jueves, 11 de octubre de 2012

Día internacional de la niña - 11 de octubre

   
“Todos los días y en todo el mundo, las niñas son víctimas de la discriminación, la violencia y los abusos. Esta alarmante realidad sustenta el Día Internacional de la Niña, una nueva conmemoración mundial que tiene como fin poner de relieve la importancia de empoderar a las niñas y garantizar sus derechos humanos”.
Ban Ki-moon Secretario General de Naciones Unidas, Mensaje 2012


La ONU ha decidido que el día de hoy, 11 de octubre sea considerado como “El día de la niña”, por lo general estos días son para festejar a la madre, al padre, al hijo, y a quien se desee, pero ¿por qué un día de la niña?

Hoy por la mañana escuche en un noticiario esta noticia:

Malala Yusufzai

En Pakistán Malala Yusufzai, una niña-adolescente de 15 años, defensora de la educación femenina frente al fanatismo talibán, se erigiría en su triste protagonista.

"Malala fue atacada por su papel pionero en la prédica del secularismo y de la llamada ilustración moderada", rezaba el texto en el que los talibanes se responsabilizaron del atentado contra Yusufzai, a la que tirotearon cuando regresaba a casa, lo que provocó que una bala acabara alojada cerca de su médula espinal.

La niña pakistaní, que sigue hospitalizada en situación estable, adquirió relevancia internacional hace ya tres años, cuando se conoció su identidad después de explicar bajo seudónimo en un blog el régimen de terror impuesto por los talibanes en su región natal del Valle de Swat, en el norte de Pakistán.

Aquella osadía y la de su familia, que la animó a seguir yendo a la escuela a pesar de la prohibición de los integristas contra la educación de niñas, le valió duras amenazas del grupo talibán local.

"Estamos a muerte contra la coeducación y el modelo educativo secular, y la 'sharía' nos ordena ir contra él", amplía el comunicado talibán tras la reivindicación del atentado.

La educación interrumpida es solo uno de los problemas, a los que se añaden la violencia sexual, los embarazos precoces o el matrimonio infantil, a los que se enfrentan millones de niñas en todo el mundo.

Según la denuncia que recientemente hizo Unicef, unos 23 millones de chicas (una de cada tres) de entre 20 y 24 años fueron obligadas a casarse antes de cumplir los 15 años.

La mayor incidencia se da en Asia del Sur (46 %), seguida de África Subsahariana (37%), Latinoamérica y el Caribe (29%), Sudeste Asiático (18%), Medio Oriente y Norte de África (17 %) y Unión Europea y Comunidad de Estados Independientes (11%).

Además de esos datos, la organización no gubernamental Plan denunció en su último documento que las niñas son las personas más vulnerables al informar de que la mitad de las agresiones sexuales que se cometen en el mundo es sufrida por mujeres menores de 16 años.

Según su elocuente informe "Por ser Niña", que denuncia la doble discriminación que sufren las jóvenes, por edad y por género, cada tres segundos una niña es obligada a casarse, 75 millones no van al colegio y el 64 por ciento de los casos de VIH-Sida en el mundo se da en jóvenes de entre 15 y 24 años.

Se estima que 140 millones de niñas y mujeres han sufrido mutilación genital -una cifra que aumenta en dos millones cada año- y que el 14 por ciento de las niñas que viven en países en desarrollo se casarán antes de cumplir los 15 años, algunas incluso en los casos más extremos con solo 5 años.

En el ámbito educativo, 75 millones de niñas no van al colegio y un tercio no llega a secundaria.

Este aspecto es mucho más preocupante en Latinoamérica, donde está muy arraigado en la sociedad y que está íntimamente relacionado con el trabajo infantil y los embarazos precoces.

Como afirmó en entrevista el director regional de Plan para las Américas, Roland Angerer, "la educación es la llave para romper el ciclo intergeneracional de la pobreza".

Según esa ONG, más de 104 millones de niñas en Latinoamérica y el Caribe se encuentran rezagadas en el ámbito estudiantil solo por ser jóvenes y mujeres.

En países en conflicto, como la guerra civil que vive Siria desde marzo de 2011, la situación ofrece otra perspectiva y así, según los observadores internacionales, tanto niñas como niños están sufriendo física y psíquicamente las atrocidades cometidas por ambos bandos. Además, la mitad del millón doscientas mil personas desplazadas en el interior del país son menores de edad.


Esta nota en este día marca la connotación diferente que tiene sobre las otras celebraciones, en primer lugar esta no es una celebración, es un testimonio de aquello a lo cual los seres humanos somos capaces, de cómo olvidamos el hálito divino y nos convertimos en nuestros propios depredadores.

Insisto que los dos extremos de la vida son los más importantes, la niñez y la juventud, porque en ellos nos definimos, construimos el ser humano que va a existir en nosotros y el otro extremo, la vejez, donde miramos lo que hemos andado, los caminos, con quienes compartimos el andar, los lugares, aromas, texturas, lo aprendido, cuanto aprendimos, cuanto compartimos, así la vejez es un gozo o un infierno, es lo que hayamos hecho y los cimientos están en la infancia y adolescencia.

Hoy es un día de la memoria, un día del compromiso, un día para decir gritando ¡¡¡YA BASTA!!!, es un día que debe ser punto de partida para volver a andar, piedra de toque para levantar la vida, para ser albañiles, maestros constructores de la esperanza.

Este día es diferente a los demás, por que este día es una bofetada al rostro de todos, de quienes con su soberbia e indiferencia no hacen nada, de quienes con su sola indiferencia no hacen nada y de quienes con su hambre de poder y riquezas destrozan esas vidas de niñas, que nunca van a amar ni a ir a fiestas, ni a soñar, de niñas que no se sienten princesas, de niñas que conocen el abuso, el maltrato y la humillación como lo cotidiano.

No es posible hablar de los derechos de las mujeres si no reconocemos, aceptamos y respetamos por principio el de las niñas.

Por que algún día no muy lejano, esta fecha no sea testimonio ni memoria, sea celebración y vida.

Por todas las niñas del mundo que no saben reír.

Con espero, solidaridad y compromiso 

Alejandro.

 

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