“…que el amor no es esencialmente una relación con
una persona específica sino una actitud del carácter que determina el tipo de
relación de una persona con el mundo como totalidad, no con un objeto amoroso”
Eric Fromm “El arte de amar”
“El temor que nos sobrecoge es
un temblor sagrado. Un hombre ama a una mujer y la besa: de ese beso nace el
mundo...Creces, surges, fuera, dentro, impalpable, en el aire y el alma -un
alma como aire mecido en música con un tacto de luz…Doy gracias a Dios porque
existes”.
Octavio Paz, Fragmento de carta a Elena Garro.
“Amor eterno amor Atl, la
palpitación de mi corazón es el sonido de tu nombre, que amo con toda la
frescura de mi juventud, único ser que adoro, moja los ojos de tu amada con el
semen de tu vida, para que se sequen de pasión, quien no ha…y será, más que tuya”.
Fragmento de carta de Nahui
Ollin a el Dr. Atl:
Creo
que el único tema sobre el cual el alma humano se ha volcado desde la creación
es el amor, pues es punto de partida o llegada, es el camino, llena toda la
vida humana, desde lo trascendente, heroico y sustantivo, hasta lo ominoso,
aberrante y promiscuo, pasando por lo cursi, lo redundante, lo intrascendente.
Hoy
más que hablar y disertar sobre el amor, deseo compartir lo que Angelina Bloff,
mujer, artista, madre, esposa, revolucionaria escribió al respecto, en las
primeras décadas del siglo XX, por alguna razón, los artistas, aquellos que
fueron dotados del don de la expresión, ya sea como una bendición o un anatema,
exponen desde donde el resto de los mortales queremos decir, así, a diferencia
de Miller y Anais Nin, Bloff habla desde lo tortuoso, de ese amor que sin ser
cadena no deja vivir, que asfixia pero no mata, de ese amor de dolor y
esperanza y que al final es sólo resignación.
Con
todo el respeto para Angelina Bloff y para quienes como ella hemos sido parte
de esos caminantes en ese vericueto, les dejo con una semblanza de ella y
algunas de sus cartas.
Alejandro.
ooOOoo
Angelina Beloff nace en Rusia en San
Petersburgoen 1879, llega a México en 1932. La relación de 12 años con
Rivera (de 1909 a 1921) la había vinculado al país, y fue así como conoció y
compartió también con David Alfaro Siqueiros, Adolfo Best Maugard, Ángel
Zárraga, Roberto Montenegro; construyó grandes amistades con creadores como
Lola y Germán Cueto, Alfonso Reyes y su esposa Manuela. Apoyada por estos
amigos vino a México. Nunca se volvió a casar y acerca de sus encuentros con
Rivera, se sabe que fueron mínimos aquí.
Es que en México fue donde Angelina
produce la mayoría de su obra y explora otros caminos: desde la docencia, como
maestra de dibujo, hasta nuevas técnicas de grabado -fue integrante de la LEAR,
Liga de Escritores y Artistas
Revolucionarios, fundada en 1933 por Leopoldo Méndez- y la creación de títeres
de guiñol.
No hay muchos detalles en las memorias
de Beloff acerca del trabajo como maestra. Para dar cuenta de ello en la
exposición fueron más reveladores ciertos expedientes burocráticos de la SEP en
torno a cómo enseñaba. Mientras trabajó en esa Secretaría, escribió un libro en
torno de la confección de títeres. Esta publicación, ejemplares de la revista
Chapulín, que ella ilustraba, al igual que cuatro títeres de guiñol que creó
-por ejemplo “Pastilla”, diseñado a partir del personaje de Miguel N. Lira-.
Es también una pintora preocupada por
algo que incidiera en la realidad social; el ir a las escuelas nocturnas a
enseñar dibujo, a enseñar a confeccionar a los niños y adultos para que también
tuvieran un medio de vida, habla de otra preocupación de este grupo de los
Cueto, de Leopoldo Méndez, ella misma; todos estuvieron comprometidos, ponían
de su dinero incluso.
En las cartas no hay rencor, ni ruegos desesperados o
chantajistas de que vuelva a su lado, ni despecho. Sólo le duele el silencio y
la falta de noticias. Necesita saber como forma de comprender. A la angustia
inicial le siguen los recuerdos. Las cartas van reflejando el devenir de una
persona que poco a poco va recuperando la confianza en sí mismo y, sabiamente,
se queda con los recuerdos hermosos de la relación. Hay referencias amorosas a
la gran barriga y mirada inocente de Diego y a la locura de la proposición de
tirar al hijo por la ventana si le molestaba cuando pintaba. Angelina le
necesita a su lado para seguir pintando, necesita su opinión. Pero el tiempo la
conduce hacia el olvido, o quizás hacia la aceptación de que el amor es
irrecuperable. Debe comenzar a caminar sola y Angelina lo hace. Acepta una
oferta y vuelve a pintar. En esos diez meses la resignación toma el trono y
parece que Angelina deja de mirar hacia atrás, sin dejar de ser consciente de
lo mucho y bueno que tuvo y ha perdido. No sabemos si acepta totalmente la
pérdida, pero recupera el sosiego.
