domingo, 26 de abril de 2015

ARMENIA ARRASADA



Armenia, ahí estaba el antiguo país de Mitani, lugar de done se cuenta provenía la madre de Tutankamón, es un lugar lejano para nosotros, algunas veces místico o mágico, identificado con los apóstoles y la cristiandad, hoy deseo escribir sobre Armenia, en 1915 ocurrió algo que nunca debió de ser, una de esas cosas que siempre duelen, que avergüenzan, no solo a los perpetradores, sino a la humanidad entera.

El domingo 12 de abril, el Papa Francisco dijo en San Pedro, "En el siglo pasado, nuestra familia humana vivió tres tragedias masivas y sin precedentes", donde se conmemoró el 100 aniversario de la masacre del pueblo armenio. "La primera, que es considerada '-el primer genocidio del siglo XX-, golpeó a los armenios", dijo, refiriéndose a una declaración hecha en 2001 por el papa Juan Pablo II y el líder de la iglesia armenia.

En el año 2002 Atom Egoyan presenta el film “Ararat”, refiriéndose a la montaña donde encallo el Arca de Noé, per describiendo con objetividad y de manera plástica la masacre, película que ampliamente recomiendo.

Al terminar, dejo que Aurora Mardiganián, una joven en esa masacre cuente su historia a través de un documental que pronto verá la luz pública.

Hoy no escribo esto para los muertos, ni sus descendientes, lo escribo para nosotros, 100 años después, para los victimarios, porque al final, la crueldad y lo ominoso son solo la enseñanza de la posibilidad del miedo, de la estupidez, del odio y la ira.

Armenia, una Vida Anunciada,

Después de la caída del reino de Armenia en 428, la mayor parte del país fue incorporada al Imperio sasánida, gobernado por los descendientes de Seleuco, general de Alejandro el Grande. Después de una rebelión en 451, los armenios mantuvieron su libertad religiosa, mientras que Armenia ganó autonomía y el derecho a ser gobernada por uno un marzpan nativo. El marzpanato de Armenia duró hasta 640, cuando la Persia Sasánida fue destruida por el Califato árabe.

Tras la conquista árabe de Armenia, Armenia fue inicialmente agrupada en una unidad administrativa con el nombre de Arminiyya, que también incluyó partes de Georgia y de Albania caucásica y tenía su centro en la ciudad armenia de Dvin, bajo un gobernador árabe. A mediados del siglo IX la administración fue delegada en el príncipe de Armenia, reconocido por el califa y el emperador bizantino. El principado de Armenia duró hasta el año 884, cuando el país recuperó la independencia del debilitado imperio árabe. Hacia 1045 forman parte del imperio Bizantino y desde el siglo XVI ha sido integrada sucesivamente al Imperio Otomano, lo cual sucede definitivamente en el siglo XIX, (actual Turquía).
 
Durante la primera guerra, Esto era debido al hecho de que el ejército ruso mantuvo un contingente de tropas armenias, integrado por unidades irregulares armenias. El 24 de abril de 1915 las autoridades otomanas arrestaron a los intelectuales armenios.

Con la ley de Tehcir, una gran proporción de armenios que vivían en Anatolia falleció como resultado del genocidio armenio. Había resistencia armenia local en la región, desarrollada contra las actividades del Imperio otomano. Los acontecimientos de 1915 a 1917 se consideran por los armenios y la inmensa mayoría de historiadores occidentales como matanzas totales patrocinadas por el estado

Transcribo una nota del periódico español ABC escrita por Daniel Iriarte corresponsal en Estambul y publicada el 26/04/2015
 
Miles de personas conmemoran el genocidio en Estambul, aunque muchos turcos lamentan la indiferencia hacia el sufrimiento de sus antepasados

ABC

Cae la tarde en Estambul, y la gente comienza a reunirse frente al Instituto Francés, muy cerca de la emblemática plaza de Taksim. Un grupo de personas pasan junto a un panel de madera, recortado como si fuese la silueta de un árbol, y atan cintas de colores a lo que pretenden ser las ramas. Se trata de un homenaje a los intelectuales armenios ejecutados por las autoridades otomanas hace exactamente un siglo, las muertes que marcaron el inicio de lo que poco después sería la destrucción de la comunidad armenia del Imperio. Lo que el mundo conoce como el genocidio armenio.

