martes, 28 de octubre de 2014

Cosas que alguien dijo…


Estas citas me han significado algo en la vida, no tan solo por la fortuna de leer el texto cuando sucede algo que se contextualiza en la cita, es porque en cierto sentido, son las me han servido como constelaciones, conforme vaya recordando el momento y la cita las ire agregando a este texto.


Alejandro, 2014

"Duda que cada estrella sea una hoguera, duda que el sol camine el año entero, duda que la verdad sea sincera, pero no dudes nunca que te quiero" Shakespeare, Hamlet, 2o. acto (carta de Hamlet a Ofelia leída por Polonio)

"¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra?" Libro de Job, 38,4. Reina Valera.

Quosque tandem abutere, Catilina, patientia  nostra?.¿Hasta cuándo, Catilina,  vas a abusar de nuestra paciencia? Primer discurso de Cicerón ante el Senado contra Lucio Sergio Catilina (Catilinarias)

Verte desnuda es recordar la tierra”. Federico García Lorca.  Casida de la mujer tendida.

De la luna, te lo juro. Érase una vez un hombre en la luna, y era yo”. "Estamos hechos de la misma materia que los sueños". W. Shakespeare La tempestad.

"... pasamos por el presente con una venda en los ojos, sólo cuando todo ha pasado podemos destaparnos los ojos para ver lo ocurrido" Milan Kundera. El libro de los amores ridículos.

“Dans la poussière des mots naissent les rêves”, "In the dust of the words are born the dreams", “En el polvo de las palabras nacen los sueños” - Sandra Dullier.



Confucio dijo alguna vez que hay tres formas de obtener sabiduría: "Primero, por reflexión, que es la forma más noble. Segundo, por imitación, que es la forma más fácil. Tercero, por experiencia, que es la forma más amarga". Acumular sabiduría, la más preciada de las virtudes a lo largo de todas las culturas, es un ejercicio de aprendizaje de vida, análisis cuidadosa y acción reflexiva.

“Mira Macario, esta es la humanidad. Aquí ves arder las vidas tranquilamente. A veces soplan los vientos de la guerra, los de la peste, y las vidas se apagan por millares al azar. Las altas, las pequeñas, las derechas y las torcidas. Ahora reina la calma. Míralas arder. Son de distintas ceras, cada una es única, duran más o menos según la materia que alimenta la flama.“ Macario

viernes, 24 de octubre de 2014

Nostalgia de la historia, los muertos y otros poemas, día de muertos

Yo he visto la vida, sin embargo nunca la he sentido, tan solo soy el Omega, el fin, el camino termina en mí, yo soy quien corta el hilo, yo soy quien conduce la barca y al que se le da el óbolo en la Estigia.

Yo estoy aquí, a tu lado, todo el tiempo, todos los días, a cada minuto, a cada día, cada acto de tu vida, cada momento, yo estoy ahí, contigo, junto a ti, caminando al lado tuyo.

Cuando debes de cerrar el libro de la vida, yo soy la última letra, la última hoja, pero tú, tu empuñas la pluma, tu escribes.

Hoy que todo se llena de mí, la sangre que riega la tierra, el polvo que llega a los ojos, esa la haces tú, tu destruyes, tu depredas, tu, eso, lo haces tú, tu ambición, tu vanidad, tu megalomanía, tu ceguera, tu quemas las ideas y los niños, las piras arden, la vida se va, tú lo haces, la impunidad eres tú, la injusticia eres tú, la indiferencia eres tú, el silencio, el silencio y sigues caminando sin ver, sin sentir, sin indignarte.

Yo, yo solo soy el punto del final, ese que tú colocas o que la vida pinta.

Honra la muerte como lo que es, tu única compañera, honra la vida como lo que es, tu única oportunidad de ser feliz, la esperanza de que lo único que tenemos es la vida, lo único que tienes es tu derecho inalienable de vivir, de ser feliz, de buscar que todos lo sean, de luchar, de no permitir, de no callar, de no cerrar los ojos ni los oidos, de gritar y decir fuerte sin miedo.




