domingo, 12 de febrero de 2012

Del amor y otras sorpresas 14 de febrero 2012



Yo no acostumbro celebrar el 14 de febrero, por un lado, estoy firmemente convencido de que es un día para alienar y enajenar en el más estricto sentido, sin embargo, con los años, al irme haciendo viejo, creo que puedo ser un poco tolerante, porque a fin de cuentas ¿Qué es la vida sin amor?.

Para mí, el amor y la amistad son las dos parte de un todo, no son distantes, acaso y el problema es que a veces van demasiado unidos ambos caminos que pudiesen parecer uno solo, por eso debemos andar con cuidado, por que si no distinguimos con claridad es probable que ambos se esfumen. Sin embargo, el amor nos vuelve fuertes o débiles, orfebres o maestros constructores, nos torna cuando se rompe en bestias, en detractores, nos que damos vacios, oscuros, yertos por dentro, por eso la virtud del amor es que requiere de ser constante, honesto, educador, es a fin de cuentas compartir el alma y el corazón.

Hace como 10 años escribí este texto, que ahora con todo gusto les comparto, no he cambiado mi posición acerca del sentimiento, se que el amor no sólo es un acto noble, sino simultáneamente un dolor y una angustia, se que permite construir caminos, cruzar ríos, desiertos y acantilados, construye puentes, pero también duele, entristece, desangra y rompe, devasta.

Sin embargo, el amor es pluma de quetzal precioso, canto del cielo y a mi me gusta pensar, como decía el buen viejo de León Felipe, que el Divino Alfarero nos creo por un acto de amor hacia la vida…

En fin, este es sólo uno de los muchos, demasiados escritos, pensamientos y demás que el amor ha dado, es algo que junto con todos ellos seguirá viviendo mientras existamos, mientras quede un poco del soplo divino, el amor será el canto único.

De la amistad, es una de las formas más puras del amor, de hecho, yo estoy vivo y he logrado llegar hasta aquí por los amigos, aquellos que sin más decidieron acompañarme en el andar, algunos ya no están, se han ido o muerto, otros fueron solo de una parte del camino, pero de todos he podido aprender y ser objeto de su generosidad, compasión y tolerancia, así que de algo que puedo ser un hombre afortunado, realmente afortunado es de haber tenido y tener actualmente esas manos y esos corazones que me comparten su vida.

Del amor, ese que te hace temblar, que conforme te vas poniendo viejo te hace sentir como adolescente, temeroso y dichoso, de ese que quita el sueño, de ese que comparte alegrías y tristezas, de ese, no tengo mucho que decir, creo que ya no habrá más, pero si veo a mis hijos y al mundo, sigo creyendo que el amor es una posibilidad, así que debo agradecer por que al menos, en algún momento de la vida ame y supe en la piel y el alma lo que es ser amado, lo que es desear un abrazo y sentir como tu cuerpo se llena de luz y esperanza, así que gracias y que conozcan todas y todos el amor, ese que el deseo hace carne, que la carne hace tierra, de esa tierra que fue barro para forjar nuestra alma y nuestro espíritu.

Les recomiendo que lean la “Llama doble” de Octavio Paz, algunos poetas del mundo árabe, del hindú y las romanzas antiguas del mundo cortes e la caballería y del Grial, les dejo con un video de Luis Eduardo Aute y con un poco de un romance de Sefarad del siglo XIV interpretado y gozado por Jaramar Soto, interpretado en esa hermosa lengua, que se hablaba en Sefarad y en Al Andalus..

Por último, el amor es cursi, es más de no ser así perdería ese encanto que nace en el Medioevo, así que cuando nos enamoremos seamos cursis, empalagosos y gozosos.

Con mucho amor, afecto y mi amista.

Alejandro.

ooOOoo



En qué lugar de la memoria quedaste?
Al voltear
Solo encontré
Tú sombra
Desvaneciéndose lentamente
Dentro de mis recuerdos


Que pienso que es el amor

Realmente no entiendo este raro mundo, en él conviven el odio, el rencor, la venganza junto con el amor, la compasión, la ternura, el perdón, acaso y el divino alfarero cuando nos creo lo hizo intencionalmente, de esa manera es posible que exista y surja la magia.

Porque a fin de cuentas la vida es tanto un acto divino como un lugar mágico, un punto donde se encuentra y entrecruza la alegría con el dolor.

Es como en el mudo de lo mágico, de L. G. Carroll, un espacio en donde todo es posible, en donde se debate cotidianamente el ser con él deber ser, un momento de ternura y de tranquilidad, un espacio de ira y venganza, así al final existe ese ser mágico que nos ha motivado a la existencia, que le ha dado contenido y sentido a la vida, ese ser que es como Ítaca, a quien le retribuimos lo andado con nuestra experiencia y entendimiento, por que cuando lleguemos a poseer el seño y la esperanza sabremos que su verdadero valor radica en aquel que ya nos ha sido concedido, el de vivir.

Así, lo mágico, lo fantástico radica en nuestra capacidad de amar y ser amados, de crear fantasías, de vivir nuestros sueños, de romper con lo cotidiano, con lo gris de la existencia, es como un arco iris sobre el cual cruzamos de un extremo a otro la vida.

Decíamos que solo es posible dar el amor a quien le pertenece por que para esa persona fue gestado y nacerá, porque solo esa persona si lo desea podrá beber de él hasta él hastió, no es posible darlo a nadie más, porque no es suyo, porque sería una traición, una infamia.

Por ello el objeto de nuestro amor es único y verdadero, por ello creemos y justificamos, por ello mentimos y engañamos, por ello somos capaces de dar todo y estar satisfechos de no recibir nada, por ello podemos realizar los actos más heroicos o los más grotescos, por ello...