Poco después, cientos, miles de personas comienzan a inundar la calle. Enarbolan pancartas de mártires: de patriarcas y líderes políticos que murieron en 1915; de Hrant Dink, el periodista turco-armenio cuyo asesinato a manos de un pistolero ultranacionalista provocó tal oleada de rechazo que supuso el inicio del movimiento que vemos hoy; y de Sevag Balikci, un joven armenio muerto a manos de un soldado turco en 2011, mientras realizaba su servicio militar. «¡Estado asesino, rendirá cuentas!», grita la multitud. En los altavoces suenan canciones armenias. La contramanifestación que se reúne a cientos de metros de allí, en cambio, apenas logra reunir a unas pocas decenas de nacionalistas turcos.

«Es muy importante estar aquí hoy, por dos razones. La primera, para que los armenios puedan pasar página, que puedan mirar al futuro en lugar de al pasado. Pero también, el que el estado turco reconozca el genocidio y pida disculpas hace más difícil que pueda repetirse. Porque mientras el estado niegue lo que pasó, está abierto a hacerlo de nuevo», afirma el escritor Roni Margulies, un conocido intelectual progresista turco que ha acudido al evento. «Hay mucha gente, sobre todo en las regiones del este de Turquía, que sabe lo que pasó, porque lo escuchó de sus abuelos. Esta gente sabe lo que hizo el estado, y que no fue castigado por ello», dice a ABC.

Durante mucho tiempo, la cuestión de las matanzas de los armenios durante la Primera Guerra Mundial ha sido un asunto tabú en Turquía, y su sola mención podía acarrear importantes represalias legales. La atmósfera, sin embargo, ha ido cambiando con el tiempo. Oficialmente,el estado turco ya no niega estas muertes, aunque sigue existiendo un importante malestar ante el asunto. Muchos turcos alegan que, mientras el mundo ha mostrado una gran empatía con el terrible destino de los armenios, ha exhibido una indiferencia similar ante las tragedias sufridas por las poblaciones musulmanas del Imperio Otomano a manos de los nacionalistas balcánicos y eslavos, que provocaron cientos de miles de muertos y desplazados.

Los datos sociológicos respecto a la cuestión son llamativos: según una reciente encuesta del Centro de Estudios de Economía y Política Exterior de Turquía (EDAM), un 9,1 % de los turcos cree que se debería ofrecer una disculpa por lo sucedido, y reconocer el caso como genocidio, una cifra que se ha incrementado sensiblemente en los últimos años. El mismo porcentaje opina que solo se debería producir una disculpa, sin reconocimiento. Otro 12 % cree que se debería expresar dolor por las muertes, pero no adoptar ninguna otra medida, y un 21,3 % prefiere dejar las cosas tal y como están. Pero lo más significativo es la opción mayoritaria: un 23,5 % cree que se debe expresar dolor por todos los muertos del periodo, no solamente los armenios, lo que entronca con el sentimiento apuntado arriba.

Las autoridades turcas parecen haber optado por una opción intermedia. El gobierno turco, que en los últimos días ha llamado a consultas a sus embajadores en el Vaticano y Viena después de que el Papa Francisco y el Parlamento austriaco utilizasen el término «genocidio», condenó ayer a los presidentes de Rusia, Francia y Alemania por el mismo motivo. También protestó formalmente contra el discurso del estadounidense Barack Obama, acusándole de aplicar una «percepción unilateral y selectiva de la justicia». Una postura que la semana pasada provocó el enfrentamiento del ejecutivo de Recep Tayyip Erdogan con uno de sus asesores, el armenio Ethem Mahçupyan, contratado el año pasado como parte de una política de apertura hacia las minorías religiosas del país.

