Hoy
he vuelto a estar en el hospital con mi madre, casi 10 horas, en ese tiempo pude ver a esas personas que aquí dejan
de ser números, estadísticas sin sentido, son rostros, muchos de ellos de
viejos, ancianos, los más vienen solos, ahí aguardan, lentamente, esperan su
turno, acaso así suceda con el infierno, es solo esperar a ser llamados, algo
que nunca sucede, solo esperas tu turno, en silencio, acurrucado en una silla
en el ascético sitio.
De
pronto, vi a los jóvenes, ¡Dios Mío! Son demasiados, ellos como los viejos están
ahí, deseando jugar, charlar, llenos de dolor y de tristeza, la vida parece
humo entre sus manos.
Me
vienen a la mente esas cifras sin rostro de los miles de muertos en mi país,
muchos de ellos son daños colaterales, las otras víctimas, aquellas que no son
ni siquiera dignas de entrar como un mero dato en los estadísticos, solo son
los padres, hermanos, familiares y amigos, ah! son tantos…
Me
viene a la mente la generación Beat, los beatkins, John Grinsberg y Jack
Kerouac, generación que abre caminos, no acepta las guerras y grita, grita
fuerte contra ellas, aulla, que busca y recorre caminos, que anda en el camino,
me viene a la mente por que creo que es el momento de que estos viejos y jóvenes-niños
sean solo datos y aquellos otros, solo son sufrimiento y dolor, pues ni en los números
de las estadísticas los consideran.
En
fin, los dejo con algunas cosas de estos dos beats.
Alejandro.
John Grinsberg
Aullido
“He visto las
mejores mentes de mi generación destruidas por la locura, histéricos famélicos
muertos de hambre arrastrándose por las calles, negros al amanecer buscando una
dosis furiosa, cabezas de ángel abrasadas por la antigua conexión celestial al
dínamo estrellado de la maquinaria de la noche, quienes pobres y andrajosos y
con ojos cavernosos y altos se levantaron fumando en la oscuridad sobrenatural
de los departamentos con agua fría flotando a través de las alturas de las
ciudades contemplando el jazz.
Quienes expusieron
sus cerebros al Cielo, bajo Él y vieron ángeles mahometanos tambaleándose en
los techos de apartamentos iluminados.
Quienes pasaron por
las universidades con ojos radiantes y frescos alucinando con Arkansas y la
tragedia luminosa de Blake entre los estudiantes de la guerra.
Quienes fueron
expulsados de las academias por locos por publicar odas obscenas en las
ventanas del cráneo.
Quienes se
encogieron sin afeitar y en ropa interior, quemando su dinero en papeleras y
escuchando el Terror a través de las paredes”.
ooOOoo
Howl
I saw the best minds
of my generation destroyed by madness, starving hysterical naked, dragging
themselves through the negro streets at dawn looking for an angry fix, angel headed
hipsters burning for the ancient heavenly connection to the starry dynamo in
the machinery of night, who poverty and tatters and hollow-eyed and high sat up
smoking in the supernatural darkness of cold-water flats floating across the
tops of cities contemplating jazz,
Who bared their brains to Heaven under the El and saw Mohammedan angels staggering
on tenement roofs illuminated.
Who passed through universities with radiant cool eyes hallucinating
Arkansas and Blake-light tragedy among the scholars of war.
Who were expelled from the academies for crazy & publishing obscene
odes on the windows of the skull.
Who cowered in unshaven rooms in underwear, burning their money in wastebaskets
and listening to the Terror through the wall.
Who got busted in their pubic beards returning through Laredo with a
belt of marijuana for New York.
Jack Kerouac
Himno
Y cuando me mostraste el puente de Brooklyn
por
la mañana
¡oh
Dios!
Y la gente resbalando sobre el hielo de la
calle,
dos veces,
dos
veces,
dos
personas diferentes
cruzan,
yendo a trabajar,
tn
dispuestas y confiadas,
abranzando
su piadoso
Daily
News mañanero
resbalan
en el hielo & caen
ambas
dentro de 5 minutos
y
yo lloro, lloro
Eso es cuando me enseñas las lágrimas, ¡Ah
Dios!
por la mañana,
¡Ah,
tú!
Y yo apoyándome en el farol sollozando
ojos,
ojos,
nadie
sabe que lloro
o
no se preocupan de nada
pero
¡Oh! vi a mi padre
y
la madre de mi abuela
y
las largas filas de sillas
y
lágrimas sentadas y muertas,
¡Ay
de mí!, sé Dios que
tenías
planes mejores que ése
Así que cualquier plan que tengas para mí
Extrema majestad
Haz que sea corto
breve
Haz que sea enérgico
llévame
a casa a la Madre Eterna
hoy
A tu disposición de cualquier modo,
(y
hasta entonces)
ooOOoo
En el camino
Y seguimos hacia aquel
triste y repugnante concierto al que no me apetecía nada ir y todo el tiempo
estuve pensando en Dean y en cómo se subiría al tren y recorrería una 207 vez
más cinco mil kilómetros sobre este terrible país y nunca llegué a saber por
qué se había presentado en Nueva York,
excepto para verme.
Así, en esta América,
cuando se pone el sol y me siento en el viejo y destrozado malecón contemplando
los vastos, vastísimos cielos de Nueva Jersey y se mete en mi interior toda esa
tierra descarnada que se recoge en una enorme ola precipitándose sobre la Costa
Oeste, y todas esas carreteras que van hacia allí, y toda la gente que sueña en
esa inmensidad, y sé que en Iowa ahora deben estar llorando los niños en la
tierra donde se deja a los niños llorar, y esta noche saldrán las estrellas
(¿no sabéis que Dios es el osito Pooh?), y la estrella de la tarde dedicará sus
mejores destellos a la pradera justo antes de que sea totalmente de noche, esa
noche que es una bendición para la tierra, que oscurece los ríos, se traga las
cumbres y envuelve la orilla del final, y nadie, nadie sabe lo que le va a
pasar a nadie excepto que todos seguirán desamparados y haciéndose viejos,
pienso en Dean Moriarty, y hasta pienso en el viejo Dean Moriarty, ese padre al
que nunca encontramos, sí, pienso en Dean Moriarty.
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