En las cosas
humanas hay una marea que si se toma a tiempo conduce a la fortuna; para quien
la deja pasar, el viaje de la vida se pierde en bajíos y desdichas
Julio Cesar, acto IV, escena III
Estamos hechos
de la misma materia que los sueños
La tempestad
William
Shakespeare
Así
hablan los poetas, acaso porque la poesía es más método que estrategia o un
poco más de entendimiento que de valor.
Quienes
escriben añoran a los lectores, quienes caminan lo hicieron tan solo dando un
paso, quienes sueñan posen alas y vuelan, los demás, todos los otros, solo
vivimos…
Dentro
de algunos días es mi cumpleaños, así que el cambio de año me viene casi con el
de edad, en estas fechas, cuando pasa un año se suele rememorar y a veces hasta
hacer una valoración de lo hecho en esos 365 días (claro, si no es bisiesto),
ese mirar lo andado, y sucede como con las culpas, por lo general, cuando somos
estrictos, lo convertimos en un juicio sumario, así que casi casi, estamos en
el cadalso y la picota, otras veces, somos indulgentes, ah! y también sirven
como parámetro y referencia los propósitos hechos en fechas similares el año anterior
o en otros años, y como la mayoría se olvidaron al dia siguiente de haberlos
pronunciado, pues sólo nos queda volverlos a hacer, total, si esto es como una
promesa de político, no importa mientras no lo tomemos o alguien más lo tome en
serio y debamos de al menos intentar hacerlo, lo cual entonces se torna
frustrante.
En
lo personal no creo en esas cosas, ni en los proyectos de vida, he vivido y he
tenido una buena vida, no he buscado nada en específico como recompensa y no me
impongo retos, creo que la vida se construye cotidianamente, con cada acto,
palabra o anhelo, con cada beso, caricia o lagrima, con cada enojo o alegría.
En
casa no festejamos la navidad, de hecho esto sucedió cuando era niño y cuando
mis hijos lo eran, hoy es tan solo un día como cualquier otro, más el día
importante para mi es el año viejo y el año nuevo, ese día cocino, arreglo la
casa, hay flores y velas, ese día vienen mis hijos y mi nieta, este año fue
estupendo, fue como un poder reinventar la familia, reinventarnos a nosotros
mismos.
Creo
que en la vida hay ciclos que no inician ni concluyen con el calendario, que se
abren y cierran no son unos con otros, sencillamente suceden, la gran mayoría de
las veces son invocaciones hechas por nosotros mismos, como las brujas de
Macbeth, sortilegios donde atamos y desatamos futuros.
No
acostumbro pensar en el año nuevo como una oportunidad ni la vida como un reto,
la vida es una aventura y más que oportunidades son aprendizajes, formas de
entender y de participar, es caminar y no pensar en el final, sino en la vida
misma, en disfrutar lo que se es, en aprender que el dolor es condición humana,
por eso los Dioses nos envidian, porque ellos pueden amar, sentir rencor pero jamás
sabrán lo que es el dolor.
Así
que este año que inicia, solo puede desearles a todos que vivan, que caminen,
que el final ahí esta, lo importante es el camino, que el pasado y el futuro
son categorías humanas, al menos la física cuántica postula que el tiempo es
uno mismo y no es lineal, que en los pocos momentos que seamos felices no los
cuestionemos, dejémosles ser, que demos una oportunidad a la alegría, a la
tolerancia, al amor, por raro y difícil que sea, vale la pena.
No
busquemos la piedra filosofal, el conocimiento, la sabiduría se aprenden, se
comen y los sueños y las esperanzas no se van ni fallecen solo hace falta
dejarlas salir para que vuelvan a florecer.
Termino
con algo que decía Homero “Los hombres se
cansan antes de dormir, de amar, de cantar y bailar que de hacer la guerra”,
ojala (del árabe “Dios quiera”) que
nos cansemos de la guerra y de la violencia y no de amar, cantar y bailar.
Que este año sea lleno de alegría, cantos, amor y algunas lagrimas con un poco de vino y siempre con el corazón bien puesto y los ojos dispuestos a asombrarse.
Que este año sea lleno de alegría, cantos, amor y algunas lagrimas con un poco de vino y siempre con el corazón bien puesto y los ojos dispuestos a asombrarse.
Alejandro
Diciembre 2012 / enero 2013
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