sábado, 7 de enero de 2012

El Festín de los sentidos 1



"Prado de las gacelas, refugio para el monje,
templo para ídolos, Kaaba del peregrino.
Es tablas de la Tora y libro del Corán.
Sigo la religión del amor solamente
a donde sus camellos se encaminan.
Mi sola fe es amor y mi creencia".


Ibn Arabí de la Oda X

Cuando caiga la tarde,
espera mi visita,
pues veo que la noche es
quien mejor encubre los secretos;
siento un amor por ti,
que si los astros lo sintiesen
no brillaría el sol,
ni la luna saldría y las estrellas
no emprenderían su viaje nocturno.


Wallâda bint al-Mustakfì

A Ikram Antaki quien siempre ha sido desde ese espíritu que ella vio en Córdoba hasta los banquetes con Platón una estrella en el mundo que me es propio y a mis ancestros árabes y judíos, junto con los esclavos negros y los indios despojados.

Yo se que uno de mis ancestros llegados de la península Ibérica tenis antepasados venidos de África en el 1711 con Táriq Ibn Ziyad, a un lugar ahora conocido como Tarifa, con ellos llego el Corán, alabando a Dios, Allah, más poema que otra cosa. Las alabanzas a Dios se recitan, así, esa expresión árabe llegada a España y a América se mantiene viva, es por eso que les dejo algo, que espero que igual que a mí, les llene de gozo y alegría, que la poesía no es palabra suelta, es plegaria y compañía, desde Africa llego en Al – Andaluz vivió y en América su voz en canto se transformo.

Y bueno, sin querer me he vuelto prosista en verso, más a mi gusto les comparto con poetas y poesías que desde hace años me acompañan en mis noches y cobijan mi memoria con satines de desierto y jardines.

Alejandro.

ooOOoo

Rumi

جلال الدين محمد بلخى YALAL AD-DIN MUHAMMAD BALJÍ en persa, CELALEDDIN MEHMET RUMI en turco, o جلال الدين محمد رومي Yalal ad-DIN MUHAMMAD RUMÍ en árabe (1207 – 1273)

Rumi solía recitar sus poemas mientras bailaba girando sobre sí mismo, realizando así la danza mística conocida como sa'maa. La estructura inherente a su poesía -el flujo incesante de su imaginación, la cadencia interior, la repetición de ritmos al estilo de los mantras- refleja a menudo este movimiento circular. Un significado conlleva sutilmente otro y una perspectiva, otra. Incluso el estado de silencio al que se refiere tantas veces no es algo estancado, sino cargado de posibilidades siempre nuevas. Nada referente a Rumi puede darse por sentado: uno debe ser siempre consciente del significado que se esconde tras el significado y del velo que hay tras el velo.

Sin embargo, en el nivel más profundo de la poesía de Rumi sólo se narra una historia: la del alma buscando el Amor. Cada alegoría se refiere a esta búsqueda y cada símbolo representa algún aspecto del Amor. Cuando Rumi utiliza el nombre de su maestro: "Shams", "Shamsuddin" o "Shams de Tabriz", no se refiere literalmente a Shams sino a una imagen muy personal e íntima del Amor.

En los brazos de la amada.

¿Quién llama a mi puerta?
Preguntó, " ¿Quién llama a mi puerta?"
Respondí, "Tu humilde servidor".
Preguntó, "¿Qué asunto te trae por aquí?"
Respondí, "Vine a saludarte, oh Señor".

Preguntó, "¿Cuánto más viajarás?"
Respondí, "Hasta que me detengas".
Preguntó, "¿Hasta cuándo hervirás en el fuego?"
Respondí, " Hasta que puro quede".

"Este es mi juramento de amor.
Por amor,
renuncié a fortuna y posición".

Dijo,"Has defendido tu caso
Pero no tienes testigos".
Respondí, "Mis lágrimas son mis testigos;
la palidez de mis rostro es la prueba".'
Dijo, "Tu testigo no tiene credibilidad;
tus ojos están demasiado húmedos para ver".
Respondí, "Por el esplendor de tu justicia
mis ojos están limpios y libres de culpa".

Preguntó, "¿Qué buscas?"
Respondí, "Tenerte como mi constante amigo".
Preguntó, "¿Qué quieres de mí?"
respondí, "Tu abundante gracia".

