jueves, 27 de diciembre de 2012

Un poco de historia ... Del Congo a Bélgica a México




“El ser humano es el abismo donde los contrarios se funden”
Ceorge Bataille.

En estas fechas (fin de año, navidad y el fin del mundo), se esperan siempre comentarios y lecturas reconfortantes (así me decían cuando era niño), más también es tiempo de mirar a un pasado no tan lejano, es también el momento de reflexionar y de pensar que la redención del espíritu humano no es acto de gracia ni un acto fortuito, es y debe ser un compromiso con la paz, con la no violencia, con la educación, con la tolerancia, con el respeto, es la aceptación de la otredad, por eso escribo esto y lo hago con todo el respeto al pueblo belga, por lo general, los pueblos son los objetos de las falacias y la barbarie de sus estados y gobiernos.

La historia es per se la madre de las paradojas, aquí, en México a miles de kilómetros de lo que era el Congo Belga, se instala un imperio con monarcas europeos, Maximiliano de la casa de los Habsburgo y su esposa, Carlota Amalia de Bélgica, hija del rey Leopoldo II de Bélgica (primero de la Casa de Sajonia-Coburgo-Gotha).

Así como vasos comunicantes una parte de la inmensa fortuna de Rey de Bélgica vino a parar a México, más esta paradoja conlleva una historia que se teje con hilos teñidos de sangre y dolor, la de los habitantes del Congo y la de los habitantes de México.

Ya he escrito sobre Carlota -quien por cierto era la segunda mujer más rica del mundo, después de la Reina Victoria de Inglaterra-, hoy deseo escribir sobre el dolor de los pueblos, esos formados por mujeres, niños, hombres, ancianos, del Congo Belga, esos que cimentaron el derecho del Congo a ser libre y que el mismo dinero que salió de África, regresara desde su casa en Bruselas para que a mediados de los años 60´s pagara a los asesinos de Lumumba y comprara las armas que dejaron nuevos muertos, como si los 20 millones de la era de Leopoldo no fuesen suficientes.

Cuando en 1876, Leopoldo II de Bélgica creó la Asociación Internacional Africana y financió luego la expedición de Stanley al río Congo (1879-1884), se estaban poniendo las bases para una de las mayores tragedias de la humanidad. Al principio, tanto Europa como los Estados Unidos apoyaron lo que creyeron que era una misión humanitaria y civilizadora. Pero en realidad se estaba permitiendo que uno de los peores monstruos de la historia diese rienda suelta a sus ansias de riqueza sin que nadie supiera lo que estaba de verdad ocurriendo en “el corazón de las tinieblas”: el exterminio cruel de los habitantes de la región. Sólo cuando comenzaron a surgir textos de denuncia, la opinión pública empezó a ser consciente de la realidad.


Se calcula que durante los años de dominio de Leopoldo sobre el Congo fueron exterminados unos diez millones de nativos, la mayoría de ellos esclavizados, mutilados, asesinados o amenazados con la muerte para que trabajaran en la obtención de caucho.

En 1895, el misionero Henry Grattan Guinness fue avisado de los abusos sufridos por la población del Estado Libre del Congo e instaló allí una misión. Obtuvo promesas de mejora de Leopoldo, pero nada cambió. El periodista británico Edmund Dene Morel, ex agente de una compañía de navegación encargada del transporte del caucho hacia Europa, y conocedor de las estructuras comerciales establecidas en África del oeste, fue también uno de los primeros en avisar a la opinión internacional sobre los crímenes cometidos, recogiendo por primera vez pruebas testimoniales y documentales. Pero no fue hasta 1903, dos años después del fallecimiento de la reina Victoria, prima de Leopoldo, que la Cámara de los Comunesadoptó una resolución crítica sobre la gestión del Congo y encargó al diplomático Roger Casement que investigara los hechos. Su informe, conocido como el Informe Casement, se hizo público al año siguiente y tuvo un impacto considerable en la opinión pública. El gobierno británico envió copias a los 14 países firmantes de la Conferencia de Berlín de 1884/1885, pidiendo que se revisara la concesión privada del Congo al rey de Bélgica.


El diputado socialista belga Émile Vandervelde y parte de la oposición parlamentaria consiguieron, en contra de la opinión del rey, que se creara una comisión independiente de investigación, cuyo informe confirmó las observaciones de Casement y Morel. Por su parte el Rey envió su propia comisión de investigación, constituida de funcionarios públicos belgas, que negó toda clase de abusos y apoyó su labor "civilizadora."

Las consecuencias inmediatas de esos informes se limitaron al arresto de algunos soldados del Estado Libre acusados del asesinato de centenares de congoleños en 1903. El rey Leopoldo, pese al escándalo, mantuvo su control sobre el Congo hasta 1908, fecha en la que el Parlamento belga, bajo la presión internacional, decidió anexionarlo y asumir su administración. Leopoldo II aceptó firmar el Tratado de cesión del Estado Independiente del Congo el 28 de noviembre de 1907.

Esta cesión fue incluida en 1908 en el acta conocido como «Donación real», por la que Bélgica "heredaba" el Congo, así como de la gestión de las inmensas propiedades personales del Rey en Bélgica, preservando su disfrute por sus sucesores en el trono y prohibiendo su venta o alteración. Leopoldo justificó el tratado afirmando que como sólo tenía hijas, todas casadas con príncipes extranjeros, no quería que su herencia fuera desmembrada después de su muerte.

Leopoldo II utilizó la fortuna amasada con la explotación del Congo para financiar un programa de obras públicas, ejemplos del cual son el Palacio de Justicia de Bruselas, la Avenida de Tervueren, también en Bruselas, y el complejo palaciego de Laeken, actual residencia de la familia real belga. Para celebrar el 50 aniversario de la independencia de Bélgica, mandó construir el Parque del Cincuentenario, dominado por el Arco del Cincuentenario. Embelleció también la ciudad de Ostende, donde creó el hipódromo y el parque María Enriqueta.

Constituyó un patrimonio personal en las Ardenas, que cuenta con 6.700 ha de bosques y fincas agrícolas, un campo de golf, y los castillos de Ciergnon, Fenffe, Villers-sur-Lesse y Ferage.

En el aspecto militar, mandó fortificar las ciudades de Amberes, Namur y Lieja, e instituyó el servicio militar obligatorio para un hijo por familia.

Se puede consultar:
“El corazón de las tinieblas” de Joseph Conrad, Primera edición: Universidad Veracruzana, 1996

“La tragedia del Congo” de G. W. Williams, Roger Casement, Arthur Conan Doyle, Mark Twain, Ediciones del Viento, 2010

Le roi blanc, le caoutchouc rouge, la mort noire (El rey blanco, el caucho rojo, la muerte negra), documental de Peter Bate, Reino Unido, 2003

"King Leopold's Soliloquy: A Defense of His Congo Rule", Mark Twain.

El trabajo fotográfico de Alice Harris.

