismo material que las estrellas, creo que así aprenderemos que por insignificante que cualquier vida, la que sea si esta no existiese el universo sería diferente.
Creo que la reencarnación nos permite aprender a través de nuestras múltiples existencias, pero solo llegaremos al conocimiento, al Nirvana, a Dios cuando realmente hayamos sido iluminados por nuestra parte universal.
El karma recuerda al ser humano que por cada acción
que un individuo realiza habrá una reacción. Dependiendo de la religión, el
sentido de la palabra puede tener connotaciones de acciones específicas y
consecuencias diferentes, pero por lo general se relaciona con la acción y sus
consecuencias.
En el budismo, el karma se usa para mostrar la importancia de desarrollar las actitudes y las intenciones correctas, ya que, el karma devuelve las malas acciones obedeciendo al dharma traducida como Ley divina, que devuelve las buenas.
La Ley del karma es aquella ley que ajusta el efecto
a su causa, es decir, todo lo bueno o malo que hemos hecho en la vida nos
traerá consecuencias buenas o malas en esta vida o en las siguientes.
La Ley del karma es inmutable. Es siempre acompañada de la "ley divina" denominada Dharma que equilibra las buenas y malas acciones y consecuencias.
Karma significa causa y efecto. No significa destino. El entendimiento que cada uno de nosotros es responsable de nuestras propias vidas hace posible generar impresiones positivas con palabras, pensamientos y acciones de una manera consciente. Esto trae felicidad y nos ayuda a evitar las causas del sufrimiento en un futuro.
Liberación significa el ser consciente que el cuerpo, pensamientos y sentimientos están en un constante estado de cambio. Por lo tanto, no hay una base para la existencia del ego o del «yo». Al darse cuenta de esto, uno ya no se siente como un objetivo y deja de tomarse el sufrimiento de manera personal.
La Iluminación es el segundo y último paso. Aquí la
luz clara de la mente irradia a través de cada experiencia. Uno se da cuenta
que ver, lo que es visto y el acto de ver son partes interdependientes de la
misma totalidad. En cada momento la mente disfruta del surgimiento de sus
propias habilidades y todo se vuelve espontáneo y fácil.
Estas
cinco reglas están relacionadas, con los llamados "venenos" del
Budismo Tibetano. Todas las enseñanzas budistas están relacionadas.
Debemos de
apartarnos de uno de los tres venenos principales. Del odio; de ese deseo
profundo de dañar a alguien o de destruir su felicidad, el odio está
relacionado con muchas otras emociones, como el resentimiento, la enemistad, el
desprecio, la aversión, venenos que crecen y que van devorando el alma humana.
Las diversas
situaciones conflictivas (reales o no) son excesivamente valoradas, al no
conceder tanta importancia a estas y los pensamientos que de ellas provienen,
nos da una perspectiva desde la cual podemos tener más presente la relatividad
intrínseca de todas estas situaciones, ya que solo existen durante un tramo del
nuestro camino.
Vemos que la
humildad es el antídoto al veneno del orgullo. Una persona
humilde no tiene nada que perder o qué ganar. Si le alaban, piensa que es por
lo que es capaz de lograr, no por sí misma como persona. Si le critican, piensa
que exponer sus faltas es la mejor ayuda que alguien puede hacerle. Libre de
esperanza y de temor, la persona humilde se mantiene despreocupada y sin
afectaciones. Paradójicamente, la humildad también
favorece la fortaleza del carácter: la persona humilde toma decisiones de
acuerdo con lo que piensa que es justo y se apega a ellas, sin preocuparse de
su imagen o de lo que la gente dirá de ella.
La humildad es una
cualidad que se encuentra invariablemente en la persona sabía que ha adquirido
muchas cualidades, es decir, es cuando el árbol está tan cargado de frutos que
las ramas se doblan hacia el suelo, mientras que la persona orgullosa es como
el árbol cuyas ramas desnudas apuntan hacia el cielo.
La humildad es un
componente del altruismo, ya que a la persona humilde le preocupan las demás
personas en forma natural y está atenta a su bienestar. Existe un fuerte
vínculo entre la humildad y la capacidad de perdonar, donde las personas que se
creen superiores juzgan las fallas de otros más duramente y las consideran como
menos dignas de perdón
Lo importante es
el acto de dar (sin la intención de recibir), por eso, lo importante es que
ofrezcamos cosas que nosotros creemos valiosas e importantes. Ya que ahora nos
estamos fijando más en nuestro acto personal generoso que en el que recibe, si
damos cosas que consideramos buenas y valiosas estamos generando mayor
generosidad que si ofrecemos algo que no apreciamos.
La generosidad es una actitud con la que estamos
dispuestos a dar todo lo que necesiten los demás. Realmente no significa que tengamos
que despojarnos absolutamente de todo y volvernos sumamente pobres, como si la
pobreza en sí misma fuera una virtud, según se considera en algunas religiones.
Podemos hacer lo mismo con los paisajes hermosos, el buen clima, una comida
deliciosa, etcétera. ¡Todo esto cuenta como generosidad! Podemos ser generosos,
no solo con las cosas que poseemos, sino también con aquellas que no pertenecen
a nadie. En la meditación, podemos imaginar que damos todo tipo de cosas
maravillosas a los demás, pero si tenemos algo que realmente pueda ser de ayuda
para alguien y lo necesita, entonces no solo imaginamos que se lo damos, ¡en
realidad se lo damos!
La generosidad es lo opuesto de la tacañería, la
cual es la falta de disposición para compartir o darle algo a alguien más. Esta
tacañería va a menudo acompañada por un sentimiento de que, si damos a otras
personas, entonces no quedará nada para nosotros. Pero, por el contrario:
"Si me lo quedo todo para mí,
¿qué quedará para dar a los demás?"