Preguntó, "¿Quién fue tu acompañante en el viaje?"
Respondí, "El pensar en ti Oh, Rey".
Preguntó, "¿Qué te ha llamado aquí?"
Respondí, "La fragancia de tu vino".

Preguntó, "¿Qué te da la mayor satisfacción?"
Respondí, "La compañía del Emperador".
Preguntó, "¿Qué encuentras aquí?"
Respondí, "Cien milagros".
Preguntó, "¿Por qué está el palacio desierto?"
Respondí, "Todos temen al ladrón".
Preguntó, "¿Quién es el ladrón?"
Respondí, "El que me impide estar contigo".

Preguntó, "¿Dónde se puede estar a salvo?"
Respondí, "En el servicio y la renuncia".
Preguntó, "¿A qué hay que renunciar?"
Respondí, "A la esperanza de la salvación".

Preguntó, "¿Dónde hay calamidad?"
Respondí, "En la presencia de tu amor".
Preguntó, "¿Cómo te beneficias de esta vida?"
Respondí, "Manteniéndome verdadero conmigo mismo".

Ahora hay que guardar silencio.
Si te contara sobre Su verdadera esencia
¡saldrías volando de ti mismo para siempre,
y no habría puerta ni techo que te pudiese frenar!


ooOOoo

Del alfaquí cordobés IBRAHIM BEN UTMAN, (Siglo XII)

Disculpa

No me tachéis de inconsecuente porque mi corazón
Haya sido apresado por una voz que canta:
Hay que estar serio unas veces y otras dejarse emocionar:
Como la madera, de la que sale lo mismo
El arco del guerrero que el laúd del cantor
.

ooOOoo

De AHMED BEN WADDAH, apodado AL-BUQAYRA, de Murcia (muerto hacia 1135)

El arco
Me maravillo de la ingratitud del arco,
porque no es leal con las palomas del boscaje.
Cuando era rama, fue su amigo,
y ahora que es arco las persigue.
¡Así son las vicisitudes de los tiempos!


ooOOoo

ABEN AL-JATHIB (Ibn Al-Jatîb) 1313 - 1374

¡Aunque estemos cerca de la parada terrestre, nos hallamos ahora alejados de ella! Habiendo llegado al lugar de la cita /sepulcro/, guardamos silencio /para siempre/.
Nuestros suspiros se han detenido repentinamente, bien así como se detiene la recitación de la oración cuando se ha pronunciado el Konut.
Aunque éramos antes poderosos, ya no somos más que osamentas; en otro tiempo dábamos festines, hoy somos el festín/de los gusanos/.
Éramos el sol de la gloria; pero ahora este sol ha desaparecido, y todo el horizonte se conduele de nosotros.
¡Cuántas veces la lanza ha derribado al que lleva la espada! ¡Cuántas veces la desgracia ha abatido al hombre feliz!
¡Cuántas veces se ha enterrado en un miserable harapo al hombre cuyas vestiduras llenaban numerosos cofres!
Di a mis amigos: ¡Ibn al-Jatîb ha partido! ¡Ya no existe! ¿Y quién es el que no ha de morir?
Di a los que se regocijan de ellos: ¡Alegraos si sois inmortales!


ooOOoo



WALLÂDA BINT AL-MUSTAKFÌ

Wallâda bint al-Mustakfì, era princesa, hija del mediocre y malogrado califa Muhammad III al-Mustakfi. Y es una de las poetisas más originales de la Córdoba Omeya los versos que llevaba bordados en las mangas de su vestido. Con ellos se paseaba por Córdoba. En la manga derecha llevaba éste:

"Estoy hecha, por Dios, para la gloria, / y camino, orgullosa, por mi propio camino".

En el izquierdo, éste otro:

"Doy poder a mi amante sobre mi mejilla / y mis besos ofrezco a quien lo desea"

Poesía

"Cuando caiga la noche
Espera mi visita:
Sé que su oscuridad
Es quien mejor encubre los secretos.