Acaso y cuando se va uno haciendo viejo supone el amor como un privilegio de los jóvenes y de pronto, intempestivamente llega, contundente, brioso, nos abofetea el rostro y nos obliga a reaccionar y entonces nos maravillamos y sorprendemos de que seamos capaces de amar, ah!, pero hete aquí que suponemos que por nuestra experiencia sabremos controlar la situación, ser razonables, consecuentes y entonces, entonces nos damos cuenta de que el amor no posee razón ni sentido, al menos no en los términos en los cuales lo podemos acorralar, acotar para hacerlo maleable como el metal ante el orfebre.

Entonces, el amor solo sucede cuando estamos vivos, cuando sentimos, cuando tenemos la capacidad del asombro y del arrebato, de la lujuria y la concupiscencia, cuando sabemos que el amor es un todo y como tal exige todo, cuando el amor romántico, dieciochesco se diluye y deja ver el amor verdadero, aquel que habita en nuestros cuerpos deseosos de sentir y en nuestros corazones deseosos de amar y ser amados.

El amor es un acto de compasión, de misericordia, de perdón, de redención, es la posibilidad real de reinventarnos y de ser como realmente lo anhelamos, de sentir y de soñar.

Entonces el amor es vida, es gozo, pero también es dolor, es el lugar, el momento en el cual la vida une lo amargo con lo dulce, lo suave con lo duro.

Por eso los amantes en tanto quienes se aman y gozan, comparten y viven, sueñan sus largos días, sus placenteras noches, más cuando esos amantes no son capaces de recibir, cuando el miedo les llena el alma destruyen la fantasía, rompen la magia de la vida.

Por tanto creo que amar es también un acto de valor, valor para ser amado, valor para amar, es un acto de honestidad y de confianza, de entrega y de pasión, por ello también las medidas del amor no pueden ser las nuestras, su racionalidad radica en la pasión y puede concluir en la obsesión, por ello el amor verdadero es la unidad del cosmos.



Amar es también un acto de compasión, de misericordia, es un acto en el cual damos la vida, y la damos por que entregamos los sueños, las esperanzas en manos del otro, lo hacemos coparticipe de nuestro espíritu y a la vez recibimos lo propio que nos es dado en correspondencia.

El amor no es justo, no busca ser justo, porque si así fuera seria monótono, anodino, sin sentido, sin fuerza, el amor es sensible y vuela de un extremo a otro cargando el fiel de la balanza hacia uno u otro lado.

Porque nos enamoramos, porque necesitamos esa mitad que nos hace formar la unidad, a lo largo de la vida lo hacemos una y varias veces, a lo largo de la vida buscamos y pretendemos haber encontrado, sin embargo llega el momento de la ruptura, y se rompe aquello que creímos hacer con tanto cuidado, cristal delicado, se rompe por que construimos lo que nunca podrá ser factura humana en tanto que es un don divino y está ahí, por eso cuando realmente encontramos siempre perdura, subsiste, es indestructible.

Amar duele, es el dolor del saber que no es verdad o bien el del miedo, del temor del quien no acepta amar y ser amado.

El amor nunca hiere por que entiende, duele más comprende, es compasivo.

Llorar es el decir que estamos enamorados, es el gritar cuanto te amo, es el aguardar la respuesta y no escuchar sonido alguno, llorar es entonces un acto de amor.

Por que únicamente ama aquel que es humano, aquel que vive, aquel que camina.

El amor por si mismo no destruye, crea, transforma, pero jamás destruye, es nuestra desesperanza, nuestro dolor el que daña, por eso el amor es fuerte y valiente, es el sueño y el espíritu de dios, de no ser así qué sentido tiene amar?

Los fantasmas rondan mi corazón está abierto y vació, y eso es egoísmo, solo pienso en mi, ¿acaso eso es el amor?

Creo que sí, que es un acto de egoísmo en tanto te implica tu satisfacción, pero y paradójicamente es un acto de entrega en tanto te hace el dar, el conceder, el aceptar, esa es la magia del amor, la convivencia de sentimientos encontrados.

Entonces como podemos culpar al ser amado de sus temores y de los actos que estos le llevan a cometer?, como podemos culpar al ser amado de habernos enamorado de él, como?

No tengo respuestas, solo preguntas, tan solo sé que el futuro sin ella es un camino árido, vació, lóbrego.

El amor debe ser esperanza, más esta a veces hay que tenerla a buen recaudo por que los desencantos duelen más porque nos hemos mentido y de ser así, no vale la pena ser pacientes y prudentes y si no fuera así, no vale la pena perdonar.

También el amor es deseo, carne, sensaciones, cuerpos, sudores, olores, unión de uno en el otro, formación de un solo cuerpo, de un solo momento, de tacto que recorre geografías, de lengua que saborea, de ojos que disfrutan, de oídos que escuchan, de bocas que se dicen y se unen, de gritos y susurros, de silencios, el amor también es carne y deseo, eso es también amor.

Posiblemente nuestras vidas sean monótonas, sin sentido, más si es así, somos impotentes ante la voluntad del Hado.

Sea pues lo que deba de ser y en su momento actuaremos como sea más conveniente, no neguemos el dolor, aceptémoslo como humana condición, y sobre todo que de nuestros bolsos ya raidos sé cayo la esperanza y los sueños, algunos de ellos fueron pisoteados, los otros, los que acaso y pudiesen germinar se han secado ya.

Por cierto, hay un refrán español del siglo XVI que reza así: "El amor es una mar muy ancha" y yo creo que es como el horizonte, una línea imaginaria que entere más te acercas a él, más se aleja de ti.”

Alejandro.




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