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Boston Daily Globe, 6 de noviembre de 1905, p. 9
REPORTAJE ESPECIAL

EN EL ESTADO DE ÁNIMO GENIAL.
Mark Twain Charlas a los periodistas.
Tiene mucho de interés para decir sobre diversos temas.
Humorista Lee algunas de sus últimas Aforismos.

"Un hombre que es un pesimista antes de cumplir los 48 es un tonto - él sabe demasiado Un hombre que no es un pesimista después de que la 49 es un tonto -. Él no sabe lo suficiente.

Esta fue una de las reflexiones de Mark Twain ayer por la tarde durante la conversación con un grupo de hombres de prensa en la residencia del Pearmain GB, 388 st Beacon.

El famoso humorista estaba hablando de la vejez y que se aproxima su cumpleaños 71, que viene el día 30 de este mes, cuando hizo el comentario anterior.

El coronel Thomas Wentworth Higginson estuvo presente durante la entrevista combinación, que duró más de dos horas, un tiempo durante el cual se discutieron una amplia gama de temas y comentarios sobre mi señor Clemens. Se encontraba en un marco genial de la mente y con poco esfuerzo de parte de los periodistas que hablaron sobre la vejez y sus manifestaciones, en las leyes de derechos de autor, por el rey Leopoldo y los horrores Estado Libre del Congo, en Rusia y en el actual levantamiento y en injerto Latina y injertadores. También leyó algunos de sus últimos aforismos y un par de cartas de personas que tenían puntos de vista claramente opuestos a sí mismo y sus escritos.

Cada tema se refirió a Mark Twain estaba iluminada por alguna anécdota o experiencia o por alguna observación cáustica que suele golpear "el dedo en la llaga".

(…)



Sobre el Congo y los Horrores del Estado señalo que:

Los horrores del Estado Libre del Congo, según lo dicho por los misioneros, han derribado sobre la cabeza del rey Leopoldo de Bélgica todas las copas de la ira de Mark Twain y el sarcasmo. Él no tiene ningún uso para el rey Leopoldo, y que acaba de publicar un poco de trabajo titulado "Soliloquio del rey Leopoldo," lo que demuestra el monarca de Bélgica, que también monarca del Estado Libre del Congo, en cualquier cosa menos una luz agradable.

Él cree que el informe que acaba de ser hecha por el comité que el rey nombró para investigar la situación en el Congo es una farsa y una mentira. Los misioneros y las fotografías que los misioneros han tenido desmienten informe de la comisión del rey Leopoldo, dijo.

"Leopoldo es demasiado conocido como una persona doméstica, como una persona de la familia", dijo Mark Twain, en broma, "como un rey y un pirata, a creer lo que dice. Él se sienta como en casa y bebe sangre. Su testimonio no es bueno. Los misioneros están para ser creídos He visto fotografías de los nativos con las manos cortadas porque no llevan la cantidad de goma correspondiente Si Leopoldo hubiese tan sólo matado abiertamente no sería tan malo,…sino que corta las manos, dejándolos indefensos para morir en la miseria - esto no es perdonable.

"Estamos interesados en todo esto porque fuimos el primer país en reconocer al villano Estado Libre del Congo de Leopoldo en 1885."

Sr. Clemens comentado en algunas de las brutalidades cometidas por otras naciones en los nativos de África y citó la guerra Matabele, en la que el Inglés masacro a tantos miles de los matabeles.

El Sr. Clemens al parecer nunca había mucho uso de Cecil Rhodes o los métodos que se utilizan en la introducción de la civilización a Sudáfrica. En 50 años que cree que las minas en el Rand se elaborarán y el país volverá una vez más a los Boers.

Nsala of Wala frente al horror (República Democrática del Congo, 1904) Esta fotografía tomada por Alice Harris muestra a Nsala Wala, un miembro de la tribu Nsongo, frente al pie y la mano mutilados de su hija.

El pie de foto original, que aparecía en un libro de Mark Twain, "King Leopold's Soliloquy: A Defense of His Congo Rule", decía: "Con la mano y el pie de su pequeña hija de cinco años, todo lo que quedó de una fiesta caníbal de los centinelas del caucho. Los centinelas mataron a su mujer, a su hija y a su hijo, cortando los cuerpos y cocinándolos para comerlos."

Si bien es posible que el canibalismo fuera una exageración, lo que sí que es seguro es que esta foto fue tomada durante las represalias que llevó a cabo la milicia de ABIR (Anglo-Belgian India Rubber Company) ante las rebeliones de distintas tribus (en este caso los Nsongo) por la esclavización para la recolecta de caucho en tiempos del Congo Libre.

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CARTA ABIERTA A SU SERENA MAJESTAD LEOPOLDO II, REY DE LOS BELGAS Y SOBERANO DEL ESTADO INDEPENDIENTE DEL CONGO, ENVIADA POR EL CORONEL GEO. W. WILLIAMS, DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA EN 1890.

Apreciado y buen amigo:

Tengo el honor de someter a la consideración de Vuestra Majestad algunas reflexiones relacionadas con el Estado Independiente del Congo, basadas en el estudio y la investigación detallados del país y del carácter del Gobierno personal que habéis establecido en el continente africano.

Para mí ha sido un placer aprovechar la oportunidad que se me concedió el año pasado de visitar vuestro Estado en África; y ahora tengo el desgarrador deber de hacer saber a Vuestra Majestad, de forma clara aunque respetuosa, lo desilusionado, decepcionado y desalentado que me he sentido. Todas las acusaciones que estoy a punto de presentar contra el Gobierno personal de Vuestra Majestad en el Congo han sido cuidadosamente investigadas; se ha elaborado una lista exacta de testigos capacitados y veraces, documentos, cartas, informes oficiales y fechas, que será depositada al cuidado del Ministro de Asuntos Exteriores de Su Británica Majestad, hasta que se pueda crear una Comisión Internacional con poder suficiente para convocar personas y documentos, para tomar juramentos, y para dar fe de la verdad o falsedad de dichas acusaciones.

