sábado, 2 de abril de 2011

Un poco de Batiz y Santana




Siempre es interesante las conexiones que la vida va dando, muchas de ellas nos llevan a lugares desconocidos y maravillosos, hoy quiero contarles una pequeña historia, algo que sucedió hace tanto tiempo que más parece del mundo de lo irreal, al menos para quienes tuvimos la oportunidad de vivirlo.

La huelga había iniciado, el sindicato, el primer sindicato bancario en los últimos 50 años del país (1982). En ese proceso de reconocernos como trabajadores, como constructores (albañiles, ¡¡¡pues!!!) de un cambio, como parte de los sin nombre, de los sin rostro, hubo un baile, ah! tan bello como el de la Cenicienta (bueno, si fue la Bella Durmiente no importe, total al caso es igual) en fin, la cosa es que en ese lugar, bastante oscuro y con aroma de alcohol, cuerpos y “juanita” y mientras intentaba bailar (gracia que no se me da), beber y fumar (eso si se me da) escuche al guitarrista y sencillamente, al igual que todos los revolucionarios bailarines (en serio, debería de exigirse que los revolucionarios tomaran clases de baile, es que, ¡por dios! Somos unos analfabetas funcionales del ritmo) él era Javier Bátiz, un hombre congruente, alguien que es un maestro de la guitarra y con una voz rítmica de aguardentoso, que, aunque usted no lo crea se escucha estupenda, nos dejó sin movimiento alguno, poco a poco todos volteamos a verlo y a dejar que la música, como todo el arte, tomara forma y se introdujera en nuestros cuerpos por cada uno de los poros, porque saben, solo así es posible sentir el arte.

Él es (eso creo) de Tijuana, ahí conoció hace muchos años, tanto como Vietnam y Berckley recuerdan llego de Jalisco ese joven se llama Carlos Santana y quería aprender a tocar guitarra, quería decir cosas y Javier decidió enseñarle como la música dice, como se habla, como se siente, el gozo, el dolor, el placer.

Así sin querer, hace muchos años conocí a dos maestros a Javier Batiz y a Carlos Santana, les dejo esto para que disfruten y sean felices, de Javier, creo que más que no haber logrado el “ÉXITO”, logro algo más, ser el mismo y cuantos de nosotros no daríamos lo que el mundo nos ha dado por ser nosotros mismos y vivir así con nuestras familias?, esa es una pregunta que pocos se atreverán a hacerse y mucho menos a responder.

Los dejo con dos videos.

Alejandro.

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