Yo creo que las palabras se van gastando, así dejan
de ser, se trasmutan y adquieren una personalidad diferente, es entonces cuando
quedan huecas, son fantasmas y así se vuelven desechables, cuando eso sucede
nos volvemos más pobres, mas ciegos, sordos y mudos, les dejo con un texto de Cortázar.
Alejandro.
Las palabras se
gastan
Julio
Cortázar
"Si algo
sabemos los escritores es que las palabras pueden llegar a cansarse y a
enfermarse, como se cansan y se enferman los hombres o los caballos. Hay
palabras que a fuerza de ser repetidas, y muchas veces mal empleadas, terminan
por agotarse, por perder poco a poco su vitalidad..."
"Sabemos muy bien cuáles
son esas palabras en las que se centran tantas obligaciones y tantos deseos:
libertad, dignidad, derechos humanos, pueblo, justicia social, democracia,
entre muchas otras.
Sin la palabra no habría
historia y tampoco habría amor; seriamos, como el resto de los animales, mera
sexualidad. El habla nos une como parejas, como sociedades, como pueblos.
Hablamos porque somos, pero somos porque hablamos…
Todo esto sería acaso
menos grave si frente a nosotros no estuvieran aquellos que, tanto en el plano
del idioma como en el de los hechos, intentan todo lo posible para imponernos
una concepción de vida, del estado, de la sociedad y del individuo basado en el
desprecio elitista, en la discriminación por razones raciales y económicas, en
la conquista de un poder omnímodo por todos los medios a su alcance, desde la destrucción
física de pueblos enteros hasta el sojuzgamiento de aquellos grupos humanos que
ellos destinan a la explotación económica y a la alienación individual.
Si algo distingue al
fascismo y al imperialismo como técnicas de infiltración es precisamente su
empleo tendencioso del lenguaje, su manejo de servirse de los mismo conceptos
que estamos utilizando aquí esta noche para alterar y viciar su sentido más
profundo y proponerlos como consignas de su ideología. Palabras como patria,
libertad y civilización saltan como conejos en todos sus discursos, en todos
sus artículos periodísticos. Pero para ellos la patria es una plaza fuerte
destinada por definición a menospreciar y a amenazar a cualquier otra patria
que no esté dispuesta a marchar de su lado en el desfile de los pasos de ganso.
Para ellos la libertad es su libertad, la de una minoría entronizada y
todopoderosa, sostenida ciegamente por masas altamente masificadas. Para ellos
la civilización es el estancamiento en un conformismo permanente, en una obediencia
incondicional…
Por la muy simple razón de
que nuestros enemigos han mostrado sus capacidad de insinuar, de introducir
paso a paso un vocabulario que se presta como ninguno al engaño, y si por
nuestra parte no damos al habla su sentido más auténtico y verdadero, puede
llegar el momento en que ya no se vea con la suficiente claridad la diferencia
esencial entre nuestros valores políticos y sociales y los de aquellos que
presentan sus doctrinas vestidas con prendas parecidas; puede llegar el día en
que el uso reiterado de las mismas palabras por unos y por otros no deje ver ya
la diferencia esencial de sentido que hay en términos tales como individuo,
como justicia social, corno derechos humanos, según que sean dichos por
nosotros o por cualquier demagogo del imperialismo o del fascismo.
Un ejemplo entre muchos
puede mostrar la cínica deformación del lenguaje por parte de los opresores de
los pueblos. A lo largo de la segunda guerra mundial, yo escuchaba…que las
noticias difundidas por la radio de Hitler comenzaban cada vez con esta frase:
Aquí Alemania, defensora de la cultura». La repetía mientras millones de judíos
eran exterminados en los campos de concentración.
Eso sucedía en los años
cuarenta, pero la distorsión del lenguaje es todavía peor en nuestros días,
cuando la sofisticación de los medios de comunicación la vuelve aún más eficaz
y peligrosa puesto y desde los canales de la televisión o las ondas radiales
puede invadir y fascinar a quienes no siempre son capaces de reconocer sus
verdaderas intenciones.
Y así podíamos seguir
pasando revista al doble juego de escamoteos y de tergiversaciones verbales que
como se puede comprobar cien veces, golpea a las puertas de nuestro propio
discurso político con las armas de la televisión, de la prensa y del cine, para
ir generando una confusión mental progresiva, un desgaste de valores, una lenta
enfermedad del habla, una fatiga contra la que no siempre luchamos como
deberíamos hacerlo.
La tecnología le ha dado
al hombre máquinas que lavan las ropas y la vajilla, que le devuelven el brillo
y la pureza para su mejor uso. Es hora de pensar que cada uno de nosotros tiene
una máquina mental de lavar, y que esa máquina es su inteligencia y su
conciencia; con ella podemos y debemos lavar nuestro lenguaje político de
tantas adherencias que lo debilitan. Sólo así lograremos que el futuro responda
a nuestra esperanza y a nuestra acción, porque la historia es el hombre y se
hace a su imagen y a su palabra".
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