Hubo ocasiones en las que D. HENRY M. STANLEY envió a un hombre blanco, acompañado de cuatro o cinco soldados zanzibaritas, a negociar tratados con los jefes nativos. El argumento principal era que el corazón del hombre blanco se había cansado de las guerras y de los rumores de guerra entre los distintos jefes, entre las distintas aldeas; que el hombre blanco estaba en paz con su hermano negro y deseaba “confederar todas las tribus africanas” para su defensa general y el bienestar público. Todos los juegos de manos habían sido cuidadosamente ensayados, y Stanley estaba preparado para lo que tenía que hacer. En Londres había comprado cierto número de baterías eléctricas que, al fijarlas en el brazo por debajo de la casaca, se comunicaban con una cinta que pasaba por la palma de la mano del hermano blanco, y cuando éste daba al hermano negro un cordial apretón de manos, el hermano negro se quedaba muy sorprendido ante la gran fuerza del hermano blanco, porque lo dejaba tambaleándose con sólo darle la mano de la fraternidad. Cuando el nativo preguntaba acerca de la disparidad de fuerza entre su hermano blanco y él, se le decía que el hombre blanco era capaz de arrancar árboles y realizar las más asombrosas demostraciones de fuerza. Después venía el número de la lupa. El hermano blanco sacaba un cigarro del bolsillo, de un mordisco le arrancaba la cabeza con aire despreocupado, interponía la lupa entre el puro y el sol, y se lo fumaba complacido, para gran sorpresa y terror de su hermano negro. El hombre blanco explicaba entonces su íntima relación con el sol y afirmaba que, si le resultara necesario pedirle que quemara la aldea de su hermano negro, éste la quemaría. El tercer número era el truco de la bala. El hombre blanco cogía un arma de percusión, rasgaba el extremo del papel que unía la pólvora a la bala, y metía la pólvora y el papel en el arma, mientras deslizaba la bala en su manga izquierda. Sobre la boca del arma ponía un fulminante, y le pedía al hermano negro que se alejara unos diez metros y disparara contra su hermano blanco para demostrar que éste era un espíritu y, por lo tanto, resultaba imposible matarlo. Después de mucho rogárselo, el hermano negro apuntaba al hermano blanco con el arma, apretaba el gatillo, el arma se disparaba, el hombre blanco se encorvaba… ¡y se sacaba la bala del zapato!

Con métodos como estos, demasiado estúpidos y repugnantes como para hablar de ellos, y unas cuantas cajas de ginebra, vuestra Majestad se ha convertido en el dueño de aldeas enteras. Cuando llegué al Congo, lo primero que hice fue buscar los resultados de tan brillante programa: “amparo y acogida”, “iniciativa benéfica”, “esfuerzo práctico y sincero” para incrementar los conocimientos de los nativos “y asegurar su bienestar”. Jamás había imaginado que los europeos fuesen capaces de establecer un gobierno en un país tropical sin construir un hospital; sin embargo, desde la desembocadura del Congo hasta su cabecera, aquí, en la séptima catarata, a una distancia de 1.448 millas, no hay ni un solo hospital para europeos, y únicamente tres cobertizos para los africanos enfermos al servicio del Estado, que no son aptos ni para albergar a un caballo. Los marinos que enferman suelen morir a bordo de sus buques en Banana; y de no ser por la humanidad de la Dutch Trading Company en dicho lugar -que a menudo abre su hospital privado a los enfermos de otros países- muchos más morirían. El gobierno de Vuestra Majestad no tiene a su servicio ni un solo capellán para consolar a los enfermos o enterrar a los muertos. Vuestros hombres blancos enferman y mueren en sus alojamientos o en la ruta de las caravanas, y pocas veces reciben un entierro cristiano. Con pocas excepciones, los cirujanos del Gobierno de Vuestra Majestad han sido hombres de gran habilidad profesional, entregados a su deber, pero que se encontraban casi sin material médico y sin espacios en los que tratar a sus pacientes. Los soldados y trabajadores africanos del Gobierno de Vuestra majestad aún viven peor que los blancos, porque sus alojamientos son más pobres, casi tan malos como los de los nativos; y en los cobertizos que reciben el nombre de hospitales languidecen sobre un lecho de cañas de bambú sin mantas, almohadas o alimentos que no sean los mismos que se les sirven cuando están bien: arroz y pescado.

Estaba deseando ver hasta qué punto los nativos habían “adoptado el amparo y la acogida de la iniciativa benéfica” (?) de Vuestra Majestad, y me llevé una amarga desilusión. Los nativos del Congo, en lugar de “adoptar el amparo y la acogida” del Gobierno de Vuestra Majestad, se quejan de que les han arrebatado sus tierras por la fuerza, de que el Gobierno es cruel y arbitrario, y afirman que ni aman ni respetan al Gobierno y a su bandera. El Gobierno de Vuestra Majestad les ha embargado la tierra, quemado los poblados, robado sus propiedades, esclavizado a sus mujeres y niños, y cometido otros crímenes, demasiado numerosos para mencionarlos en detalle. Es natural que en todas partes retrocedan horrorizados ante el “amparo y la acogida” que el Gobierno de Vuestra Majestad les brinda con tanta avidez.

Sé, con total seguridad, que no “se ha realizado ningún esfuerzo práctico y sincero para incrementar sus conocimientos y asegurar su bienestar”. El Gobierno de Vuestra Majestad jamás se ha gastado ni un solo franco con fines educativos, ni instituido sistema práctico de industrialización alguno. En realidad, se han adoptado las medidas menos prácticas contra los nativos, en casi todos los aspectos; y en Boma, la capital del Gobierno de Vuestra Majestad, no hay ni un solo nativo empleado. El sistema laboral es todo lo contrario a práctico; los soldados y trabajadores del Gobierno de Vuestra Majestad llegan, en gran cantidad, importados de Zanzíbar, a un coste de 10 libras por cabeza, y de Sierra Leona, Liberia, Accra y Lagos por entre 1 y 10 libras. A estos reclutas se los transporta en circunstancias aún más crueles que las empleadas en Europa para transportar el ganado. Comen arroz dos veces al día, usando sólo la mano; suelen pasar mucha sed en la estación seca; se ven expuestos al calor y a la lluvia, y duermen sobre las cubiertas sucias y mojadas de los navíos, tan apiñados, que yacen entre excrementos humanos.

Cuando los que sobreviven llegan al Congo, se les pone a trabajar como obreros por un chelín al día; como soldados se les prometen dieciséis chelines al mes en dinero inglés, pero se les suele pagar en pañuelos baratos o nociva ginebra. El trato cruel e injusto al que se ven sometidas estas gentes les mina la moral a muchos, y los lleva a despreciar y desconfiar del Gobierno de Vuestra Majestad. Son enemigos, no patriotas.

Al servicio del Gobierno de Vuestra Majestad en el Congo hay entre sesenta y setenta oficiales del ejército belga, de los que sólo unos treinta están en sus puestos; la otra mitad se halla en Bélgica de permiso. Estos oficiales perciben una paga doble: como soldados y como civiles. No es mi deber criticar el uso ilegal y anticonstitucional de dichos oficiales cuando entran al servicio de este Estado africano. Semejante crítica llegará, con más elegancia, de algún estadista belga que recuerde que no subsiste relación constitucional u orgánica entre este Gobierno y la monarquía absoluta y completamente personal que Vuestra Majestad ha establecido en África. Pero me tomo la libertad de decir que muchos de esos repesentantes son demasiado jóvenes e inexperimentados como para que se les confíe la complicada tarea de tratar con las razas nativas. No conocen el carácter nativo y carecen de sensatez, sentido de la justicia, entereza y paciencia. Ellos han alejado a los nativos del Gobierno de Vuestra Majestad, han sembrado la semilla de la discordia entre tribus y aldeas, y algunos han manchado el uniforme del oficial belga con el asesinato, el incendio intencionado y el robo. Otros representantes han servido fielmente al Estado y merecen un buen trato por parte de su Real Señor.

De estas observaciones generales deseo pasar, ahora, a las acusaciones concretas contra el Gobierno de Vuestra Majestad.