«Si aceptamos que lo sucedido en Bosnia y África fueron genocidios, es imposible no llamar también genocidio a lo que sucedió a los armenios en 1915», declaró Mahçupyan en una entrevista televisiva, contradiciendo los comentarios realizados veinticuatro horas antes por el propio Erdogan y por el primer ministro Ahmet Davutoglu. El asesor, de hecho, dejó de serlo pocos días después. La explicación oficial, sostenida incluso por él mismo, es que había alcanzado la edad de jubilación.

Pero, consciente tal vez de la necesidad de cierta flexibilidad, Erdogan trató a la vez de mostrarse ayer sensible respecto a la cuestión armenia. «Permítame reiterar que somos conscientes de los tristes eventos experimentados en el pasado por la comunidad armenia, y que comparto sinceramente su dolor. Por favor, tenga la seguridad de que nuestros corazones siguen abiertos a los nietos de los armenios otomanos en todo el mundo», declaró en un comunicado dirigido al Patriarca armenio de Turquía, Aram Atesyan, en inglés, armenio y turco. El Ministro de Asuntos Europeos, Volkan Bozkir, también asistió ayer a una misa oficiada por Atesyan en honor a los armenios que murieron en 1915.

UN INVESTIGADOR DE ARGENTINA DESCUBRE EL FILM.

Por Sergio Kniasian.
Video subtitulado en español por Carla Serafini.

Durante ocho décadas los historiadores buscaron por todo el mundo copias de la película “Ravished Armenia”. Pero todo fue en vano. Hoy en día se puede afirmar, lamentablemente, que ya no existe. Sólo sobrevive un fragmento de la misma, que fuera descubierto en 1994 por el investigador Eduardo Kozanlián de Buenos Aires, quien dedicó gran parte de su tiempo en rastrear en diferentes países todo lo concerniente al "fenómeno Mardiganián.".

Fascinado desde su juventud por el tema, comenzó en un inicio, a recoger datos e información dispersa sobre el libro, sobre “Aurorita” (así llama Kozanlián a la protagonista de la historia Aurora Mardiganián), sobre el film, etc., llegando con los años, a formar un archivo envidiable sobre el tema.

Eduardo Kozanlián Viajó varias veces a EEUU donde buscó rastros de todo lo concerniente al libro y a la película. Gracias a su personalidad inquieta y perseverante, consiguió originales de las primeras ediciones, fotografías, recortes de la prensa del momento, documentos relacionados, etc.

La pasión de años tuvo su recompensa, pues mientras revisaba archivos buscando rastros de la película se topó con ella.

Este último tramo de la historia del film se relaciona con el conocido cineasta, recientemente fallecido Yervánt Setián.

Nacido en Adabazar, Setián tenía ocho años cuando junto con su madre y sus dos hermanas fueron empujadas a destinos inciertos cuando el gobierno turco ordenó la deportación de toda la población armenia a los desiertos de Siria con el fin expreso de que no sobrevivieran.

Los Setián se salvaron del Primer Genocidio del siglo XX, quedando en Damasco y tras unos años se embarcaron en una nave atestada de refugiados rumbo a Francia. Allí el joven Yervánt pudo dedicarse a la cinematografía comenzando muy tímidamente hasta llegar a concretar el estudio Cine Seto, con una producción bastante interesante Años después en 1947 se estableció en Yervánt Setián Armenia Soviética, donde prosiguió su carrera. Ya afincado en Ereván fue aceptado como operador de filmaciones en el Estudio Haifilm, donde durante 30 años sirvió al desarrollo del séptimo arte y transmitió sus experiencias y conocimientos a la juventud.

