sábado, 9 de octubre de 2010

El espirítu del perdón


Para Javier, que aunque no siempre compartimos puntos de vista creo que hemos aprendido que es sobre esa diferencia lo que nos permite construir caminos y puentes y en todo esto, siempre está presente el perdón, tanto para quien lo pide como para quien lo otorga, por que sin él, no hay conocimiento, no hay amistad, así que Javier espero me perdone, con todo cariño y respeto.

Esto lo escribí en enero del 2007, hace unos días Javier me hizo llegar el texto que le sigue y decidí compartir ambos con ustedes.

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Sabes el perdón no es el olvido, ni la indiferencia, es la aceptación, es la posibilidad de enmendar nuestros yerros, es el canto del espíritu que nos da libertad y amor, que brota de la compasión y el dolor, es un acto de fe, pero sobre todo de confianza y de justicia, de compasión (acaso como dice el Corán: El Islam es una religión que está basada en la misericordia y que en todas sus enseñanzas manifiesta misericordia. No se encomienda algo que sea una carga o alguna dificultad insoportable porque Dios dice: "Dios no exige a nadie por encima de sus posibilidades" Corán 2:286).

El perdón requiere de tolerancia, pero requiere de una ofensa real, a veces no existe tal ofensa, es solo la ceguera y la soberbia lo que nos engaña a la vista y al corazón, a veces, sin embargo hay cosas, actos, palabras que no pueden ser perdonadas o que requieren en cierto sentido de un acto de purificación que redima, un acto que demuestre el arrepentimiento y el anhelo de enmendar en lo posible los yerros cometidos, el perdón no exime la culpa ni el castigo, por eso a mí no me es posible perdonar la cobardía ni la traición.

Por eso creo que el perdón es un acto de fe, un acto en el cual puedes perdonarte y perdonar y que considero que el más duro y difícil de otorgar es el perdón sincero a uno mismo, por que implica aceptar los yerros y las responsabilidades, asumir lo punible y cumplir la sentencia, pero de no hacerlo pregunto ¿Cómo dejamos lo humano para convertirnos en lo divino?

Porque sabes, las divinidades en tanto que son omniperfectas no pueden cometer errores, en ellos eso es imposible, lo que en cualquier humano es un pecado en ellos es solo un acto y asi como tampoco sienten el dolor, así nosotros iremos perdiendo lo más valioso que tenemos el alma, el espíritu de lo humano, no, de verdad no deseo ser dios alguno, deseo errar y aprender de mis yerros, deseo perdonar y amar, no, no deseo dejar de ser lo que soy.

Solo al caminar te das cuenta de que es indispensable tener Fe, ese posibilidad que junto con la esperanza siempre nos da un resquicio por el cual entra un pequeño rayo de luz, que nos hace fuertes y hasta valientes, que nos hace capaces de poder existir dignamente.
Dice Kafka

“Dos pecados capitales, de los cuales se derivan todos los demás, determinan la vida de los seres humanos: la impaciencia y la indolencia. Fueron expulsados del paraíso a causa de la impaciencia, no regresan debido a la indolencia. Pero quizá sólo hay un pecado capital: la impaciencia. Fueron expulsados a causa de la impaciencia, no regresan debido a la impaciencia”

Pero acaso existe otro pecado capital, la soberbia, por ella nos creemos seres superiores, por ella perdemos el contacto con la realidad, por ella dejamos de sentir, de amar, de buscar, por ella dejamos de ser seres humanos.

Lo correcto es hacer aquello de lo cual no nos vamos a arrepentir ni nos vamos a avergonzar, hacer lo correcto no es fácil, no es sencillo, a veces es doloroso, pero el no hacerlo solo nos convierte en seres sin dignidad y ¿acaso es posible vivir sin ella?

El perdón es entender, es comprender, pero sobre todo es el NO olvidar, es el recordar sin rencor, sin ira, es el saber que aceptamos aquello que nos causo dolor, porque si no perdonamos nuestra alma se llenara e ira, de dolor, buscaremos la venganza, viviremos con miedo, en la desesperanza y en el dolor, con rencor, con odio, entonces solo estaremos ciertos de una cosa, de que estamos muertos, secos, yermos, por eso el perdón es el acto más profundo y difícil del amor.

La alegría verdadera es la da la paz y la tranquilidad, es la que da la sabiduría, la humildad, es la risa y felicidad, es la compasión y la misericordia.