Siento un amor por ti
Que si tuvieran los astros
Que moverse
Con la misma fuerza,
No brillaría el sol,
Ni saldría la luna,
Ni las estrellas aparecerían
En medio de la noche

"Si fueras justo con el amor que existe entre nosotros,
No habrías escogido ni amarías a mi esclava;
Has dejado una rama donde florece la hermosura
Y te has vuelto a la rama sin frutos.
Sabes que soy la luna llena,
Pero, por mi desdicha,
De Júpiter estás enamorado".

Tu apodo es el hexágono, un epíteto
Que no se apartará de ti
Ni siquiera después de que te deje la vida:
Pederasta, puto, adúltero, cabrón, cornudo y ladrón".
Y este otro que justifica lo provocativo del título de esta ponencia:
"A pesar de sus méritos, Ibn Zaydum ama
Las vergas que se guardan en los calzones;
Si hubieras visto el pito en las palmeras,
Se habría convertido en pájaro abâbî

Dile a ese poeta de quien nos ha librado
El que se haya caído sobre mierda:
Vuelve a tu pozo, hijo de la mierda,
Igual que hace la mierda.
Y si vuelves a vernos algún día,
Verás, oh tú, el más despreciable y vil,
Sin discusión, de entre los hombres
Que esa es la suerte que te espera
Si andas medio dormido.
¡Barba que ama la mierda y odia el ámbar,
Que no permita Dios que nadie vaya a verte
Hasta que te hayan enterrado

Tras la separación ¿habrá medio de unirnos?
¡Ay! Los amantes todos de sus penas se quejan.
Paso las horas de la cita en el invierno
Sobre las ascuas ardientes del deseo,
Y como no, si estamos separados.
¡Qué pronto me ha traído mi destino
Lo que temía! Más las noches pasan
Y la separación no se termina,
Ni la paciencia me libera
De los grilletes de la añoranza.
¡Qué Dios riegue la tierra que sea tu morada
Con lluvias abundantes y copiosas!


Visita

Espera mi visita cuando apunta la oscuridad,
Pues opino que la noche es más encubridora de los secretos.
Tengo algo contigo que si coincidiera con el sol,
Éste no brillaría
Y si con la luna, ésta no saldría
Y si con las estrellas,
Éstas no caminarían.


Este es un poema muy refinado donde la poetisa hace uso de su lenguaje más culto y refinado. Es un poema de amor dedicado a su amado, con una sensibilidad exquisita como solo ella es capaz de expresar.

La separación

Tras la separación, ¿habrá medio de unirnos?
¡Ay! Los amantes todos de sus penas se quejan.
Paso las horas de la cita en el invierno
Sobre las ascuas ardientes del deseo, y como no, si estamos separados.
¡Qué pronto me ha traído mi destino
Lo que me temía! Mas las noches pasan
Y la separación no termina,
Ni la paciencia me libera
De los grilletes de la añoranza.
¡Qué Dios riegue la tierra que sea tu morada
Con lluvias abundantes y copiosas!


ooOOoo



Del poeta IBN BAQI (m. 1145):

Cuando el manto de la noche
Se extiende sobre la tierra,
Del más oloroso vino
Brindo una copa a mi bella.
Como talabarte cae
Sobre mí su cabellera,
Y como el guerrero toma
La limpia espada en la diestra,
Enlazo yo su garganta,
Que a la del cisne asemeja.
Pero al ver que ya reclina,
Fatigada, la cabeza,
Suavemente separo
El brazo con que me estrecha,
Y pongo sobre mi pecho
Su sien, para que allí duerma.
¡Ay! El corazón dichoso
Me late con mucha fuerza.
¡Cuán intranquila almohada!
No podrá dormir en ella.


ooOOoo

AL-MU`TAMID DE SEVILLA

La amada

¡Oh mi elegida entre todos los seres humanos!
¡Oh Estrella! ¡Oh luna!
¡Oh rama cuando camina,
Oh gacela cuando mira!
¡Oh aliento del jardín, cuando
Le agita la brisa de la aurora!
¡Oh dueña de una mirada lánguida,
Que me encadena!
¿Cuándo me curaré? ¡Por ti daría la vista y el oído!
Tu frescor aliviaría
La oscuridad de mi corazón