"Cuántas posibles muertes dará a la vida o al olvido"

Jorge Luis Borges
Fuente: Pacarina del Sur - http://www.pacarinadelsur.com/home/oleajes/58-olvido-y-memoria-tomochic-de-heriberto-frias - Prohibida su reproducción sin citar el origen.


Solo la muerte
Pablo Neruda

Hay cementerios solos,
tumbas llenas de huesos sin sonido,
el corazón pasando un túnel
oscuro, oscuro, oscuro,
como un naufragio hacia adentro nos morimos,
como ahogarnos en el corazón,
como irnos cayendo desde la piel del alma.

Hay cadáveres,
hay pies de pegajosa losa fría,
hay la muerte en los huesos,
como un sonido puro,
como un ladrido de perro,
saliendo de ciertas campanas, de ciertas tumbas,
creciendo en la humedad como el llanto o la lluvia.

Yo veo, solo, a veces,
ataúdes a vela
zarpar con difuntos pálidos, con mujeres de trenzas muertas,
con panaderos blancos como ángeles,
con niñas pensativas casadas con notarios,
ataúdes subiendo el río vertical de los muertos,
el río morado,
hacia arriba, con las velas hinchadas por el sonido de la muerte,
hinchadas por el sonido silencioso de la muerte.

A lo sonoro llega la muerte
como un zapato sin pie, como un traje sin hombre,
llega a golpear con un anillo sin piedra y sin dedo,
llega a gritar sin boca, sin lengua, sin garganta.

Sin embargo sus pasos suenan
y su vestido suena, callado como un árbol.

Yo no sé, yo conozco poco, yo apenas veo,
pero creo que su canto tiene color de violetas húmedas,
de violetas acostumbradas a la tierra,
porque la cara de la muerte es verde,
y la mirada de la muerte es verde,
con la aguda humedad de una hoja de violeta
y su grave color de invierno exasperado.

Pero la muerte va también por el mundo vestida de escoba,
lame el suelo buscando difuntos;
la muerte está en la escoba,
en la lengua de la muerte buscando muertos,
es la aguja de la muerte buscando hilo.

La muerte está en los catres:
en los colchones lentos, en las frazadas negras
vive tendida, y de repente sopla:
sopla un sonido oscuro que hincha sábanas,
y hay camas navegando a un puerto
en donde está esperando, vestida de almirante.
 
"Yo nací un día en que Dios estuvo enfermo, grave"

Cesar Vallejo.

Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... ¡Yo no sé!

Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.

Son las caídas hondas de los Cristos del alma
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

Y el hombre... Pobre... ¡pobre! Vuelve los ojos,
como cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido se empoza,
como charco de culpa, en la mirada.

Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!

 
EL RECLUTA

José Asunción Silva


Hasta que manos piadosas
Algún sepulcro le dieron,
Al bajar de la cañada
Junto á las matas de helecho,
Destrozada la cabeza
Por una bala de remington;
Con la blusa de bayeta
Y la camisa de lienzo,

Un escapulario santo
Colgado al huesoso cuello,
Los pantalones de manta
Manchados de barro fresco,
Las rudas manos crispadas,
Los ojos aún abiertos,
Y la sangre, ya viscosa,
Pegándole los cabellos,
Estuvo toda la noche
De aquel combate sangriento
Abandonado el cadáver
Del pobre recluta muerto.

Su nombre ?... Un oscuro nombre...
Difunto Fuan Abudelo,
Cuando hablan de la campaña
Lo nombran los compañeros...
Su madre ?... Una pobre madre,
Que en el rancho, al pie del cerro,
Abandonada y estúpida
Pasa los días inciertos.
Su vida ?...Una oscura vida,
La vida vaga de un cuerpo,
Que fué tranquila y sin odios
Hasta en el cuartel infecto,
Do penetrado de frío,
Que le calaba los huesos
Y que tiritar le hacia
Bajo el bayetón deshecho,
Conoció toda la angustia
De largas noches sin sueño,

Y de tristes soledades,
El pobre recluta muerto.

