Quizá alguna vez, en algún tiempo, en algún lugar encontraremos el
futuro, porque sabes, cuando pienso en el cielo me imagino la muerte es sólo
una puerta que cuando se abre hay otra puerta detrás de ella, pero si he e
imaginar el cielo, veo una puerta abierta te miro a ti entrando por ella….
Alejandro.
Romance de la gentil dama y el rústico pastor
Anónimo, Siglo XV
Estase la gentil dama
paseando en su vergel,
los pies tenía
descalzos,
que era maravilla ver;
desde lejos me
llamara,
no le quise responder.
Respondile con gran
saña:
-¿Qué mandáis, gentil
mujer?
Con una voz amorosa
comenzó de responder:
-Ven acá, el
pastorcico,
si quieres tomar
placer;
siesta es del
mediodía,
que ya es hora de
comer,
si querrás tomar
posada
todo es a tu placer.
-Que no era tiempo,
señora,
que me haya de
detener,
que tengo mujer y
hijos,
y casa de mantener,
y mi ganado en la
sierra,
que se me iba a
perder,
y aquellos que me lo
guardan
no tenían qué comer.
-Vete con Dios,
pastorcillo,
no te sabes entender,
hermosuras de mi
cuerpo
yo te las hiciera ver:
delgadica en la
cintura,
blanca soy como el
papel,
la color tengo
mezclada
como rosa en el rosel,
el cuello tengo de
garza,
los ojos de un esparver,
las teticas agudicas,
que el brial quieren romper,
pues lo que tengo
encubierto
maravilla es de lo
ver.
-Ni aunque más
tengáis, señora,
no me puedo detener.
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