La noche de tu ausencia es larga
¡Que nuestro abrazo de amor sea como el alba!
Sin el contraste de las tinieblas, al-Mu`tamid no gusta demasiado del sol diurno, símbolo de la gloria:
Nuestra gloria es como el sol, en altura y brillo.
Por eso lo prefiere velado, por la luna o las nubes:
Se levantó y veló de mis ojos con su figura,
El disco solar ¡Ojala se velase igual la desgracia!
Ella sabe sin duda que es una luna.
¿Qué puede ocultar el sol sino la faz de la luna?
Cuando te lanzaste al combate, enlorigado,
Velado el rostro con el almófar,
Creímos que tu rostro era el sol de la mañana,
Velado por una nube de ámbar.


ooOOoo

De UMAYYA IBN ABU-AS-SALT (m. 1064),

Amor onírico.

Te he visto en sueños en mi lecho
Y era como si tu brazo mullido fuese mi almohada,
Era como si me abrazases y sintieses
El amor y el desvelo que yo siento,
Es como si te besase los labios, la nuca,
Las mejillas, y lograse mi deseo.
¡Por tu amor!, si no me visitase tu imagen
En sueños, a intervalos, no dormiría más.
El vehículo normal de su poesía es la casída y la métrica clásica árabe. En los siguientes ejemplos presentamos una antología de poemas del poeta, donde creemos que podrá observarse su calidad poética.


Carta

Te escribo consciente de que estás lejos de mí,
Y en mi corazón, la congoja de la tristeza;
No escriben los cálamos sino mis lágrimas
Que trazan un escrito de amor sobre la página de la mejilla;
Si no lo impidiera la gloria, te visitaría apasionado
Y a escondidas, como visita el rocío los pétalos de la rosa;
Te besaría los labios rojos bajo el velo
Y te abrazaría del cinturón al collar;
¡Ausente de mi lado, estás junto a mí!
Si de mis ojos estás ausente, no de mi corazón.
¡Cumple la promesa que nos hicimos, pues yo,
Tú lo sabes, cumplo mi parte!


La aurora ladrona

Disfrazó la pasión que quería ocultar,
Más la lengua de las lágrimas se negó a callar;
Partieron, y ocultó su dolor, más lo divulgó
El llanto de la pena, tan evidente y balbuceante;
Les acompañé mientras la noche descuidaba su vestidura,
Hasta que apareció ante sus ojos una señal evidente:
Me detuve allí perplejo: la mano de la aurora
Me había robado las estrellas


ooOOoo

ABÚ-L-’ALÁ’ AL-MA’ARRI (973-1057 ó 1058)

La noche es una novia

Aunque con vestido negro hay tal vez una noche tan hermosa como el alba.
En ella nos precipitamos con alegría cuando se detuvo, inquieta, la Pléyade de estrellas.
La noche es una novia oscura que usa collares de perlas.
Esta noche el sueño huyó de mis párpados tal como lo que tranquiliza se evade del corazón del temeroso.
Se diría que la luna creciente desea la Pléyade y que juntas se abrazan para un primer adiós.
¡Ay, nosotros los náufragos!
¿Cómo podrían salvarnos dos estrellas, que en lo oscuro también han naufragado?
La Quilla de la nave Argos es como la mejilla roja de la amada, como el cuerpo del amante en el amor.
Sus pies estelares se mantienen detrás de él y él está en lo imposible
Como el que camina con los tobillos quebrados.
Luego se blanquearon las sienes de la noche
Que se alarmó de estar tan desamparada: bajo el azafrán ocultó la aurora.
El camino del sediento
Muchos protegen sus mejillas de los besos
Y no saben qué polvo vendrá a apoderarse de ellas.
Otros atan a su cuello todas las desdichas del mundo
Y ni siquiera pueden soportar su propio collar.
Puede ser que el sediento que va hacia el manantial sólo encontrará allí la muerte.
Una palabra de eternidad
Me he alejado de los hombres hasta que no hubiera ya ni uno que se dijera mi hermano,
Y defendí a mis enemigos al grado de que nadie me vuelva a considerar un enemigo.
La desdicha se me volvió fácil de soportar como si empezara a amarla.
Se diría que soy una palabra en la lengua de la eternidad, una palabra cargada de fines infinitos.
Algunos insisten en que quieren comprenderme, como si machacaran un sentido multiplicado.
Si sólo a mí me dieran el paraíso, detestaría esa soledad celeste.
¡Que las nubes que en todos lados se esparcen no lluevan ni sobre mi tierra ni sobre mí!


ooOOoo



Y ahora mi poeta favotito, Murciano de Al Andalus, perfumando los jardines, eso hacia con sus palabras.