Refrán tibetano.
Debemos tener cuidado de no convertirnos en
fanáticos. Mientras trabajamos para ayudar a los demás, necesitamos comer y
dormir. Necesitamos cuidar de nosotros mismos también, así que con la
generosidad estamos hablando más de compartir lo que tenemos. Así que no
podemos ni debemos, darlo todo hasta morir de hambre. Pero aun así deberíamos
estar dispuestos a dar.
La generosidad también incluye compartir lo que se
conoce como nuestras “raíces de virtud”, que son los potenciales positivos de
cualquier fuerza positiva que hemos desarrollado.
Quinta Regla para la felicidad: "acepta más, espera menos".
Si aceptamos las
cosas como nos las encontramos nuestra felicidad será mayor. Si por contra
siempre nos hacemos una idea de lo que deseamos que nos pase y nos imaginemos
como queremos que sea lo que sabemos que va a suceder, al ver la realidad
caeremos en una comparación y nos decepcionaremos. No debemos hacer demasiados
planes ni deseos para el futuro, debemos tener una actitud abierta a lo que se
nos muestre, aceptando toda clase de cosas.
El
secreto del budismo tibetano para ser feliz. Un gran maestro dijo una vez: «La sabiduría me
dice que soy nada; el amor me dice que lo soy todo. Entre los dos fluye mi
vida». En cierta ocasión el Buda definió el camino
espiritual que conduce a la iluminación como «la liberación del corazón y de la
mente, que es el amor». Aprender a amar la vida en todas sus formas y amar
incondicionalmente a todos los seres es el camino para dejar de sufrir en
nuestro interior. Practicar el amor incondicional y la compasión son poderosas
herramientas para la transformación.
Creo que de esta
forma al caminar vamos a incrementar nuestra felicidad: alejándonos del odio,
las preocupaciones y el orgullo y abrazando la generosidad y la actitud mental.
Las cuatro nobles verdades del Budismo.
Primera: Noble Verdad: La vida incluye el sufrimiento.
Todos hemos
pasado por situaciones frustrantes y dolorosas. De hecho, una buena parte han
sido experiencias que nos hacen sentir miserables y nos parece que todo el
dolor del universo está puesto en nuestros hombros. Nos preguntamos porqué nos
tocó a nosotros sufrir esto, nos conmiseramos y casi siempre generamos una
resistencia y apatía contra las personas que nos hicieron daño. Buscamos
venganza.
Lo que no vemos
es que no somos los únicos que sienten dolor. Todas las personas del mundo
sufrimos emocionalmente y nos hacemos la vida de cuadritos porque X situación
no sale justo como la imaginábamos.
Nacer, crecer,
amar, comer y todos los verbos que pongan aquí resultan en dolor en algún
punto. Esto es porque la vida incluye el dolor emocional y todos los seres
humanos lo experimentamos.
Hay muchas
clases de sufrimiento. Si nos duele la cabeza o tenemos gripe, es dolor físico
y no lo controlamos; simplemente sucede porque tenemos un cuerpo.
Pero los humanos
nos caracterizamos por crearnos situaciones que nos hacen sufrir. ¿Recuerdas
que cuando eras adolescente sufrías por todo? Cuando no te daban permiso,
cuando esa persona que te gustaba no te hacía caso, cuando tus amigos no te
invitaban, cuando no podías comprarte un disco. Toda la experiencia de la
adolescencia produce sufrimiento.
Y tu vida adulta
no es diferente. Ahora sufres porque no te alcanza para una casa enorme, porque
quieres un mejor auto, porque tienes un trabajo miserable (y yo levanto la mano
aquí), porque las cosas no salieron como quieres, porque comiste mucho y ya no
te queda tu ropa.
Tus apegos, positivos o negativos, son la causa del sufrimiento emocional.
Tercera: Noble Verdad: El sufrimiento siempre termina
Una realidad es
que nada es para siempre. No importa qué tan perfecto esté tu fin de semana en la
playa, sabes que el lunes tienes que estar temprano para trabajar.
Si estás en la
fiesta más divertida de tu vida, sabes que durará sólo un poco más y luego
tendrás que ir a casa a dormir.
El sufrimiento
se comporta igual: siempre se acaba.
El problema con
el sufrimiento, y como con todas las emociones negativas, es que es muy
poderoso. Una hora de sufrimiento puro borra de nuestra memoria 10 años de
felicidad. Hay situaciones en las que parece que todo el mundo se viene abajo,
hay desolación en nuestros corazones y todo indica que así será el resto de
nuestras vidas.
Pero al final,
contigo o sin ti, el sufrimiento termina. Siempre.
Cuarta: Noble Verdad: Existe un camino para terminar con el sufrimiento.
Si somos
inteligentes y comprendemos que mentir, robar, matar, beber alcohol o
desvelarse traen consecuencias, dejamos de hacerlo. Terminamos con una conducta
que nos hace daño.
De la misma
manera, el sufrimiento es igual. Se puede acabar o, al menos, aminorar si somos
inteligentes y si de verdad nos dedicamos a ello.
Vivir en calma y
paz es invaluable, aun a pesar de nosotros mismos.
Hoy en la radio escuché algo similar, me interesó tanto que navegando re-encontré tu publicación. Gracias
ResponderEliminarExcelentes preceptos, falto inlcuir el miedo que es amigo del ego. Pero debe aplicar igual para aminorarlo o no ser conscientes de el.
ResponderEliminarYo di con esta pagina buscando una imagen maya.
Saludos muy buen blog.
me parecio excelente gracias ☺
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