Las imágenes.

Los espíritus de las imágenes, que se refractan de los espejos, espíritus de nuestra imagen, ellos solo reflejan lo que parecemos ser, pero hay espíritus que nos permiten mirarnos por dentro cuando vemos el espejo, vemos la imagen de lo que somos.

Cuentan que cuando los pequeños pastores jugaban cerca del agua el volteo y vio una imagen en el agua, se sorprendió y su asombro fue inmenso, ella, la niña se acerco y vio su imagen y la de él en el agua, eran como ellos, solo que se veían tan distantes, él al verse miro lo que quiso ver, se miro a si mismo con la purpura y el laurel, ella solo miro dos niños deseando jugar a crecer.

Por eso los espíritus de los espejos solo reflejan la mitad de lo que somos, para que cada quien admire lo que desea ser o sencillamente se vea tal y como es.

También cuentan que los espejos y el agua guardan las imágenes de todos, para que siempre sepamos que los sueños y la vida a pesar de ser únicas son también espíritus de cada ser que se mira y se ve reflejado.

Pero hay que tener cuidado cuando miremos nuestro reflejo, porque a veces, las imágenes se llevan los espíritus de aquellos que se asoman, por eso es importante mirarse siempre con mucho cuidado, con valor y prudencia, haberles siempre a los espíritus de cada espejo, del agua en que nos vemos, hay que decirles que deseamos ver y hacerlo con las manos y el corazón limpios, para que no se queden con nuestro espíritu ni con nuestros sueños, que solo guarden la imagen nuestra que se esta reflejando en ese momento.

Y recordar que lo único que podemos ver es solo la mitad, lo que es visible, lo que nos cubre, como la ropa, como los sueños y las ambiciones, lo demás, la otra mitad tan solo la vemos nosotros.

Alejandro.