Recuerda que si todo aquello que sabes, y que no compartes, que no se puede dar libremente, sin espera de recompensa o reconocimiento alguno es tan solo semilla yerma, seca que jamás florecerá.

No demos entrada ni cobijo a la violencia, al odio, al rencor, no vivamos con ira, vivamos en la posibilidad de amar, de perdonar, en la posibilidad de hacer de los sueños carne, de hacer de la fantasía la paz y la esperanza, no neguemos lo que somos, solo seamos nuevamente el sueño de Dios.

Cuídate mucho, date la posibilidad de ser libre, ten fe, fantasía, no dejes de soñar, por que los sueños con la vida se van diluyendo, se van perdiendo y te vas secando por dentro, se honesto y continua igual de generoso, date la posibilidad de ser realmente humano, lleno de amor y capaz de dar y recibir.

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Cuando crezcas, descubrirás que ya defendiste mentiras,
te engañaste a ti mismo o sufriste por tonterías.
Si eres un buen guerrero, no te culparás por ello,
pero tampoco dejarás que tus errores se repitan.
Paulo Coelho

Alli donde radican nuestras debilidades
van a extraviarse nuestras exaltaciones.
Nietzsche

El perdón es una expresión de amor.

Libera de ataduras que amargan el alma y enferman el cuerpo. Los intentos de perdonar fracasan pues confundimos esencialmente lo que es perdonar y nos resistimos ante la posibilidad de empequeñecer los eventos ocurridos u olvidarlos.

El perdón no es olvido ni es olvidar lo que ocurrió. No significa excusar o justificar un determinado evento o mal comportamiento. No es aceptar lo ocurrido con resignación. No es negar el dolor. No es minimizar los sucesos ocurridos, estar de acuerdo con lo que pasó, ni que lo aprobamos. Perdonar no significa dejar de darle importancia a lo que sucedió, ni darle la razón a alguien que te lastimó.

Perdonar significa simplemente dejar de lado aquellos pensamientos negativos que nos causaron dolor o enojo.

Creemos erradamente que el perdón debe de conducirnos inexorablemente a la reconciliación con el agresor o bien, hacernos íntimos amigos de nuestro agresor y por tal motivo lo rechazamos. No implica eso para nada.

El perdón es únicamente para uno y para nadie más.

No hay que esperar que la persona que nos agredió cambie o modifique su conducta pues lo más probables es que ésta persona no cambie y es más, a veces se ponen hasta peor. El perdón se basa en la aceptación de lo que pasó y la falta de perdón nos ata a las personas desde el resentimiento. Nos encadena.

El perdón se debe de realizar sin expectativas, sin esperar que nada suceda. Si esperamos que el agresor acepte su error, esperaremos en vano y gastaremos nuestro tiempo y nuestras energías en una disculpa que jamás llegará. Y si perdonamos y aún así seguimos esperando esta reacción del otro, luego de haber perdonado, realmente no perdonamos de corazón pues seguimos esperando una retribución, un resarcimiento. Esto es seguir anclados en el problema, en el ayer, queriendo que nos paguen por nuestro dolor. Entonces no hemos perdonado, y quien tiene el control de nuestra vida es el ego, que quiere a toda costa castigar o cobrar al agresor. Al esperar una disculpa y que se acepte el error, no cambiarán los hechos, lo que ocurrió en el pasado y estaremos solamente queriendo alimentar nuestro ego, nuestra sed de justicia mal enfocada. No existe nada ni nadie que resarza el dolor ocasionado en el pasado, pues el pasado no se puede cambiar. Ninguna venganza o retribución podrá subsanar los momentos de tristeza y desolación que vivimos, lo mal que nos sentimos.

La falta de perdón es el veneno más destructivo para el espíritu ya que neutraliza los recursos emocionales que tienes. El perdón es una declaración que se puede y se debe renovar diariamente.

Muchas veces la persona más importante a la que tienes que perdonar es a ti mismo por todas las cosas que no fueron de la manera que pensabas. Perdonando desde nuestro corazón, logramos mirar los hechos tal y como sucedieron y luego decidimos dejarlos ir, dejarlos en el ayer, en el pasado, en un tiempo que ya no está.

Aceptamos que somos aprendices, que la lección ya se encuentra aprendida y que hemos logrado vencer las circunstancias negativas que nos tocaron vivir. Perdona para poder ser perdonado. Con la vara que mides, serás medido.

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