jueves, 30 de octubre de 2008


La Luna
A la hermosa luna que me llena y que cobija.


Cuentan los viejos que hace muchos, muchos años, la luna no existía, que solo estaban las estrellas, sin embargo, un buen día cuando Dios se despertó notó que no habían llegado a tiempo la Esperanza y la Fantasía, las busco por todos lados y las encontró caminando y muy cansadas, Dios les pregunto qué había sucedido, por que no habían regresado a tiempo.


La Fantasía le respondió que ellas viajan siempre acompañadas de sus pequeños hermanos, los Sueños y que mientras estos acarician las cabezas de los hombres, ellas se quedan con ellos para que los hombres tengan fantasías y esperanzas mientras duermen y los sueños los cobijan.
Pero al terminar, en ese momento en el cual el día y la noche se unen en uno solo, ellas regresan, sin embargo, ese día, la noche no quería irse porque estaba jugando con los sueños, así que ellas (la Esperanza y la Fantasía) decidieron regresar solas, pero todo estaba tan oscuro que se perdieron, le pidieron a las estrellas que les marcaran el camino, pero muchas de ellas ya se habían ido a dormir, así que caminaron durante mucho tiempo hasta que Dios las encontró.


Ante esto, Dios decidió que debería de haber algo en el cielo que guiara y llenara de gozo y paz a quienes lo vieran, y tomando un cabello de la esperanza, una sonrisa de la fantasía, un suspiro de los sueños y una canción de la noche, los mezclo, con un poco de polvo de estrellas y una lagrima de Dios, formo una bola y soplo sobre ella, así esta comenzó a subir hasta el cielo y desde entonces la Luna esta ahí, cuidando que siempre puedan ver en la noche, que quienes se cobijen con ella puedan tener hermosos sueño, deliciosas fantasías, grandes esperanzas, que sientan que ella está ahí para acompañarlos, para que quienes tengan hambre tomen un pedazo de luna y lo coman y así sacien su apetito, para que quienes se sientan solos se llenen sus almas y para que los amantes gocen y se duerman en una cama de luna.



Por eso la Luna tiene tantos hoyos, porque todos le hemos comido y probado un pedacito.


Alejandro / febrero 2008

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