Los soldados que seguían
En titánicos esfuerzos,
De Egipto á los arenales
Y de Rusia á los desiertos,
Al hombre de ojos de águila
Y de caprichos de hierro,
Tenían tras del reñido
Batallar, largo y supremo,
En cada voz, un halago,
En cada mandato, un premio.
Mas del Capitán Londoño,
Que fué su Jefe en el Cuerpo,
Sólo conoció dos órdenes
De detención y de cepo,
Un planazo en las espaldas
Y el modo de gritar-juego!
Hasta la tarde en que, herido
En el combate siniestro,
Cayó, gritando-¡adíós, mama!
El pobre recluta muerto.

 
"El espejo":
Omar Ortiz
No es verdad que los ojos sean el espejo del alma.
Si tal ocurriera, los asesinos caerían fulminados
y nada sucede cuando el torturador cruza y se peina.

  

Llanura de Tuluá
Fernando Charry Lara

Al borde del camino, los dos cuerpos
uno junto del otro,
desde lejos parecen amarse.

Un hombre y una muchacha, delgadas
formas cálidas
tendidas en la hierba, devorándose.

Estrechamente enlazando sus cinturas
aquellos brazos jóvenes,

se piensa:
Soñarán entregadas sus dos bocas,
sus silencios, sus manos, sus miradas.

Mas no hay beso, sino el viento,
sino el aire
seco del verano sin movimiento.

Uno junto del otro están caídos,
muertos,
al borde del camino, los dos cuerpos.

Debieron ser esbeltas sus dos sombras
de languidez
adorándose en la tarde.

Y debieron ser terribles sus dos rostros
frente a las
amenazas y relámpagos.

son cuerpos que son piedra, que son nada,
son cuerpos de mentira, mutilados,
de su suerte ignorantes, de su muerte,
y ahora, ya de cerca contemplados,
ocasión de voraces negras aves.

 
A Cali ha llegado la muerte.
Emilia Ayarza de Herrera, De El universo es la patria (1962)

No.
Ni la sangre de polvo.
Ni el rumor de las venas sub-terrestres.
Ni los ojos de antiguas polillas vagabundas.
Ni los hombres de párpados doblados.
Ni la casulla del viento.
Ni la tierra pintada de frutos en la tarde.

No.
Nada.
Ni el sexo que comienza en la lengua de los niños.
Ni los pastores de culebras.
Ni las esquinas infieles sobre las ventanas.
Ni la dignidad de los trapiches
sostenida en el breve equilibrio de la caña.
Ni el transparente río que se hunde por los muslos de Cali.

No.
Nada.
Ni las almadías del sueño.
Ni el somnoliento camello de la cordillera.
Ni el monólogo amarillo del sol en el espacio.
Ni la paz de los escarabajos.
Ni la mariposa pintora.
Ni el grillo concertista.
Ni la boñiga de oro.
Ni los geranios, ni las bicicletas
que absorben con sus esponjas de silencio
la tibia pereza de los muros

No.
Nada.
Ni el candor de las escuelas que traza palotes de ausencia en los tableros.
Ni los borrachos que miran fijamente a la ventera
y le derraman el corazón entre las trenzas.
Ni las polleras de los siete-cueros.
Ni la barba de cristal de los torrentes.
Ni los panales detrás de las ortigas
Ni los bueyes de artificial melancolía.
No.
Nada pudo detener la muerte.
Llegó a Cali navegando
y los corceles del Océano Pacífico
la saludaron volcando sus belfos espumeantes en la playa.
Llegó por el pito de los buques
por las banderas de los guacamayos
por el ojo de las agujas que remienda el pudor de las modistas
por la voz de los muertos en los árboles
por los billetes rubios
por el alma incolora de los camioneros
por los ojos trasnochadores de los naipes
por la felina displicencia de los grandes
por la rosa ignorante
por el paisaje de zapatos sin huella.

Llegó sin pasaporte y cruzó la frontera
caminando sobre el miedo rosado de los niños
por el clavicordio dorado de los campanarios
por el pelo de agua de los cosos
por la sencillez de los pueblos
donde los campesinos y las almojábanas se encaran con el sol
y los mendigos pegan su coto a las ventanillas del tren.

Llegó sin autorización de los muertos
que se salieron de sus tumbas
a protestar en un mitin putrefacto y amarillo.