Años después, Angelina viaja a Méjico y coincide con Diego en un
concierto. Cuando Diego pasa a su lado ni siquiera la reconoce. Son las
realidades propias de la fuerza de un genio y de un gran hijo de puta.
ooOOoo
¡Cómo
recuerdo los ojos de nuestros amigos fijos en ti! Los de Merievna también,
prodigiosamente atentos y por el solo hecho de admirarte la hice amiga mía, sí,
era mi amiga y la embarazaste y sin embargo tú y yo seguimos. Sentí que las
simpatías de los amigos eran para mí, no para Marievna.
La
distancia de Diego es suficiente para hacer un inventario de ausencias, lo que
ha dejado de ser a pesar y con el favor de Quiela, toda la alegoría de que es
capaz el desengaño:
La
vida se cobra muy duramente Diego, nos merma en lo que creemos es nuestra única
fuente de vitalidad; nuestro oficio. No sólo he perdido a mi hijo, he perdido
también mi posibilidad creadora; ya no sé pintar, ya no quiero pintar. Ahora
que podría hacerlo en casa, no aprovecho mi tiempo. Como este invierno ha sido
largo, oscurece a las cuatro de la tarde y entonces tengo que dejar de trabajar
durante una hora y hasta dos, mientras mis ojos se acostumbran a la luz
eléctrica (...) Ahora que quisiera tener una tía Natasha a quien visitar, ha
muerto y no sé a dónde volver la cabeza.
Cualquiera
en cualquier parte. París es gentil con sus amantes, dijo Brassaî una vez.
Nadie, sin embargo, se detiene a observar el filo de ironía que lleva esta
frase, y resbala como una conversación íntima que repiten los espejos de un
privado en restorán inquieto. Los amantes entre sí son otra cosa. Quiela
recuerda demasiadas palabras de Diego, y es lo único que le impide ver la
historia de diez años como un sueño, o como si la vida de Quiela durante todo
este tiempo se hubiera detenido, apartándose del mundo. Porque en efecto esta
vida a deux debió tener un principio, como todos, tal vez memorable; poco a
poco debió gastarse el hábito de las sorpresas, y la comodidad de una rutina o
una costumbre o lo que fuera debió terminar de tajo con la partida de Diego.
"¿Tiene objeto mi amor, ahora Diego?", "Pero ahora Diego, al ver
mi desvarío te lo pregunto y es posiblemente la pregunta más grave que he hecho
en mi vida. ¿Ya no me quieres, Diego?" Las palabras de Diego habitan sus
nostalgias, le dan cuerpo a una suerte adversa (la de Quiela), hablan una
lengua distinta, clara, del pasado, y su evocación insistente se estrella
contra las pocas evidencias suficientes del presente:
Un
día comentaste: "De tan pálida, eres casi translúcida, puedo verte el
corazón". Otro, al sentarme frente a ti, levantaste los ojos y escuché:
"Qué prodigiosamente blanco es tu rostro. Parece siempre emerger de la
oscuridad". Pensé que te fascinaba lo blanco hasta que una mañana alegaste
para mi sorpresa: "Aquí sólo Juan Gris es mulato y lo esconde afirmando
que es español. Lo que tiene de bueno es lo que tiene de negro, lo malo es lo
que tiene de blanco. Se hace pasar por español porque los metropolitanos
franceses malmiran a los hispanoamericanos, pero ya quisieran los pálidos, los
arrugados europeos, caminar con la gracia felina del trópico; que un rayo de
sol incendiara y coloreara su piel desabrida y lacia. ¡Qué vieja, qué polvosa,
qué herrumbre la de Europa, Angelina!" Me sentí herida. No quise
atribuirlo a mi persona y, sin embargo, no pude evitarlo.
ooOOoo
"Ahora
que no estás tú -dice Quiela en una de las primeras cartas-, pienso que
nuestros amigos se han quedado a la expectativa. Me tratan entre temps,
mientras regresas y entre tanto, no me buscan sino para que les dé
noticias". "…después de todo, sin ti, soy bien poca cosa, mi valor lo
determina el amor que me tengas y existo para los demás en la medida en que tú
me quieras". "Faltándome tú, me siento frágil hasta en mi
trabajo"."No me has mandado decir nada de los bocetos, así es que me
lanzo sola porque Floreal no puede esperar".
“Yo
nunca me detuve a ver a un niño en la calle (por ejemplo) por el niño en sí. Lo
veía ya como el trazo sobre el papel; debía yo captar exactamente la pureza de
su barbilla, la redondez de la cabecita, la nariz casi siempre chata (...)
Ahora todo ha cambiado y veo con tristeza a los niños que cruzan la calle para
ir a la escuela. No son dibujos, son niños de carne y hueso. Me pregunto si
irán suficientemente bien cubiertos, si dentro de la mochila su madre puso un
gouter alimenticio, quizás un petit pain au chocolat”.
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