PRIMERA.- El Gobierno de Vuestra Majestad carece de moral militar y solidez financiera, necesarias para gobernar un territorio de 1.508.000 millas cuadradas (3.905.720 Km²), 7.251 millas de navegación (11.674 Km), y 31.694 millas cuadradas (82.087 Km²) de superficie lacustre. En el Bajo Congo sólo hay un puesto, en la región de las cataratas. Desde Leopoldville a Ngombe, una distancia de más de 300 millas, no hay ni un solo soldado o civil. Ni uno de cada veinte representantes del Estado conoce la lengua de los nativos, a pesar de estar continuamente dictando leyes difíciles incluso para los europeos, y de esperar que los nativos las comprendan y las respeten. Los nativos ponen en práctica las crueldades más asombrosas, como enterrar esclavos vivos en la tumba de un jefe muerto, o cortar las cabezas de los guerreros capturados en los combates que tienen lugar entre ellos, pero el Gobierno de Vuestra Majestad no realiza esfuerzo alguno por impedirlas. Al año, se venden entre 800 y 1.000 soldados para que los nativos del Estado del Congo se los coman; y dentro de los límites territoriales del Gobierno de Vuestra Majestad se realizan incursiones en busca de esclavos, de las que se encargan las gentes más crueles y de instintos más asesinos, ante las que el Gobierno resulta impotente. En el Congo sólo hay 2.300 soldados.

SEGUNDA.- El Gobierno de Vuestra Majestad ha fundado casi cincuenta puestos, que cuentan con entre dos y ocho soldados-esclavos mercenarios de la Costa Este. En esos puestos no hay un oficial blanco al mando; ellos se encargan de los soldados negros de Zanzíbar, y el Estado espera de ellos no sólo que se mantengan por sí mismos, sino que realicen incursiones suficientes como para alimentar las guarniciones en las que se acantonan los hombres blancos. Estos puestos piratas y desaprensivos obligan a los nativos, a punta de pistola, a proporcionarles pescado, cabras, aves de corral y hortalizas; y cuando los nativos se niegan a alimentar a estos vampiros, informan a la estación principal y aparecen los oficiales blancos, acompañados por una fuerza expedicionaria que prende fuego a las casas de los nativos. Estos soldados negros, muchos de ellos esclavos, ejercen el poder de la vida y de la muerte. Son ignorantes y crueles, porque no comprenden a los nativos; el Estado se los impone. No informan del número de robos que cometen, ni del número de vidas a las que ponen fin; sólo se les pide que subsistan aprovechándose de los nativos y, así, liberen al Gobierno de Vuestra Majestad del coste que supondría alimentarlos. Son la mayor lacra que sufre el país en estos momentos.

TERCERA.- El Gobierno de Vuestra Majestad es culpable de violar los contratos firmados con sus soldados, mecánicos y trabajadores, muchos de los cuales son súbditos de otros Gobiernos. Sus cartas nunca llegan a destino.

CUARTA.- Los Tribunales del Gobierno de Vuestra Majestad son fracasados, injustos, parciales y delincuentes. He presenciado y examinado en persona su torpe funcionamiento. Las leyes publicadas y puestas en funcionamiento en Europa “para la protección de los negros” en el Congo, son letra muerta y un fraude. He oído a un oficial del Ejército belga defender la causa de un hombre blanco de baja graduación que era culpable de golpear y apuñalar a un negro, para lo que presentó la distinción de razas y los prejuicios como motivos suficientes por los que su cliente debía ser absuelto. Sé que algunos prisioneros llevan dieciséis meses bajo custodia porque no han sido juzgados. Vi cómo sorprendían al sirviente blanco del gobernador general CAMILLE JANSSEN robando una botella de vino en la mesa de un hotel. Unas horas después, el procurador general registró su habitación y encontró muchas más botellas de vino robadas y otras cosas que no eran propiedad de los criados. En el Estado del Congo no se puede procesar a nadie sin una orden del gobernador general, y como éste se negó a que permitir que arrestaran a su sirviente, no se pudo hacer nada. Los criados negros del hotel en el que se robó el vino habían sido acusados de los robos y apaleados a menudo, y ahora se alegraban de que se supiera la verdad. Pero, para sorpresa de todo hombre honrado, el ladrón se hallaba bajo la protección del gobernador general del Gobierno de Vuestra Majestad.

QUINTA.- El Gobierno de Vuestra Majestad es excesivamente cruel con sus prisioneros, y los condena, por las infracciones más leves, a la cadena de presos, algo que no ocurre con ningún otro Gobierno del mundo civilizado o sin civilizar. Estas cadenas para bueyes se clavan en los cuellos de los prisioneros y les producen úlceras, alrededor de las cuales se posan las moscas, agravando la llaga supurante; de manera que el prisionero siempre está molesto. A estas pobres criaturas se las suele azotar con un pedazo seco de piel de hipopótamo que se llama chicote, y la sangre suele fluir con cada golpe, cuando se sabe emplear. Las crueldades infligidas a soldados y trabajadores no pueden ni compararse con los sufrimientos de los pobres nativos a los que, bajo el más mínimo pretexto, arrojan a las miserables prisiones del Alto Congo. No puedo detenerme a hablar de las dimensiones de dichas cárceles en esta carta, pero lo haré en el informe que presentaré ante mi Gobierno.

SEXTA.- Se importan mujeres al Gobierno de Vuestra Majestad con fines inmorales. Se introducen de dos maneras: se envían hombres negros a la costa portuguesa, donde contratan a las mujeres como amantes de los hombres blancos, quienes abonan al proxeneta una suma mensual. El otro método consiste en capturar mujeres nativas y condenarlas a siete años de servicio por algún delito imaginario cometido contra el Estado, del que se acusa a las aldeas de las mujeres. Después el estado alquila esas mujeres al mayor postor, siendo los primeros en elegir los oficiales, y luego el resto de los hombres. Cuando nacen niños de estas relaciones, el Estado mantiene que como la mujer es de su propiedad, el niño también lo es. No hace mucho, un comerciante belga tuvo un hijo con una esclava del Estado, e intentó quedarse con él para educarlo, pero el jefe de la estación en la que residía se negó a dejarse convencer por sus súplicas. Al final, apeló al gobernador general, y éste le dio a la mujer; así el comerciante pudo quedarse también con el niño. Sin embargo, éste fue un caso extraordinario de generosidad y clemencia, y sólo hay un puesto -que yo conozca- donde no se encuentran hijos de los funcionarios civiles y militares del Gobierno de Vuestra Majestad abandonados a la degradación; los hombres blancos ponen a los de su misma sangre bajo el látigo del más cruel de los amos, el Estado del Congo.