IBN ARABI, Abū Bakr Muhammad Ibn 'Alī Ibn al-'Arabi (1165 – 1240)

¡Camellero!, no tengas prisa en llevarla y espera,
ya estoy lastimado de seguir sus huellas.
Detén las monturas, sujeta sus riendas.
¡Por Allâh, por mi pasión y mi dolor!
¡Camellero!
Mi alma está dispuesta, pero mis pies no me llevan.
¡Quién me ofreciera piedad y ayuda!

(de la oda XVII)

En la ausencia nostalgia me consume,
hallarte no me sacia.
Nostalgia son presencia y lejanía.
Su encuentro es un dolor inesperado,
es pasión el remedio todavía.
Porque contemplo una visión que aumenta
la unión mayor, fulgor y majestad en su belleza.
No hay quien escape a una pasión que crece
vecina a la hermosura en mística armonía.

(de la oda LV)

Su campamento yace ya en ruinas.
Mi amor es siempre nuevo
dentro del corazón y no envejece.
Ruina y llanto el recordarlas siempre
derrite el alma. Lleno de amor
grité detrás de sus cabalgaduras:
¡La tan rica en belleza!
Aquí yo quedo tan pobre, con el rostro dado al polvo,
de tierno amor.

(de la oda VIII)

El amoroso anhelo me sublima (ánjada),
la paciencia me lleva a lo profundo (áthama).
Así estoy entre el monte (Najd) y la ribera (Tihama),
tan divergentes que jamás se encuentran.
En mi ruptura no cabe la armonía (Nizam).

(de la oda V)

¿Dónde están las que yo amo?
¡Por Allâh, decidme dónde están!
Ya que vi su forma externa,
¿me harás tú ver la esencial?
Tanto tiempo ha que las busco
y tanto he pedido la unión,
que ya no temo su partida
ni estoy seguro en su presencia.

(de la oda XLV)

Dhakari-al-a´laq (Tesoro de los enamorados)

¡Qué dolor en mi corazón!

¡Qué dolor!
¡Qué gozo en mi alma!
¡Qué gozo!
En mi corazón arde la pasión como un fuego.
En mi alma se ha puesto una luna de tiniebla.
¡Oh almizcle!

¡Oh luna!
¡Oh ramos sobre la duna!
¡Qué verde!
¡Qué esplendor!
¡Cuánto aroma!
¡Oh boca sonriente, cuya humedad adoro!
¡Saliva cuya miel he probado!

¡Luna revelada, con las mejillas cubiertas
del rojo atardecer!

Desnuda de sus velos,
sería tormento y por ello es esquiva.

Sol mañanero que escala los cielos,
ramo de duna en un jardín plantado,
lo contemplo sin pausa, con temor reverente,

y riego el ramo con suave lluvia celestial.
Cuando se levanta es maravilla en la mirada,

cuando se pone es causa de mi muerte.

Desde que la belleza puso sobre su frente
corona de oro virgen, amo el oro.

Si Satán hubiera contemplado en Adán
el fulgor de su rostro, no se hubiera revuelto.
Si Hermes hubiera interpretado las líneas

que la belleza escribió en su rostro,

no hubiera escrito nada.
Si la reina de Saba la hubiera visto sobre el trono,
no pensara en el suyo, ni en palacios.

¡Oh, el sarh en el valle, el ban en la espesura!

enviadme con la brisa vuestro perfume,
cargado del aroma dulce

de las flores entre sus valles y colinas.

¡Oh ban del valle!, muéstrame tus ramas
y brotes suaves como las líneas de su cuerpo.

Narra la brisa la juventud pasada
en Hágir, en Miná y Qubáe ,
y en la dunas donde el valle se tuerce

junto al vedado,
y en La’la, donde pacen las gacelas.

No es extraño, no es raro
que un hombre se enamore de las bellas
y, cuando arrulla la paloma,
con el nombre de su amada se extasíe.
Y ¡qué gozo!








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