domingo, 28 de abril de 2013

¿Por qué?









A Socorro.

Recién ha fallecido el hijo de una amiga, un joven, siempre he creído que esto es algo antinatural, los padres nunca deberían ver y saber de la muerte de sus hijos, más la vida es esto, no funciona como crees que debería hacerlo.

La muerte para mi es alguien que siempre ha estado conmigo, una amiga, ella, creo yo no es el problema, lo que me abruma es el cuándo y el cómo, y en casos como este el quién.

Durante los años 80´s estuve muchas veces en Centro América, ahí conocí mucha gente, personas que creían en la posibilidad, personas que sus actos estaban marcados por el futuro como algo portentoso, sin embargo, ellos nunca llegaron a verlo.

Estas situaciones me abruman, no las entiendo, no las acepto y sin embargo ahí están, murallas avasalladoras, ante las cuales no sé qué decir, no sé qué hacer, sólo logro llorar y quesera cerrar los ojos y al volverlos a abrir todo sigue igual, el horror, el horror, la terrible agonía, la soledad, la tristeza, la memoria y con eso, con eso se debe seguir, se debe caminar, con ese gran hueco en el alma.

Cuando esto sucede es cuando te das cuenta que los cielos están vacios, quizá por eso Cesar Vallejo escribió esto, para que al menos exitan palabras, haya voces que griten…

 Los Heraldos Negros

Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé.
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... Yo no sé.

Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.

Son las caídas hondas de los Cristos del alma,
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

Y el hombre... Pobre... pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como un charco de culpa, en la mirada.

Hay golpes en la vida, tan fuertes ... Yo no sé!
 
Con todo el respeto, cariño, solidaridad y esperanza.

Alejandro.



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