Kozanlián, durante un viaje turístico que realizó a la capital de Armenia en 1994, se entrevistó con Setián. Con estas palabras se refiere al gran artista: “No solo fue un cineasta sino también un recopilador de documentos que revelaron a la posteridad el martirio de su pueblo acorralado por sus verdugos. Así pudo rescatar y llevar a su patria -pagando un alto precio a la empresa George Miller, después de una trabajosa colecta- la película "El martirio de un pueblo", filmada en Inglaterra sobre la base de pruebas documentales de Elsa Kederián, una sobreviviente a la tragedia que arrasó con 100.000 niñas armenias. Este film se trataba en realidad de "Ravished Armenia" o "Auction of Souls ("Armenia arrasada" o "Subasta de Almas") que descubrí en Ereván hace algunos años. Parte de este film se conserva gracias a Setián; y con respecto a Elsa Kederián, es nada menos que Aurora Mardiganián, identidad de la que Setián no tuvo conocimiento, ni tampoco de que, en realidad, se filmó en los Estados Unidos.” 1 Setián entregó sus documentos al Archivo de Documentos de Armenia, donde estuvieron guardados por varios años. Correspondió a Kozanlián hallar el film en cuestión cuando estaba haciendo algunas pesquisas, justamente en Archivo de Documentos de Armenia en 1994. Los largos años de investigación y la consecuente familiarización de los rostros de los actores y participantes en el film, le permitió identificar el film en cuestión. Se pudo recuperar un segmento de veinte minutos de extensión insertada en una obra un poco más extensa.

1 Kozanlián Eduardo, “Los ojos de Cine Seto”, Diario “ARMENIA”, Buenos Aires, 14 octubre 1998, pg. 5.

Los primeros 2 minutos 10 segundos y los últimos 55 segundos no pertenecen al film original, son agregados de Yervánt Setián, quien en ningun momento pretendió que fueran del film, sino que los puso debido a que eran afines a los sucesos de la época. .Por lo tanto quedan aproximadamente 14 minutos 30 segundos del original.

2 Kozanlián durante sus últimos viajes a los EEUU, para ver si podía encontrar nuevos elementos acerca del “fenómeno Mardiganian”, obsequió copias del fragmento del film a quien se interesaba sobre el tema o a quienes lo ayudaron en sus investigaciones. Hoy está al alcance de todos, distribuido por varias firmas comerciales o personales, tanto en video como su versión digitalizada en DVD. Algunos vienen acompañados con una detallada historia del libro y la película, omitiendo el nombre de quien lo redescubrió y repartió por doquier. Inclusive algunas versiones tienen de tapa el afiche que promocionaba el film en su época, que es nada menos que una fotografía que Kozanlián mismo había tomada del original que se exhibe en el Armenian Library and Museum of America, de Watertown, Massachussets.

Finalmente Kozanlián donó la película recuperada al Instituto-Museo del Genocidio Armenio de Ereván, gracias a lo cual hoy existe una copia en los archivos del mismo. Dicho sea de paso, el Museo del Genocidio en el año 2009 celebró con una gran difusión del tema, el 90º aniversario de la publicación del libro «Ravished Armenia» y del estreno de la película muda «Subasta de almas», ambos en 1919.

El Museo envió a cuanto órgano de difusión existente, tanto de Armenia como de la Diáspora, informes de prensa detallados. Además publicó postales alusivas y armó una exhibición virtual que se puede consultar en en la página de Internet http://www.genocide-museum.am/eng/online_exhibition_6.php Todas las notas e informes del Museo mencionan indefectiblemente el nombre de Eduardo Kozanlián 3 y su descubrimiento del fragmento del film con suma gratitud.

3 Eduardo Kozanlián, nació el 18 de febrero de 1947 en Bucarest, Rumania. Con su familia se estableció en Buenos Aires en 1952. Estudió en los colegios armenios Arslanián (actual Instituto Educativo San Gregorio El Iluminador) y Mekhitarista. Ferviente entusiasta de la lucha del pueblo armenio por el reconocimiento de sus derechos, desde muy joven se enrola en las filas de la FRA-Dashnaktsutiún, donde en la actualidad cumple tareas de responsabilidad.


Publicado 29th January 2013 por GUÍA ARMENIA MENC



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