SÉPTIMA.- El Gobierno de Vuestra Majestad se dedica al intercambio y al comercio, compitiendo con las compañías comerciales organizadas de Bélgica, Inglaterra, Francia, Portugal y Holanda. Impone cargas fiscales a todas las compañías, mientras exime a sus propios productos de pagar derechos de exportación, y convierte a muchos de sus funcionarios en comerciantes de marfil, con la promesa de una generosa comisión sobre todo lo que consigan comprar o reunir para el Estado. Los soldados estatales patrullan muchas aldeas prohibiendo a los nativos comerciar con nadie que no sea un representante del Estado; y cuando los nativos se niegan a aceptar el precio impuesto por el Estado, el mismo Gobierno que les había prometido “protección” se apodera de sus bienes. En las ocasiones en las que los nativos han insistido en comerciar con las compañías comerciales, el Estado ha castigado su independencia quemando las aldeas próximas a los establecimientos comerciales y expulsado de ellas a los nativos.

OCTAVA.- El Gobierno de Vuestra Majestad ha violado el Acta General de la Conferencia de Berlín al disparar sobre las canoas de los nativos; al confiscar las propiedades de los nativos; al intimidar a los comerciantes nativos e impedirles comerciar con las compañías blancas; al acantonar tropas en las aldeas nativas cuando no hay guerra; al provocar que los buques que van de Stanley Pool a las cataratas Stanley, interrumpan su viaje y abandonen el río Congo, asciendan por el río Aruhwimi hasta Basoko, y sean visitados para pedirles los papeles; al prohibir que el vapor de una misión despliegue su bandera nacional sin el permiso de un Gobierno local; al permitir que los nativos continúen con el tráfico de esclavos y al hacer uso, al por mayor y al por menor, del propio tráfico de esclavos.

NOVENA.- El Gobierno de Vuestra Majestad ha sido, y sigue siendo, culpable de librar guerras injustas y crueles contra los nativos, con la esperanza de conseguir esclavos y mujeres que estén a las órdenes de los representantes de vuestro Gobierno. Durante esas incursiones para conseguir esclavos, el Estado arma a una aldea para que se enfrente a otra, y la fuerza así conseguida se incorpora a las tropas regulares. No encuentro los términos adecuados para describirle a Vuestra Majestad las brutalidades cometidas por vuestros soldados durante dichas incursiones. Los soldados que abren el combate suelen ser los bangala, sanguinarios caníbales que no respetan ni a la anciana abuela, ni al niño de pecho. Se han dado casos en los que han llevado las cabezas de sus víctimas a los oficiales blancos de los vapores expedicionarios y después se han comido los cuerpos de los niños muertos. En una de estas guerras, dos oficiales del Ejército belga vieron, desde la cubierta de su vapor, a un nativo en su canoa que iba a cierta distancia. No era un combatiente e ignoraba el conflicto que se desarrollaba en la orilla, lejos de allí. Los oficiales se apostaron cinco libras a que eran capaces de acertarle al nativo con sus rifles. Efectuaron tres disparos y el nativo cayó muerto, con la cabeza agujereada, y la canoa comercial se convirtió en una falúa funeraria que se deslizó en silencio río abajo.

DÉCIMA.- El Gobierno de Vuestra Majestad se dedica al tráfico de esclavos, al por mayor y al por menor. Compra, vende y roba esclavos. El Gobierno de Vuestra Majestad paga a tres libras por cabeza los esclavos capacitados para el servicio militar. Los oficiales de las principales estaciones consiguen a los hombres y reciben el dinero cuando estos son transferidos al Estado; pero hay intermediarios que sólo ganan entre veinte y veinticinco francos por cabeza. Hace poco se enviaron 316 esclavos río abajo, y aún se enviarán más. A esos pobres nativos los mandan a cientos de millas de distancia de sus hogares, para servir entre otros nativos cuyas lenguas desconocen. Cuando huyen, se ofrece una recompensa de 1.000 n´taka. No hace mucho que al salvaje recapturado se le daban cien azotes con el chicote al día hasta su muerte. El precio que el Estado paga por un esclavo, cuando se lo compra a un nativo, es de 300 n´taka (barras de latón). La mano de obra de las estaciones que el Gobierno de Vuestra Majestad posee en el Alto Congo se compone de esclavos de todas las edades y de ambos sexos.

UNDÉCIMA.- El Gobierno de Vuestra Majestad acaba de firmar un contrato con el gobernador árabe de este lugar para la creación de una serie de puestos militares desde la séptima catarata hasta el lago Tanganika, territorio sobre el que Vuestra Majestad no tiene más derechos de los que yo tengo a ser comandante en jefe del Ejército belga. A cambio de dicho trabajo, el gobernador árabe recibirá quinientos lotes de armas, cinco mil barriles de pólvora y veinte mil libras esterlinas, pagaderas en varios plazos. Mientras esto escribo, recibo la noticia de que estos productos para la guerra, tan valiosos y perseguidos, serán desembarcados en Basoko y su residente será quien decida cómo distribuirlos. Entre los árabes de la zona se extiende un profundo descontento, y parecen pensar que están jugando con ellos. En cuanto al significado de este paso, Europa y América están en condiciones de juzgarlo sin que yo lo comente, sobre todo Inglaterra.

DUODÉCIMA.- Los agentes del Gobierno de Vuestra Majestad han distorsionado el Congo como país y su red de ferrocarriles. Don H. M. STANLEY, el hombre que fue vuestro principal agente al establecer vuestra autoridad en este país, ha tergiversado enormemente el carácter del mismo. En lugar de ser fértil y productivo, es estéril e improductivo. Esta situación no cambiará hasta que los europeos enseñen a los nativos la dignidad, utilidad y beneficio del trabajo. No se producen mejoras entre los nativos porque existe un abismo insalvable entre ellos y el Gobierno de Vuestra Majestad, un abismo que jamás podrá ser cruzado. Sólo pronunciar el nombre de HENRY M. STANLEY provoca escalofríos entre estas gentes sencillas; recuerdan sus promesas rotas, sus abundantes groserías, su mal carácter, sus fuertes golpes, sus duras y rigurosas medidas, con las que les estafó sus tierras. Su última aparición en el Congo causó una profunda sensación, cuando lideró a 500 soldados zanzibaritas y 300 hombres de los campamentos en su misión para liberar a EMÍN PACHÁ. Creyeron que aquello significaba el sometimiento total y huyeron en medio del caos. Pero lo único que éste fue dejando tras de sí fue miseria. Ningún hombre blanco mandaba su retaguardia, por lo que sus tropas se rezagaban, enfermaban y morían; y sus huesos quedaron desperdigados a los largo de más de doscientas millas de territorio.

CONCLUSIONES

Contra el engaño, el fraude, los robos, los incendios intencionados, los asesinatos, las incursiones para hacer esclavos, y la política general de crueldad seguida por el Gobierno de Vuestra Majestad con los nativos, destaca la paciencia sin igual de estos, y su alma indulgente y sufrida, que saca los colores a la civilización de la que tanto alardea el Gobierno de Vuestra Majestad y a la religión que éste profesa. Durante trece años, un único hombre blanco ha perdido la vida a manos de los nativos, y en todo el Congo sólo han matado a dos blancos. El comandante Barttelot recibió el disparo de un soldado zanzibarita, y el capitán de un barco comercial belga fue víctima de su propia precipitación y de su injusta manera de tratar a un jefe nativo.