Llegó por en medio de las garzas
los taladros
por entre el múltiple corazón de pitahayas
por la flor que se colocan las solteronas tras la oreja
por los solares donde hacen venias al viento los interiores parroquiales
y un tulipán oye misa diariamente.

Por cerca de los gallos
que creen en la blancura de los huevos
por los tejados donde los zuros escriben la epopeya de los celos
y los gatos y la luna
forman siete lechos y un violín.

Invadió los palacios, las haciendas
los ranchos y las niñas de capul.
Invadió el cielo y sus altos corderos extraviados.
Invadió la secreta desnudez de los cadáveres.
(La ciudad era un racimo de plomo derretido
y la muerte le salía a bocanadas).

La historia de Cali dejó de ser un río deliberadamente puro
por cuyas ondas los días eran barcos de vidrio.

El rojo fue una lluvia sostenida en el aire
y entre los montes de cristal la sangre
dibujará para siempre vitrales en la sombra!
¡Hay que llorar desesperadamente!

La muerte, solo la muerte....

En Chile, en Argentina y en toda esta, nuestra a América, los asesinos, los dueños del terror y la violencia, han escondido los cuerpos, han tratado de esconder la muerte, pero la ignominia, lo obsceno, lo ominoso ahí queda.

El 16 de Julio de 1945 se realizaba la prueba nuclear Trinity, que consistía en hacer estallar una bomba de plutonio en un lugar apartado de Nuevo México. Faltaba menos de un mes para que Hiroshima y Nagasaki fueran víctimas de la fisión nuclear. Militares y científicos de primer orden fueron, desde varios kilómetros de distancia, testigos directos de la prueba, encontrándose entre ellos el que se puede considerar su principal artífice, Robert Oppenheimer. Cuando se llevó a cabo la explosión de prueba en Nuevo México, Oppenheimer citó las anteriores palabras del texto sagrado hindú Bhagavad Gita.

“We knew the world would not be the same. A few people laughed, a few people cried, most people were silent. I remember the line from the Hindu scripture, the Bhagavad-Gita. Vishnu is trying to persuade the Prince that he should do his duty and to impress him takes on his multi-armed form and says: "Now I am become Death, the destroyer of worlds." I suppose we all thought that one way or another”.


“Supimos que el mundo no sería el mismo. Unas pocas personas rieron, unas pocas lloraron, muchas estuvieron en silencio. Recuerdo la línea de la escritura Hindú, el Bhagavad-Gita. Vishnu está tratando de persuadir al Príncipe para que haga su deber y para impresionarlo toma su forma con múltiples brazos y dice, “Ahora, me he convertido en la muerte, destructora de mundos.” Supongo que todos pensamos eso, de una u otra forma”.



Yo Vengo A Ofrecer Mi Corazón
Letra y música Fito Paez

¿Quién dijo que todo está perdido?
yo vengo a ofrecer mi corazón,
tanta sangre que se llevó el río,
yo vengo a ofrecer mi corazón.

No será tan fácil, ya sé qué pasa,
no será tan simple como pensaba,
como abrir el pecho y sacar el alma,
una cuchillada del amor.

Luna de los pobres siempre abierta,
yo vengo a ofrecer mi corazón,
como un documento inalterable
yo vengo a ofrecer mi corazón.

Y uniré las puntas de un mismo lazo,
y me iré tranquilo, me iré despacio,
y te daré todo, y me darás algo,
algo que me alivie un poco más.

Cuando no haya nadie cerca o lejos,
yo vengo a ofrecer mi corazón.
cuando los satélites no alcancen,
yo vengo a ofrecer mi corazón.

Y hablo de países y de esperanzas,
hablo por la vida, hablo por la nada,
hablo de cambiar ésta, nuestra casa,
de cambiarla por cambiar, nomás.


¿Quién dijo que todo está perdido?
yo vengo a ofrecer mi corazón.


miércoles, 15 de octubre de 2014

522 años de ese 12 de octubre


"Frecuentemente el bien queda sepultado con sus huesos."

