El encuentro entre Ignacio y Estela de Carlotto:
"La verdad no es buena ni mala. Es la verdad. Y hay que saberla"
Ignacio de
los Reyes BBC Mundo, Buenos Aires
El primer abrazo en público entre Ignacio Montoya y
su abuela Estela de Carlotto.
En la casa de la hija de Estela de Carlotto, la
presidenta de la organización argentina de Abuelas de Plaza de Mayo, se prepara
una fiesta.
Se juntarán para celebrar que hace un año que
Ignacio conoció a su verdadera familia. Para conmemorar que Estela finalmente
encontró a su nieto. Para recordar el día en que Argentina supo lo que era una
historia con final feliz.
El 5 de agosto de 2014, una jueza comunicó a Estela
de Carlotto, que durante casi cuatro décadas buscó al bebé robado de Laura, su
hija asesinada por el régimen de la Junta Militar, que un tal Ignacio Hurban,
un músico criado por una pareja de campesinos en Olavarría, en la provincia de
Buenos Aires, compartía su ADN.
Aquel niño, llamado por su madre Guido, tenía ya 36
años y se había presentado unas semanas antes ante la Comisión Nacional por el
Derecho a la Identidad (Conadi) porque tenía dudas sobre su propia historia.
Lea también: "Cómo cambió mi vida saber que
soy nieto recuperado"
Allí se sometió a pruebas de ADN que confirmaron
que era el hijo de la estudiante de historia y militante de izquierda Laura
Carlotto, muerta en un centro de detención clandestino dos meses después de dar
a luz, en 1978; y de Oscar Walmir Montoya, artista y activista asesinado en
1977.
Aquel encuentro y la fotografía del primer abrazo
público entre abuela y nieto conmovió al país y dio la vuelta por todo el
planeta.
BBC Mundo habla un año después con sus
protagonistas sobre el proceso de reconstrucción de la identidad y el
significado de aquel día para Argentina.
LA MAÑANA
DEL 5 DE AGOSTO
Ignacio decidió conservar el nombre que le dio la
familia que le crió. Cambió sus apellidos.
Mi nombre es Ignacio Montoya Carlotto y soy músico.
Y soy el nieto recuperado 114 de Abuelas de Plaza
de Mayo.
Mentiría si dijera que todo lo que viene después es
una felicidad absoluta, pero la verdad no es buena ni mala. Es la verdad. Y hay
que saberla.
Ignacio Hurban
Su presidenta, Estela Barnes de Carlotto, se
transformó el 5 de agosto de 2014 en lo que siempre fue: mi abuela.
Una vez yo estaba con mi mujer en la cama viendo
televisión y al ver a Estela decía "pobre esa mujer, capaz se muere y no
encuentra nunca al nieto".
La historia de la búsqueda de Estela de su nieto es
de sacrificio, signada por un dolor enorme como fue la pérdida de su hija. Por
eso la noticia de aquel encuentro fue algo muy fuerte para el país, como ganar
un Mundial de Fútbol.
Todo el mundo tenía esa cosa de pensar que nunca
iba a suceder. Eso generó un ejercicio de alegría colectiva como pocas veces
hemos visto. Valió la espera.
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De Carlotto estima que hay más de 300 nietos que
aún quedan por recuperar.
Mi nombre es Estela Barnes de Carlotto.
El 5 de Agosto de 2014, después de 36 años de
búsqueda del bebé de mi hija Laura, que le fue robado en un centro clandestino
de detención, tuve la felicidad de que una jueza me informara de que habían
encontrado a mi nieto Guido.
Desde ese momento se me iluminó la existencia, me
sentí con una misión cumplida.
Comenzó una nueva etapa que yo había vivido en
otras abuelas que habían ido encontrado a sus nietos.
El hallazgo de mi nieto Guido fue un sacudón de
esperanza. Mucha gente compartió ese momento como un triunfo social,
generacional.
Es la demostración de que puede haber una lucha en
paz desde el amor y la perseverancia... y que tenga éxito.
Ignacio se ha convertido en el más reciente
integrante de la numerosa familia Carlotto y de los Montoya, del sur del país.
Ignacio, llamado Guido por su familia biológica,
nació el 2 de junio de 1978 en el centro clandestino de detención "La
Cacha", en la ciudad de La Plata. Su padre eran militante montonero y su
madre miembro dela Juventud Universitaria Peronista, que luchaban contra el régimen
de la Junta militar.
Durante casi cuatro décadas, Estela de Carlotto
buscó a su nieto y colaboró para encontrar a los hijos de miles de
desaparecidos durante los años de la Junta Militar argentina (1976-1983).
Fundó la organización de Abuelas de Plaza de Mayo a
fines de los 70, considerada en varias ocasiones como candidata al Premio Nobel
de la Paz, su búsqueda pronto se convirtió en un símbolo de la lucha por los
Derechos Humanos en Latinoamérica.
LA NUEVA
IDENTIDAD
IMC: A veces me dicen: "Ahora sabés quién
sos".
Para mí la identidad fue una especie de equilibrio
entre todas las vidas que se atravesaron aquel 5 de agosto. No me siento
diferente en cuanto que la idea de identidad se va realizando paso a paso, día
a día, en la cotidianeidad.
El tiempo perdido no se recupera. Cuando yo veo una
fotito de él siendo bebito, se me estruja el alma. ¿Por qué no lo pude tener
yo?
Estela de Carlotto
Cuando un nieto encuentra su familia biológica, una
de las cosas que cambia es el DNI. Hay dichos que aseguran que mi mamá había
pretendido llamarme Guido, como mi abuelo. Por tanto la búsqueda de las Abuelas
durante tantos años me puso ese nombre.