Todos los crímenes perpetrados en el Congo lo han sido en vuestro nombre, y vos debéis responder ante el tribunal del Sentir Popular por la mala gestión de un pueblo, cuyas vidas y fortunas os fueron confiadas por la augusta Conferencia de Berlín de 1884-1885. Yo ahora apelo a las autoridades que os encomendaron este naciente Estado, y a los grandes Estados que le dieron vida internacional, cuyas majestuosas leyes habéis desdeñado e ignorado, para que convoquen y creen una Comisión Internacional que investigue las acusaciones presentadas en este documento en nombre de la Humanidad, del Comercio, del Gobierno Constitucional y de la Civilización Cristiana.

Esta petición se basa en los términos establecidos por el Artículo 36 del Capítulo VII del Acta General de la Conferencia de Berlín, según los cuales esa augusta asamblea de Estados Soberanos se reservó el derecho “a introducir, más adelante y de común acuerdo, las modificaciones o mejoras cuya utilidad quede demostrada”.

Apelo al pueblo belga y a su Gobierno Constitucional, tan orgulloso de sus tradiciones, repleto de los cantares y las historias de sus defensores de la libertad humana, y tan celoso de su actual posición en la hermandad de los Estados Europeos, para que se purifique de la imputación de los crímenes con los que se ha contaminado el Estado del Congo de Vuestra Majestad. Apelo a las Asociaciones Antiesclavistas de todos los rincones de la Cristiandad, a los filántropos, los cristianos, los estadistas y a la gran masa de las gentes de todas partes para que aceleren el fin de la tragedia que la monarquía sin límites de Vuestra Majestad está representando en el Congo. Apelo a nuestro Padre Celestial, cuyo oficio es el amor perfecto, para que dé fe de la pureza de mis motivos y la integridad de mis propósitos; y apelo a la historia y a la humanidad para que manifiesten y defiendan la verdad de las acusaciones que brevemente he esbozado.

Y bajo la palabra de honor de un caballero, me declaro el humilde y obediente servidor de Vuestra Majestad,

GEO. W. WILLIAMS Cataratas Stanley, África Central, 18 de julio de 1890

lunes, 24 de diciembre de 2012

Carta a Santa Clos.





24 de diciembre, 2012.
 
Querido Santa Clos,
 
Disculpa que te llame así, pero entre Papá Noël, Niño Jesús y Santa Clos, creo que este último término es el más conocido. Eso de niño suena algo raro y pervertido.
 
Hace tantos años que no te escribía, más de 50 creo yo... Ahora ya estoy viejo y por eso te escribo. Si haces cuentas, notarás que me debes los regalos de al menos cuarenta navidades, así que ésta es tu gran oportunidad para ponerte a mano conmigo y quedar bien. Y esta es la lista de regalos que te pido.
 
Quiero pedirte que hagas que los políticos sean honestos, morales, inteligentes, cultos y buenos seres humanos, es decir, sensibles, solidarios, compasivos, valientes, tolerantes, responsables. Sé que esto no es posible porque para ser político se necesita no tener escrúpulos, honestidad, inteligencia, cultura, compasión, tolerancia, decencia y responsabilidad; lo que en suma, esa cumbia resume diciendo: “no tiene cuerpo, ni tiene corazón”. En fin, no puedo pedir lo que el creador no dio ni el diablo otorgó. No obstante, sólo te pido que ya no haya y que sean las naciones y los pueblos los que hablen y decidan por ellos mismos. Tampoco te pido que los mandes al infierno porque después de todo, el diablo no merece esto.
 
Quiero pedirte que ya no exista la discriminación, porque esa mata, asesina, destruye, humilla; que ya no exista el racismo, la homofobia y la misoginia, predominando la tolerancia, la inteligencia, la cultura, el valor, la sensatez y la humildad, pero sé que eso debe ser muy difícil. Por eso te pido que, por una sola vez, los intolerantes, los miedosos, los que discriminan sepan en ellos mismos lo que se siente cuando se es discriminado y que ese sentimiento los haga vivir ocultos por el miedo que resienten a mostrarse como son: timoratos amedrentados ante la verdad.
 
Quiero pedirte que ya no haya guerras. Sabemos que los poderosos y los militares piensen lo contrario, como la especie de la extinción, si, la de la extinción de la humanidad y del planeta. Para ellos, las guerras en las que están empeñados son un gran negocio. Por eso te pido que al menos, en las próximas guerras hagas que los ejércitos peleen mudos y desnudos, ya que así podrán distinguirse unos de otros y todos se pondrían en paz.
 
Quiero pedirte que le digas a Dios que sus ángeles no hacen bien su trabajo o bien ya cambiaron de bando, pues siguen los secuestros, los homicidios, la tortura, las violaciones, la contaminación, la deforestación. Tal vez no se ha dado cuenta y tu intervención ayude, a ver si te hace caso.
 
Quiero pedirte que se termine la corrupción y la incompetencia; que los funcionarios y servidores públicos hagan bien su trabajo; que los empresarios dejen de corromper, que sean honestos y se interesen en los demás. Sé que esto es como pedirle peras al olmo, pero soñando, pienso que sería bonito.
 
Quiero pedirte que los niños vuelvan a salir a los parques y a los juegos, que corran, griten, juegan, con menos televisión e internet y con padres más amorosos. Eso te conviene, creo yo.
 
Quiero pedirte que los jóvenes vuelvan a soñar, que caminen y conozcan, que amen, que aprendan a vivir, que la alegría y la esperanza estén con ellos.
 
Quiero pedirte que, ahora que producimos tantos alimentos, todos tengan la oportunidad de comer. Sí, sí alcanza. Sólo necesitamos que dejen de ser negocio.
 
Quiero pedirte que el sexo, que es tan agradable, deje de mirarse con prejuicio, que sea un acto de libertad, de respeto y de plena conciencia, sin abusos ni temores, sin persecuciones, para que la especie sobreviva.
 
Quiero pedirte que la gente vuelva a leer los libros, tantos, que casi no se usan. Así sería más fácil poder charlar.
 
Ya sé que esto es solo un sueño. Aun así, te propongo un trato: concédeme la mitad de todo ello y la otra se la pido a los Reyes Magos. ¿Aceptas?
 
Me despido para poder seguir soñando. Sólo te digo tres cosas más. Ya no hagas “jo, jo, jo”, pues espantas a los niños. Recuerda que donde no hay chimenea se puede usar la puerta; la obesidad no es símbolo de bienestar: es una enfermedad.
  
Con esperanza, Alejandro.

 

viernes, 21 de diciembre de 2012

13 baktun, los olvidados, un lugar a la esperanza, un futuro nuevo.

