sábado, 17 de julio de 2010

Y Bolivar le dijo muy suavecito al oido...te amo!



Mi encantadora Manuela: Yo también me ocupo de esta ardiente fiebre que nos devora como a dos niños. Tú me has hecho idólatra de la humanidad hermosa, de Manuela. Créeme: te amo y te amaré sola y no más. – Simón Bolívar.

Hoy me gusta pensar en los héroes no como seres pétreos, incorruptibles, distantes de lo humano, al contrario, me agrada imaginarme sus vidas, no como superhéroes, eso es algo que Superman puede hacer, pero hasta el (a pesar de ser un allien) se hominizo, tiene su némesis, pero también conoce el amor, hoy al pensar en aquellos que guiaron los ejércitos de desarrapados hace 200 años para construir nuestras naciones, por eso me gusta imaginarlos humanos, así es posible sentirlos cerca, compartir sus anhelos y mirarlos en su tamaño natural.

Manuela Saenz, mujer que compartió el destino de “El Libertador” Simón Bolívar, el amor que se profesaban Simón Bolívar y Manuelita Sáenz ha sido testigo de lo que ambos gritan "amor letra a letra" sus cartas, sin embargo, el destino cumple su ciclo, el 23 de noviembre de 1856, ella mure de difteria y en la mayor pobreza, en Paita, Perú, mucha de su correspondencia fue quemada, su recuerdo ha sobrevivido y nos dice con voz al cuello que los héroes son humanos, así nos hace saber que a pesar de todo, el amor es una realidad, el deseo es la esperanza y el cuerpo el cáliz del que los amantes beben hasta el hastío.

Manuela estaba casada cuando conoce y se enamora de Bolivar, aquí incluyo algunos fragmentos de una carta que le escribiera Manuelita a su esposo, James Thorne.

Fragmento de una carta de Manuelita a su esposo, James Thorne.
No, no y no; por el amor de Dios, basta. ¿Por qué te empeñas en que cambie de resolución?!Mil veces no! Señor mío, eres excelente, inimitable. Pero, mi amigo, no es grano de anís que te haya dejado por el general Bolívar; dejar a un marido sin sus méritos no sería nada. ¿Crees por un momento que después de haber sido amada por este hombre durante años, de tener la seguridad de que poseo su corazón, voy a preferir ser la esposa del Padre, del Hijo o del Espíritu Santo, o de los tres juntos? Sé muy bien que no puedo unirme a él por las leyes del honor, como tú las llamas, pero, ¿crees que me siento menos honrada porque sea mi amante y no mi marido?

Déjame en paz, mi querido inglés. Amas sin placer. Conversas sin gracia, caminas sin prisa, te sientas con cautela y no te ríes ni de tus propias bromas. Son atributos divinos, pero yo miserable mortal que puedo reírme de mí misma, me río de ti también, con toda esa seriedad inglesa. ! Cómo padeceré en el cielo! Tanto como si me fuera a vivir a Inglaterra o a Constantinopla. Eres más celoso que un portugués. Por eso no te quiero. ¿Tengo mal gusto?

Pero, basta de bromas. En serio, sin ligereza, con toda la escrupulosidad, la verdad y la pureza de una inglesa, nunca más volveré a tu lado…
Siempre tuya, Manuela.
_____________________________

29 de febrero de 1825
Mi Libertador:
Sabe usted cómo ansío compartir el nacimiento de la vida. Conoce las veces que levanté mi voz airada por las condiciones ingratas que estamos compartiendo, de privación de sentimientos, de distancias y de ausencias reiteradas. ¿Cómo cambiar el sino que nos acompaña? ¿Qué debemos hacer para protestar frente a la realidad, y vencerla? ¿No podré, con usted, caminar llevando de la mano la ilusión convertida en la inocencia de voces infantiles? ¿Es que no fuimos elegidos para ser, además de amantes, hombre y mujer, padre y madre?

He interpelado a los Dioses de estas y otras tierras. Mi voz la han escuchado, si existen, los Achachilas de los Andes y el Cristo de la cruz de mis desvelos. Vea usted la fuerza que sale a borbotones del pecho que le da ritmo a su sangre, y que termina convertida en remanso cuando acepto resignada que otros son los mandatos que debo cumplir en este tiempo.

Y cuando llego a ese punto de sosiego, otra vez me vienen los rumores que acompañan mis angustias y me mantienen en vela buscando otras respuestas. No utilice su energía para reprender el acto de amor que voy a relatarle.

He recogido de usted la necesidad de encontrarle solución política a las diferencias que mantienen los patriotas de Lima y del Río de la Plata. En medio de ellas, están las provincias del Alto Perú, primeras en levantar las banderas de la libertad y las que mayor dificultades están debiendo sortear para alcanzarla.