William Shakespeare,  Julio Cesar, III Acto, Escena II

Nuevamente es 12 de octubre, Día de la Hispanidad, Día de la Raza y algunos epitomes más para conmemorar el aniversario nacido en 1492, hoy deseo invitarles a reflexionar sobre esta fecha, los muertos fueron demasiados, por eso presento algunos datos de la población indoamericana anterior a Colón y algunos que se ubican un poco más de los 100 años de la llegada de Cortes a las playas de Yucatán.

Desde hace varios años se ha hablado del genocidio cometido, los millares de muertes, no voy a tratar si este suceso puede ser clasificado como tal, pero si puedo decir que la sangre lavo el continente y que no hubo nación, reino o imperio europeo que no se hiciera rico con esa sangre, con el despojo y la humillación, con el dolor.

Más hay que ubicarse en el contexto de la época, Bizancio (Constantinopla) en 1453, quedando bajo el dominio Otomano  la ley del Islam, el baluarte del cristianismo que en sus últimos casi 500 años fue despojado por sus hermanos cristianos (el saqueo de Bizancio por los Venecianos al mando del Dux Dondolo es una referencia de la avaricia, del despojo y del desprecio), en la península Ibérica, ese año, pero en uno de enero Al-Andalus deja de existir, Granada ve por última vez a su Emir y queda en manos cristianas, la de sus majestades Isabel de Castilla y Fernando de Aragón y León, en ese mismo año sus majestades hacen del conocimiento el Edicto de Granada, con lo cual la nueva Diáspora inicia, los judíos son expulsados de Sefarad.

Quienes vienen a estas nuevas tierras son estos hombres que no terminan de salir de la edad media y de comenzar a vivir el Renacimiento, estos hombres ambiciosos, deseosos de fama y fortuna conseguida a través de las armas, cosa de harto honor, llenaron las naos todo tipo de personas, filibusteros, aventureros, reos, porquerizos, leguleyos, pero con algo en común, ambiciosos.

Con ellos vinieron también el idioma, que considero el máximo y mejor legado que nos fue dado, la palabra y la posibilidad de leerla, de escribirla, de hablarla.

Pero la palabra llego convertida en evangelio y los Dioses antiguos fueron derrotados, la guerra había llegado al alma de los vivos, de las mujeres, niños, la antigua religión fue enclaustrada, encadenada, experiencia conocida por los europeos, lo mismo habían hecho durante el medioevo, destruir la antigua palabra.

Hoy a 522 años de distancia pareciera que la única heredad que ha sido fija permanece y permea la vida y los corazones de cada persona que vive en esta, nuestra América.

Así, llegaron los europeos, pero hubo quienes marcaron e hicieron la diferencia, acaso por ser ellos y su circunstancia, acaso por convicción, lo importante es que esos pocos lograron modificar la visión y ya sea con su actuar o con sus escritos o las memorias que algún cronista recoge, dejaron una posibilidad y una esperanza abierta.

Cuenta Bernal Díaz del Castillo en su “Historia verdadera de la conquista de la Nueva España” que cuando en 1519 Hernán Cortés llegó a la isla de Cozumel, en la península de Yucatán, se enteró de que en aquellas tierras se encontraban varios náufragos españoles, miembros de expediciones anteriores, que habían sido tomados prisioneros por los mayas.

Dispuso entonces que los buscaran y que los rescataran para que se unieran a su expedición; fue así como uno de aquellos náufragos, Jerónimo de Aguilar, oriundo de Ecija, se enteró de la llegada de Cortés y fue a otro pueblo en busca de Gonzalo Guerrero, nacido en Palos, para llevarle la grata nueva. Menuda sorpresa debió de llevarse Aguilar, pues ante la noticia de que naves españolas los esperaban en Cozumel, Guerrero respondió con estas palabras, que han quedado grabadas en la historia y que llegan a nosotros gracias a Bernal Díaz del Castillo, quien las relata en su Historia verdadera de la conquista de Nueva España:
 
“Hermano Aguilar, yo soy casado y tengo tres hijos, y tiénenme por cacique y capitán cuando hay guerras. Id vos con Dios, que yo tengo labrada la cara y horadadas las orejas. ¿Qué dirán de mí cuando me vean esos españoles ir de esta manera? Y ya veis estos mis hijicos cuán bonicos son”.