Los olvidados, los grandes olvidados, aquellos que abrieron caminos, construyeron puentes, aquellos que en un poco más de un siglo han demostrado que la infamia no es un derecho, que lo ominoso radica en la opresión, la discriminación, la explotación, a aquellos que han logrado llegar hasta este fin del mundo, sólo para recordarnos que el mundo puede renacer, se puede redimir, que si es posible reinventar la humanidad, porque este 21 de diciembre, al concluir el 13 Baktun, la oportunidad es nuestra, está en nuestras manos.

“Por nuestra parte debemos iluminar el viejo mundo y crear positivamente el mundo nuevo./ Cuanto más tiempo dejen los acontecimientos para reflexionar a la humanidad que sufre, tanto más perfecto vendrá al mundo el fruto que el presente lleva en su vientre”
Carlos Marx


 

El hombre que va a morir hoy entre nosotros ha tomado parte de algún modo en la revuelta. Se dice que mantenía relaciones con los insurrectos de Birkenau, que ha llevado armas de nuestro campo, que estaba tramando un amotinamiento simultáneo también entre nosotros. Morirá hoy bajo nuestras miradas: y quizás los alemanes no comprendan que la muerte solitaria, la muerte de hombre que le ha sido reservada, le servirá de gloria y no de infamia. Cuando terminó el discurso del alemán, que nadie pudo entender, de nuevo se elevó la primera voz ronca: Habt ihr verstanden? (¿Lo habéis entendido?) ¿Quién respondió, Jawohl? Todos y ninguno: fue como si nuestra maldita resignación tomase cuerpo de por sí, se hiciese voz colectivamente por encima de nuestras cabezas. Pero todos oyeron el grito del moribundo, éste traspasó las gruesas y antiguas barreras de inercia y de sumisión, golpeó el centro vivo del hombre en cada uno de nosotros: –Kamaraden, ich bin der Letze! (i Compañeros, yo soy el último!) Me gustaría poder contar que entre nosotros, rebaño abyecto, se hubiese levantado una voz, un murmullo, un signo de asentimiento. Pero no sucedió nada. Hemos continuado en pie, encorvados y grises, con la cabeza inclinada, y no nos hemos descubierto la cabeza más que cuando el alemán nos lo ha ordenado. El escotillón se ha abierto, el cuerpo se ha deslizado atrozmente; la banda ha vuelto a tocar, y nosotros, de nuevo formados en columna, hemos desfilado ante los últimos temblores del moribundo. Al pie de la horca, los SS nos veían pasar con miradas indiferentes: su obra estaba realizada y bien realizada. Los rusos pueden venir ya: ya no quedan hombres fuertes entre nosotros, el último pende ahora sobre nuestras cabezas, y para los demás, pocos cabestros han bastado. Pueden venir los rusos: no nos encontrarán más que a los domados, a nosotros los acabados, dignos ahora de la muerte inerme que nos espera. Destruir al hombre es difícil, casi tanto corno crearlo: no ha sido fácil, no ha sido breve, pero lo habéis conseguido, alemanes. Henos aquí dóciles bajo vuestras miradas: de nuestra parte nada tenéis que temer: ni actos de rebeldía, ni palabras de desafío, ni siquiera una mirada que juzgue.

Primo Levi “Si esto es un hombre”



"Ninguna brutalidad, maltrato o tortura me ha doblegado, porque prefiero morir con la cabeza en alto, con la fe inquebrantable y una profunda confianza en el futuro de mi país, a vivir sometido y pisoteando principios sagrados. Un día la historia nos juzgará, pero no será la historia según Bruselas, París, Washington o la ONU sino la de los países emancipados del colonialismo y sus títeres".
Patricio Lumumba, carta a su esposa, Pauline Lumumba, enero de 1961, una semana antes de su asesinato.

"Con su muerte, Lumumba dejó de ser una persona. Se convirtió en toda África".
Jean-Paul Sartre.

"¿Tú tienes un padre negro y otro blanco? ¿Una madre negra y otra blanca?" Una pregunta que la pequeña Juliana les hacía a menudo a sus compañeros durante la infancia. Una pregunta que refleja tanto la ingenuidad de la infancia como resume profundamente la mirada que tiene de su vida "excepcional": una congoleña que vivió y creció en el seno de una familia egipcia.

La historia comenzó en 1961, cuando el palacio presidencial donde vivía el militante congoleño Patrice Lumumba con su familia fue sitiado por las fuerzas de las Naciones Unidas. Porque su padre fue el primero en comprender que la única fuerza que permitiría a su país acceder a la independencia era la de las masas oprimidas, supo reunirlas a su alrededor para alcanzar la libertad. Esto lo había convertido en el hombre más popular del Congo y el más detestado en Bélgica. "El embajador de Egipto en el Congo en esa época, Mohamad Ibrahim Kamel, le propuso a mi padre un plan bien definido para que mis hermanos y yo dejáramos el país hacia Egipto. Este plan fue ejecutado con la supervisión del presidente Nasser. El consejero Abdel-Aziz Ishaq, que trabajaba entonces en la embajada egipcia, nos dio pasaportes con nombres egipcios como si nosotros fuéramos sus hijos", cuenta Juliana Lumumba, con los ojos brillantes.
  



La República de Angola se propone racionalizar y apoyar el establecimiento del Poder Popular a nivel nacional.
La República de Angola considera como un deber patriótico y honrar a la protección de la asistencia inalienable privilegiado en especial a los huérfanos de guerra, los discapacitados y mutilados por los sacrificios de la guerra en la lucha por la liberación nacional.
Sin embargo, hará todos los esfuerzos hacia la plena reinserción en la sociedad de todas las víctimas de la guerra de liberación nacional.
La preocupación dominante del nuevo Estado será la abolición de toda discriminación por razón de sexo, edad, institución principio étnico o racial y religiosa rigurosa y justa - "el trabajo igual, salario igual".
La República de Angola, bajo la justa dirección del Movimiento Para la Liberación de Angola, estimulara el proceso de emancipación de las mujeres angoleñas.
La República de Angola se impone un Estado laico con total separación de Iglesia y Estado, el respeto a todas las religiones y la protección de las iglesias, lugares y objetos de culto e instituciones legalmente reconocidas.
La bandera que flota es hoy el símbolo de la libertad.
Agustín Neto.11 Desde noviembre de 1975. Proclamación de la Independencia

Más, los colonizadores introdujeron y se intensificó el sistema capitalista de opresión que poco a poco fue cediendo su lugar a formas transnacionales de explotación.
La clave para la transformación de la sociedad, en la producción son las relaciones de producción, es cómo se distribuyen en la sociedad de los medios de producción.
Es necesario que los modernos medios técnicos y las condiciones que ofrece la naturaleza, está al servicio del pueblo.
Agostinho Neto. 23-May-1976. En su intervención en la clausura de los cursos primero activistas del MPLA.