La posición reflexiva del General San Martín en Guayaquil hace tres años, fortalece la necesidad de resolver la situación del Alto Perú con un estatuto político que le faculte a desarrollarse, respetando la decisión que le han hecho saber con insistencia y firmeza sus representantes. Por eso resulta injusta la airada comunicación que le hiciese llegar al General Sucre por la convocación a los diputados del Alto Perú a discutir su destino.

Si usted escucha la voz de su experiencia, desde Charcas, La Paz y Potosí, será más fácil establecer una relación positiva con V.E., que desde otras ciudades que mantienen algunas dificultades para resolver sus propias diferencias. Pero, y lo más importante, permitiría la construcción de un nuevo Estado en el que usted podría, desde el inicio, desarrollar la fuerza de la libertad sin las mezquindades que enfrenta permanentemente en la Gran Colombia. Esta república podría servirle para plasmar en ella los modelos democráticos tan caros a sus sueños y alejar las insinuaciones que rechaza tan airado cuando pretenden cambiar su condición de ciudadano por otra similar a la que termina de vencer.

Un pueblo agradecido con su espada y su voluntad de usted, puede ser el abono más extraordinario para que fortalezcan la justicia y las instituciones republicanas. He recogido de manera reservada algunas opiniones de la gente que le es fiel, y comparten el entusiasmo de ver nacer un estado con su nombre que tenga de usted el amor irrefrenable por la libertad.

Por eso le he puesto tanto empeño a esta encomienda que nadie me dio pero le pertenece, de dar nacimiento al fruto de mi entrega y que sobrevivirán nuestras vidas perpetuando su nombre. Permítame ayudar a multiplicar la libertad y juntos habremos logrado procrear una hija, que sólo usted y yo, sabremos es el producto de este sentimiento que desafía la barrera de los tiempos.

Ahora, que ya lo sabe, repréndame con indulgencia y con la dulzura con la que corrige los desvaríos de pueblos que aprenden a vivir su independencia. Su enojo será la mejor prueba que la Historia se construye con locuras de amor y de coraje. Y yo, veré nacer una hija que mantendrá en la eternidad mi tributo de reconocimiento a usted, gestado entre los nueve meses que están pasando desde el triunfo de Ayacucho y el primer aniversario de Junín.

Aliente la multiplicación de la vida y la libertad. Todos esperan su palabra para hacer más fácil el esfuerzo de ayudar a la Historia a reconocer su entrega por la causa de los pueblos.

Gozo con la idea como lo hago las veces que estoy en su compañía.

Manuela.
Manuela Sáenz,
Ecuador
_____________________________
10 de abril de 1825
Mi bella y buena Manuela:
Cada momento estoy pensando en ti y en el destino que te ha tocado. Yo veo que nada en el mundo puede unirnos bajo los auspicios de la inocencia y el honor. Lo veo bien, y gimo de tan horrible situación, por ti; porque te debes con quien no amabas; y yo porque debo separarme de quien idolatro! Sí, te idolatro más que nunca, jamás. Al arrancarme de tu amor y de tu posesión se me ha multiplicado el sentimiento de todos los encantos de tu alma y de tu corazón divino (…).
Bolívar
_____________________________

17 de noviembre de 1825 Señor:
Estoy muy boba y enferma. Cuán cierto es que las grandes ausencias matan el amor; y aumentan las grandes pasiones. Vd. me tendría muy poco amor, la grande separación lo acabó; pero yo que por Vd. tuve pasión, que ésta la he conservado por conservar mi reposo y mi dicha, que ella existe y existirá mientras viva. (…)
Manuela.
_____________________________

26 de noviembre de l825
Mi amor:
¿Sabes que me ha dado mucho gusto tu hermosa carta? (…) Lo que me dices de tu marido es doloroso y hermoso a la vez. Deseo verte libre, pero inocente juntamente; porque no puedo soportar la idea de ser el robador de un corazón que fue virtuoso y que no lo es por mi culpa. No sé cómo hacer para conciliar mi dicha y la tuya con tu deber y el mío. (…)
Bolívar

Manuela, Manuela Sáenz: mi voz que busca la entraña de tu conciencia de ser. Manuela tanta palabra -peldaño o viento o llave- Tú sientes como te quiero.... Tu sabes como mis brazos al imán de tus caderas en marejadas llamean. Mi sangre a tu sangre clama, Tu sangre es nido a mis nervios"
Bolívar

1 comentario:

  1. Tal vez este sea uno de los textos mayores del Libertador a Manuela:

    Manuela me estoy muriendo de eternidad a momentos.... Manuela, Manuela Sáenz: mi voz que busca la entraña de tu conciencia de ser. Manuela tanta palabra -peldaño o viento o llave- Tú sientes como te quiero.... Tu sabes como mis brazos al imán de tus caderas en marejadas llamean. Mi sangre a tu sangre clama, Tu sangre es nido a mis nervios"

    Simon Bolivar

    ResponderEliminar