La mujer de Gonzalo Guerrero no se quedó atrás e increpó así a Jerónimo:
“Mira con qué viene este esclavo a llamar a mi marido; íos vos y no curéis de más pláticas”. Aguilar tornó a hablar a Gonzalo, que mirase que era cristiano, que por una india no se perdiese el ánima, y si por mujer e hijos lo hacía, que los llevase consigo si no los quería dejar. Y por más que le dijo y amonestó, no quiso venir.

Al final, la historia se convierte en leyenda, hoy uno es un héroe para los mexicanos (chovinismo puro) y el otro un conquistador, pero ambos tuvieron la oportunidad de decidir y así lo hicieron.
  
A lo largo de poco más de un siglo, la brutalidad, la barbarie, la violencia han ido convirtiéndose en las formas de expresión, las Dictaduras, que prácticamente cubren un poco más de las dos terceras partes del siglo XX,

Se calcula que la población del flamante continente Americano cuando fue descubierto (sic) un 12 de octubre del año del señor de 1492 era de aproximadamente de 13.385.000 de almas (referencia en internet en: http://pueblosoriginarios.com/textos/rosenblat/1492.html)
 
Se considera que tan solo en lo que es el Valle del Anáhuac (Valle de México). Para 1595 la población indígena había disminuido de ente un 45 a un 70% De acuerdo a los datos del Padre De las Casas, extracta de su Destrucción el siguiente resumen de los indios muertos por los conquistadores:

ü  En Santo Domingo.
3 millones y más.
ü  En San Juan, Jamaica, Cuba, Lucayas y otras islas.
3 millones.
ü  En Nicaragua.
1 millón y más en sólo 14 años.
ü  En Méjico.
4 millones y más en sólo 12 años.
ü  En Honduras.
2 millones y más en menos de 20 años.
ü  En Guatemala.
5 millones y más.
ü  En Costa de Paria.
2 millones y más
ü  En el Perú.
4 millones y más
Total: 24 millones y más, sin contar los muchos millares exterminados en Quito, en el reino de Granada, en Popayán, Xalisco, costa de Santa Marta, etc. y los muertos después de esos 14 años en Nicaragua, de los 20 en Honduras y los 12 en Méjico.

Entre 1519 a 1535 murieron más de 20 millones de personas originarias de Mesoamérica y un siglo después solo sobrevivía el 3% del total de la población mesoamericana a la llegada de los europeos, estas muertes básicamente sucedieron por tres epidemias de viruela, enfermedad importada de Europa y contra la cual los pobladores originales no poseían elementos biológicos de defensa.

Enfermedad
Fechas
Porcentaje de mortandad
Gripe
1494-1514
20%
Viruela
1519-1528
35%
Sarampión
1531-1534
25%
Tifus
1545-1546
20%
Peste neumónica
1545-1546
15%
Sarampión
1557-1563
20%
Viruela
1576-1591
20%
Sarampión
1576-1591
12%
Tifus
1576-1591
15%
Sarampión
1595-1597
8%
Sarampión
1611-1614
8%
Tifus
1630-1633
10%

Georges Montandon, en la Enciclopedia Italiana, XII, 112-113 (s. v. cicli cultarali), dice que los sacrificios humanos costaban entre los aztecas de Méjico 100.000 vidas por año, de donde deduce que esta civilización estaba condenada y que su destrucción por la conquista española era inevitable. Sobre los cautivos de guerra y los sacrificios sangrientos, véase también Carlos Bosch García, La esclavitud prehispánica entre los aztecas, Méjico, 1944, págs. 91-105.

Hoy coloco esto, no en memoria, no como acto de redención o de venganza, sencillamente lo coloco aquí, porque después de 522 años, de 190,530 días, el dolor y el sufrimiento siguen en pie en esta América, al igual que en África y Asia.

Octubre 2014

“Devolver odio por odio multiplica el odio, añade una oscuridad más profunda a una noche ya desprovista de estrellas. La oscuridad no puede expulsar a la oscuridad: sólo la luz puede hacer eso. El odio no puede expulsar al odio: solo el amor puede hacer eso.

“Where Do We Go From Here?: Chaos or Community?” (1967)
Martin Luther King