domingo, 26 de agosto de 2012

Confesiones


Para quienes alguna vez me acompañaron, para quienes me acompañan, por que de todos aprendí.

“No podemos enseñar nada a nadie; Tan sólo podemos ayudarles a encontrar la respuesta por sí mismos”

"Conozco un planeta en el que vive un señor muy colorado. Nunca ha olido una flor. Nunca ha contemplado una estrella. Nunca ha amado a nadie. Nunca ha hecho otra cosa que sumas. Se pasa el día diciendo, como tú: "¡Soy un hombre serio! ¡Soy un hombre serio!", lo que le hace hincharse de orgullo. Pero eso no es un hombre, ¡es un hongo!." Asì dice Antoine de Saint-Exupéry en el Principito.

Y tú, si a ti te hablo, tú ¿acaso has visto los ojos de una estrella? (Huyen. Se ve que huyen / vueltas de espaldas a la tierra. / Nosotros no hemos visto todavía / los ojos de una estrella. / Para buscar lo que buscamos / (¿dónde está mi sortija?) una cerilla es buena, / y la luz del gas, / y la maravillosa luz eléctrica… / Nosotros no hemos visto todavía / los ojos de una estrella. León Felipe), no creo que nunca has visto el cielo, no has volado con el viento, no has sentido la luna en tu piel desnuda o el agua del océano, no has sentid la grama tocar tus pies descalzos mientras caminas ni el rocío al amanecer o el agua cuando cae y se desliza sobre tus mejillas.

Sabes, yo creo que la vida es un camino, es un texto que escribimos o andamos, es un ponto de partida lleno de finales e inicios, de sueños y deseos, de tormentas y mares calmos.

Cuando era niño soñaba con ser general de grandes ejércitos, ir a batallas épicas, me veía como Héctor o Aquiles, soñaba con volar entre las nubes y probarlas, saber si son como los algodones de dulce que me compraban, soñaba con que recorría los mares llevado por una gran tortuga o que llegaba a las profundidades oceánicas a jugar con sirenas, tritones y delfines, ah! entonces soñaba.

Hoy he visto que la vida tiene hartos vericuetos y que todos deben recorrerse, deben ser capítulos escritos y terminados, caminos andados y al momento siguiente esta nuevamente la hoja en blanco, como una gran mar océano para ser navegada por nosotros, pagina que aguarda a ser escrita

Y nadie te enseña en esos caminos nada que tu no lleves dentro de tu morral y estés dispuesto a usar, caminos nuevos y caminos viejos, unos por ser andados, otros ya recorridos.

En mi vida ha habido algunos momentos en que a pesar de todo, la vida isma me ha dado la oportunidad de reinventarme, de redimirme, de seguir siendo siendo a la vez otro, como el yin y el yang.


Cuando decidí estudiar arqueología, dejar un camino andado, más no olvidado, aprendí que a veces uno debe seguir sus sueños, pero que estos también te llevan por caminos y senderos a veces oscuros y terribles, pero al final, siempre puedes optar, el albedrio, el aprendizaje, la inercia ¿acaso?, estudie antropología, descubrí que la arqueología solo me da una pate de lo que busco, pero que sin ese interés no habría encontrado mi camino.

La segunda vez fue cuando opte por ser consecuente entre mis creencias, mis principios y mí actuar, esa vez conocí el poder, el real, aquel que puede volverte invisible, aquel que hace que los poderosos se alejen de lo humano, sintiéndose dioses y no mirando sus propios demonios, ahí conocí el dolor, la humillación, el desprecio y el olvido.

La tercera vez que un capitulo inicio fe cuando supe que podía ser padre, que solo se necesita lo que tanto dolor costo aprender, aceptación, tolerancia, entendimiento, comprensión, es curioso, como es posible que esto sea tan difícil de aprender y renuente a nuestras manos y corazones cuando esto es su esencia y sentido, tarde en aprender, pero tuve una niña que maravillosamente me educo "Las personas mayores nunca son capaces de comprender las cosas por sí mismas, y es muy aburrido para los niños tener que darles una y otra vez explicaciones" dice nuevamente Saint-Exupéry.

La cuarta cuando vi a mi hijo, ahí supe el dolor y la angustia del futuro, pero sobre todo la alegría y la esperanza.

En la quinta me fui, camino nuevo que andar, solo, nuevamente solo, aprendí a perdonar, a no envidiar ni a tener rencor, aprendí que hay muchas maneras y formas de la otredad, pero siempre es la misma, Ahora: si hay alguno que llamado por ti escuchó tu voz y pudo evitar los delitos que ahora recuerdo y confieso y que él puede leer aquí, no se burle de mí, que estando enfermo fui curado por el mismo médico a quien él le debe el no haberse enfermado; o por mejor decir, haberse enfermado menos que yo. Ese debe amarte tanto como yo, o más todavía; viendo que quien me libró a mí de tamañas dolencias de pecado es el mismo que lo ha librado a él de padecerlas” San Agustín. Libro II, capítulo 7.

En esta, la sexta he aprendido que estoy solo, que todo concluye y sin embargo, la vida fluye como lo hace el agua en el rio de forma natural, sigue su cauce normal y sigue su camino llena de vida por donde transita en ella se refleja todo lo hermoso y bello, hasta llegarse a confundir con el infinito el sol y las estrellas, cuando tan solo miras a tu corazón como lo que es, una cauce de un rio que fluye sin parar emana vida y lo más importante llena de amor todo a su alrededor. He aprendido a saber que puedo y que quiero, a tener paciencia, a buscar pero sobre todo a saber que busco y como lo hago, he aprendido que ya no hay nadie y que siencio es hermoso, veo con tranquilidad el tiempo, la clepsidra ya no me asusta, no necesito ya el sextante ni el astrolabio, solo se que todo fluye.

“Ama y haz lo que quieras. Si callas, callarás con amor; si gritas, gritarás con amor; si corriges, corregirás con amor, si perdonas, perdonarás con amor” San Agustín

Hoy se que cada camino es tan solo parte del mismo, de ese que se inicia con el primer llanto, de ese que proviene de mis ancestros de mis abuelos indios y negros, judíos, árabes, iberos, romanos, del polvo de las estrellas.

Alejandro.


 


“Por nuestra parte debemos iluminar el viejo mundo y crear positivamente el mundo nuevo./ Cuanto más tiempo dejen los acontecimientos para reflexionar a la humanidad que sufre, tanto más perfecto vendrá al mundo el fruto que el presente lleva en su vientre”
Karl Marx

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