Carta a Alejandro
México en el primer día del resto de mi vida.
Para variar ese no dejar de pensar, ese tic – tac, tic – tac no me abandona, lo que es seguro es que no soy de pilas ni de energía solar (¿seré de gas?), en fin, la cosa es que he pensado a mi me encanta la alegoría del marinero y ese frágil barco de madera cruzando los océanos, sobre todo porque sobre ti esta el cielo y por las noches las estrellas y la hermosa luna (si, esa que aun nos queda), mientras que el barco es sostenido por las inmensas aguas del océano, el viejo y colérico Poseidón (decía el buen Cavafis) claro y esas terribles tempestades, que le pregunten a Odiseo, fue a caer en las manos (y en todo lo demás de esa mujer hechicera Cirse y bueno, ni que decirse) o de Eneas que llega a la Tunicia y se encuentra a la Tunicia, a la bella Dido (esa mujer si me fascina), y todo ¿por qué?, porque el enojón de Poseidón organizaba junto con Eolo (Ehecatl, en nahua, gracias, de nada ese fue un breviario cultural, intercultural, atemporal y metafísico) unas tormentas dignas de narrarse por Homero (sic) y Virgilio (este sin sic).
Más por eso la aventura es extraordinaria, porque siempre llegas a algún lado, como marinero, como naufrago, como espíritu llevado por el viento o como sirena o tritón, siempre llegas, el abordar, arriar las velas, desatar los cables, levantar el ancla, saber que el viento es oportuno, y salir de puerto, con lo que eres, porque a fin de cuentas ese es tu atuendo y la desnudez se lleva con dignidad, porque ahí en ese cuerpo está viviendo el soplo divino.
Y esa aventura es tan larga y conoces a lo largo de tantos puertos y ciudades, de tantos campos y montañas, de valles y desiertos muchos rostros, muchas voces, sonidos, colores, aromas, en los primeros momentos del viaje la aventura es la emoción, aguardando encontrar los rincones del mundo, las ciudades más bellas, ser como Simbad y rescatar y casarse con una princesa, después, con la marcha hay días en que el viento no sopla, que languidece y que te sientes desfallecer y alguien grita, ¡tierra!, ¡tierra!.
Sin embargo, lo didáctico es eso de la vida, de sus fases, yo creo que es como la luna, ahí está, desde hace tanto que no logramos recordar alguna noche sin ella, por muy oscuro que se encuentre sabemos que ella ahí está, sabemos que nosotros, nuestros hijos y los hijos de sus hijos habrán desaparecido y ella ahí está, y sin embargo, ella también tiene fases, aparece y desaparece lentamente, la vida es así, ahí está, ahí ha estado, ahí estará (a pesar de nuestros intentos por destruirla) y la vida también tiene fases.
¿Por qué será que todo en la vida son etapas (o fases) ¿tendrá algo que ver la luna?, hoy es un tiempo muy especial donde no se sabe muy bien el límite entre realidad y fantasía. Es tiempo de hacer lo que se gusta y goza, volar y llegar tan alto para después dejarse llevar por el viento ojala (del árabe “Dios quiera”) y hubiese un río ya que en esta época seria un escenario perfecto para divagar.
Hoy paso el tiempo, los hijos se hicieron grandes, la madurez calmo los ánimos y hemos de darnos cuenta que es saludable dedicarle algún tiempo cada día a los sueños, sean realizables o no; no perder la capacidad de asombro, y teniendo amigos qué no la juzguen, sino que la acepten, eso nos ha ayudado a crecer y hoy es una nueva vida, es Luna Nueva la que comienza a brillar y a mostrarse de a poco, como luna nueva con bata de cola blanca y con estrellitas.
Creo que no es que volvamos a nacer ni estrenemos vida, ni siquiera que sea otra, es parte de lo mismo, es como el movimiento constante del péndulo (¿alguna vez te comente que ese es el instrumento que Dios usa para medir el tiempo?), aparentemente es el mismo camino, un extremo y el otro, pero cada vuelta es diferente, está dibujando y trazando con delicadeza y firmeza la vida, así esta nueva luna es porque el momento de las treguas concluyeron, es el tiempo de los sueños, de los anhelos, de los placeres.
No sé cuantas lunas más queden por cruzar el firmamento, pero si se que podemos andar con un pequeño morral, sin cosas que no necesitemos, solo guardando bien los sueños y las esperanzas y cubriéndonos con la ilusión con que hemos vivido, hoy nuestros sueños no son los de ser reyes o princesas, sino de ser, así de sencillo.
Por eso me gusta caminar y me placen los caminos de tierra, entre bosques y cultivos, caminar y dormir bajo las estrellas y cuando llueve, empaparte y saber que estará mojado y no te importa, que el barro llega más alto de los tobillos, que el frio es terrible, pero eso es caminar, es sentir y disfrutar del hecho de poder hacerlo.
En fin, otra vez dije un montón de cosas, espero y sea cuerdo el texto porque yo creo estar chalado.
Cuídate mucho, sin ti, siento que no existo.
Con afecto (en serio un montón).
Alejandro.
PS. Transmitiendo en vivo (todavía) desde Ilión para ustedes Alexandron el más Chin (ese es mi apellido chino y que en el más genuino mexicano se dice chingón o sea un poco más que superman y Einstein).
Pero qué bonito escribes!!
ResponderEliminarEso, eso, cuídate mucho que sin tí por supuesto que no existes!!
Me da qué pensar eso de que te escribas a tí mismo... Yo por lo menos te leo, escucharte no puedo!