Durante un momento lo dudé, luego me di cuenta de
que mi nombre es Ignacio. No es una decisión que he tomado y de la que luego me
pueda volver atrás. Lo he sentido así: soy Ignacio, no soy Guido.
Laura y Walmir eran militantes de izquierda durante
los años que siguieron al golpe de Estado.
EC: Yo lo llamo "mi nieto".
Entendimos y respetamos que quisiera conservar el
nombre de Ignacio. También le llamo Pacho, un apodo que le pusieron sus amigos.
Me comentó casi como pidiéndome disculpas que no
quería ponerse Guido. Si le tengo que decir, le digo Ignacio, para no
molestarle.
EL TIEMPO
PERDIDO
IMC: Mi mamá y mi papá son alguien que nunca voy
a conocer, por mucho que lea muchos libros o por mucho que me cuenten sus
amigos, sus hermanos, sus compañeros de militancia…
Ellos se conocieron en la clandestinidad, por lo
que hay muy poca información de la parte más jugosa, de la relación de papá y
mamá.
Laura, la hija de Estela, fue asesinada a los dos
meses de dar a luz a su hijo Guido.
EC: Estoy en permanente observación de sus gestos,
de sus manos, porque todavía estoy conociéndolo.
El tiempo perdido no se recupera. Cuando yo veo una
fotito de él siendo bebito, se me estruja el alma. ¿Por qué no lo pude tener
yo? ¿Por qué esa ropita no se la pude hacer yo? ¿Por qué esa bicicleta no se la
pude regalar yo?
El hallazgo de mi nieto Guido fue un sacudón de
esperanza. Es la demostración de que puede haber una lucha en paz desde el amor
y la perseverancia... y que tenga éxito
Estela de Carlotto
Ahora me gusta hacerle regalos, cada vez que lo veo
le doy algún chocolate… ¡hasta juguetes me encanta regalarle!
Yo lo buscaba sin saber cómo era, qué pensaba…
Ahora ha pasado un año y todavía nos estamos conociendo.
El es tal y como yo lo soñaba, solo que su rostro
no es ni remotamente como yo lo imaginaba. Yo buscaba a Laura en la cara de él,
pero se parece a su padre, al que yo no conocí.
Sé que es un defecto de abuela, pero yo le veo
perfecto.
De Carlotto (izda) fue una de las primeras madres
en dar vueltas por la Plaza de Mayo para exigir la verdad sobre el destino de
sus hijos desaparecidos.
Ignacio fue el nieto número 114 recuperado e
identificado desde el fin del régimen militar argentino, pero la organización
de Abuelas cree que podría haber cientos más.
En muchos casos, los padres adoptivos se han
enfrentado a procesos judiciales por la apropiación de hijos de activistas
desaparecidos. Es el caso del matrimonio de campesinos que acogió a Ignacio,
los Hurban, cuya causa aún está abierta.
En 2012, el ya fallecido gobernante de facto Jorge
Videla fue condenado a 50 años de prisión por el robo sistemático de bebés,
mientras Reynaldo Bignone fue sentenciado a 15 años.
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LA OTRA
FAMILIA
IMC: Mi relación con mi ellos se mantiene en la
privacidad, les guardo un enorme amor y gratitud gigante.
Cada caso de restitución de los nietos es
diferente. Cortados por la misma matriz: el plan sistemático de sustracción de
bebés.
Pero en nuestra vida cada historia es diferente.
Quedan unas 400 personas de mi edad que en este
momento no saben quiénes son sus padres o tienen dudas. La misma cantidad de
familias buscando a un ser querido que no saben dónde están.
Les diría que vayan a Abuelas, que ante la menor
duda, no lo eviten.
Mentiría si dijera que todo lo que viene después es
una felicidad absoluta, pero la verdad no es buena ni mala. Es la verdad. Y hay
que saberla.
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Abuelas estima que 30.000 personas desaparecieron
bajo el régimen de facto de la Junta Militar (1976-1983).
EC: En Abuelas tenemos claro que hay diferentes
casos de apropiadores.
En lo personal, creo que (la pareja que crió a
Ignacio) es gente muy humilde, ignorante quizá de lo que estaban haciendo,
obedeciendo al patrón del lugar de campo que cuidaban.
Nunca le dijeron nada al hijo que criaron, que era
la orden que les había dado el patrón, pero sí falsearon un nacimiento que no
existió, con la firma de un médico cómplice.
Ese delito tiene que ser juzgado. Yo no soy quién
para absolverlos ni para condenarlos.
LA MUSICA Y
LAS ABUELAS
Ignacio, músico, está a punto de sacar su primer
disco bajo su nuevo nombre.
IMC: La música es fundamental para mí y para mi
vida.
Siempre fue una pregunta... ¿cómo yo llegué ahí,
siendo que yo me crié en un ambiente proclive al desarrollo de otras
actividades tan diferentes (la familia con la que se crió vive y trabaja en el
campo)? Me vi en esa disyuntiva durante toda una vida.
Ahora comprendo que había un ejercicio musical en
las familias Montoya y Carlotto que hizo que despertara esa vocación.
La música me fue acercando a lugares que fueron
mágicos: tocar en Música por la Identidad, en los 24 de Marzo (Día Nacional de
la Memoria por la Verdad y la Justicia), haber escrito canciones alusivas al
tema sin saber todo esto es un poco inquietante, movilizante, perturbador…
La música ha sido mi refugio y mi norte ante un
impacto tan fuerte.
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EC: No he cambiado en absoluto mi relación con la
institución, sigo viniendo todos los días a Abuelas porque tengo que buscar a
los que faltan, que son más de 300.
El hecho de que yo lo haya encontrado no significa
cortar con una lucha. A mí me ayudaron mis abuelas, mis compañeras.
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