El proceso de producción, lo concebimos, que debe hacerse en beneficio de todo el pueblo.
Los campesinos deben tener en sus manos la tierra que cultivan.
Y así como nadie tiene el derecho o se puede vender el aire que respiramos, también, en nuestro popular Angola, la tierra debe estar a disposición de quien lo usa.
La tierra ya no puede ser la propiedad de algunos hombres para que otros hagan producir para su propio beneficio.
Así que todo lo que está bajo tierra o bajo el mar o el aire, todo lo que es la naturaleza, pertenece al pueblo.
Entender que deben destruir la propiedad del pueblo. Estos son también los que están impregnados de una mentalidad de esclavos.
Agostinho Neto. 23-May-1976. En su intervención en la clausura de los cursos primero activistas del MPLA.

Se cree que incluso la confiscación a los colonialistas no es más que la transferencia de la propiedad en manos del jefe de otro empleador.
¿Quién dirige un país, impulsa un pueblo?
No podemos, no debemos librar una guerra entre nosotros. Debemos preservar la unidad nacional.
Somos un pueblo que desde hace siglos la mayoría de los negros, pero también miles de mestizos y blancos.
Lo que importa es neutralizar cualquier pretensión de los grupos raciales que desean mantener una supremacía social o económica del país
Agostinho Neto. 23-May-1976. En su intervención en la clausura de los cursos primero activistas del MPLA.
Estábamos limitados por el tiempo, el problema del transporte y demás circunstancias de estos municipios.
Uno de los puntos de discusión debe ser la creación del líder marxista-leninista de nuestro país, que son decisiones que tienen gran importancia para el desarrollo político del pueblo angoleño.
Había propietarios portugueses que poseían los medios de producción (que tenía fábricas, tierras, herramientas) y trabajadores asalariados angoleños que pagaban salarios de hambre.
Hoy en día, una parte, una buena parte de los medios de producción ya no pertenecen a individuos y rara vez pertenecen al portugués: son bienes que pertenecen al pueblo angoleño.
Agostinho Neto. Del 5 de febrero de 1977. En su intervención en la reunión de activistas en Ndalatando

La interacción entre blancos, negros y mestizos de hoy es mucho mejor de lo que era en el pasado, aunque todavía tenemos algunos problemas.
Encontramos la violencia no más debido a la raza, no encontramos la discriminación por motivos de raza.
Agostinho Neto. Del 5 de febrero de 1977. En su intervención en la reunión de activistas en Ndalatando.

Encontramos militantes del MPLA cada paso... Ya hemos ganado la guerra, todo el mundo es MPLA... pero algunos simplemente dicen que son militantes del MPLA.
En lugar de tener exploradores colonialista, como antes.
Y lo que no es bueno que con los sentimientos se resuelven los problemas políticos. Hay que imponer reglas que se siguen estrictamente: si esperamos que cada uno tenga buenos sentimientos, no vamos a resolver nuestros problemas...
Agostinho Neto. Del 5 de febrero de 1977. En su intervención en la reunión de activistas en Ndalatando.
  



Señor presidente, señores delegados, la representación de Cuba ante esta Asamblea se complace en cumplir en primer término el agradable deber de saludar la incorporación de tres nuevas naciones al importante número de las que aquí discuten problemas del mundo.

Saludamos pues en la persona de su presidente y primeros ministros a los pueblos de Zambia, Malawi y Malta y hacemos votos porque estos países se incorporen desde el primer momento al grupo de naciones no alineadas que luchan contra el imperialismo, el colonialismo, y el neocolonialismo.

Hacemos llegar también joven las clases dominantes de países latinoamericanos contra nuestra revolución en otros más tristes aún es producto de los deslumbrantes resplandores de mamón.

Como es de todos conocido después de la tremenda conmoción llamada crisis del Caribe, los Estados Unidos contrajeron con la Unión Soviética determinado compromisos que culminaron la retirada de cierto tipo de armas que las continuas agresiones de aquel país como el ataque mercenario de playa Girón y las amenazas de invadir nuestra patria nos obligaron a emplazar en Cuba.

En acto de legítima e irrenunciables defensa pretendieron los norteamericanos además que las Naciones Unidas inspeccionaran nuestro territorio a lo que nos negamos enfáticamente ya que Cuba no reconoce el derecho de los Estados Unidos ni de nadie en el mundo a determinar qué tipo de armas pueda tener dentro de sus fronteras En este sentido sólo acataríamos acuerdos multilaterales con iguales obligaciones para todas las Partes.

Como ha dicho Fidel Castro mientras el concepto de soberanía exista como prerrogativa de las naciones y de los pueblos independiente y como derecho de todos los pueblos nosotros no aceptaremos la exclusión de nuestro pueblo de ese derecho mientras el mundo se rija por esos principios mientras el mundo se rija por esos conceptos que tengan validez universal porque son universalmente aceptados y consagrado por los pueblos nosotros no aceptaremos que se nos prive ninguno de esos derechos nosotros no renunciaremos a ninguno de sus derechos el señor Secretario General de las Naciones Unidas U Thant entendió nuestra razón.

Sin embargo los Estados Unidos pretendieron establecer una nueva prerrogativa arbitraria e ilegal la de violar el espacio aéreo de cualquier paí­s pequeño así han estado surcando el aire de nuestra patria aviones U2 y otro tipo de aparatos espías que con toda impunidad navegan en nuestro espacio aéreo Hemos hecho todas las advertencias necesarias para que cesen las violaciones aéreas así como las provocaciones pero marino yanquis hacen contra nuestras postas de vigilancia en la zona de Guantánamo. Los vuelos rasantes de aviones sobre buques nuestros o de otras nacionalidades en aguas internacionales Los ataques piratas a barcos de distintas banderas y las infiltraciones de espías saboteadores y armas en nuestra isla nosotros queremos construir el socialismo.

Nos hemos declarado partida partidarios de los que luchan por la paz Nos hemos declarado dentro del grupo de países no alineados a pesar de ser marxistas leninistas porque los no alineados como nosotros luchan contra el imperialismo.

Queremos paz esta disposición nueva de un continente de América está plasmada y resumida en el grito que dí­a a dí­a nuestras masas proclaman como expresión irrefutable de su decisión de lucha paralizando la mano armada del invasor proclama que cuenta con la comprensión y el apoyo de todos los pueblos del mundo y especialmente del campo socialista encabezado por la Unión Soviética esa proclama es patria o muerte.

Dr. Ernesto "CHE" Guevara de la Serna.



Nuestro miedo más profundo no es que seamos inadecuados.
Nuestro miedo más profundo es que somos poderosos sin límite.
Es nuestra luz, no la oscuridad lo que más nos asusta.
Nos preguntamos: ¿quién soy yo para ser brillante, precioso, talentoso y fabuloso?
En realidad, ¿quién eres tú para no serlo?
Eres hijo del universo.
El hecho de jugar a ser pequeño no sirve al mundo.
No hay nada iluminador en encogerte para que otras personas cerca de ti no se sientan inseguras.
Nacemos para hacer manifiesto la gloria del universo que está dentro de nosotros.
No solamente algunos de nosotros: Está dentro de todos y cada uno.
Y mientras dejamos lucir nuestra propia luz, inconscientemente damos permiso a otras personas para hacer lo mismo.

Discurso de Nelson Mandela como Presidente Electo de Sudáfrica (1994)