viernes, 8 de marzo de 2013

8 de marzo del 2013 Día de "Poner fin a la violencia contra las mujeres"


En que da moral censura a una rosa, y en ella a sus semejantes

Sor Juana Inés de la Cruz

Rosa divina que en gentil cultura
eres, con tu fragante sutileza,
magisterio purpúreo en la belleza,
enseñanza nevada a la hermosura.

Amago de la humana arquitectura,
ejemplo de la vana gentileza,
en cuyo ser unió naturaleza
la cuna alegre y triste sepultura.

¡Cuán altiva en tu pompa, presumida,
soberbia, el riesgo de morir desdeñas,
y luego desmayada y encogida

de tu caduco ser das mustias señas,
con que con docta muerte y necia vida,
viviendo engañas y muriendo enseñas!



Hoy, 8 de marzo del 2013 mi voz se une a la de la ONU, a UNIFEM y a Amnistía Internacional.

"Este es el día de las víctimas"…"todas las mujeres merecen el derecho a vivir libres de temor, y eso es de lo que se trata este día"
Barak Obama, 7 de marzo 2013
 

“UNA PROMESA ES UNA PROMESA: HA LLEGADO EL MOMENTO DE TOMAR MEDIDAS PARA PONER FIN A LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES”

Mensaje del Secretario General de la ONU en el Día Internacional de la Mujer

8 de marzo de 2013

Al celebrar el Día Internacional de la Mujer, debemos mirar hacia atrás, hacia el año que acaba de terminar, en que se cometieron atroces crímenes de violencia contra las mujeres y las niñas, y preguntarnos cómo hacer para asegurar un futuro mejor.

Una joven fue víctima de una violación en grupo. Otra se suicidó para evitar sufrir una vergüenza que deberían haber sufrido los autores de la violación. Jóvenes adolescentes fueron muertas de disparos de armas de fuego efectuados a corta distancia por tener la osadía de pretender recibir educación.

Estas atrocidades, que con justicia desencadenaron indignación a nivel mundial, son parte de un problema mucho mayor que se encuentra generalizado prácticamente en todas las sociedades y que se da en cada ámbito de la vida.

Miren a su alrededor, a las mujeres que tienen cerca. Piensen en las mujeres de sus familias y comunidades que ustedes aprecian, y entiendan que existe una probabilidad estadística de que muchas de ellas hayan sido víctimas de violencia en su vida. Muchas más han consolado a una hermana o amiga y compartido su dolor y enojo tras haber sufrido una agresión.

Este año, en el Día Internacional de la Mujer, traducimos nuestra indignación en medidas concretas. Declaramos que juzgaremos los crímenes que se cometan contra las mujeres —y que nunca permitiremos que sean castigadas por los abusos que han sufrido. Renovamos nuestro compromiso de luchar contra esta amenaza mundial a la salud donde quiera que aceche, en hogares y empresas, en zonas de guerra y plácidos países, y en las mentes de las personas que permiten que la violencia continúe.

También hacemos una promesa especial a las mujeres que se encuentran en situaciones de conflicto, en que la violencia sexual se convierte con demasiada frecuencia en un instrumento de guerra orientado a humillar al enemigo destruyendo su dignidad.

A esas mujeres decimos: las Naciones Unidas están con ustedes. Como Secretario General, insisto en que el bienestar de todas las víctimas de la violencia sexual que se produce durante un conflicto debe ser uno de los principales objetivos de nuestras actividades, y doy la instrucción a mis asesores de más alto rango de que den a las medidas que se adopten para luchar contra la violencia sexual un lugar prioritario entre todas nuestras actividades de fomento, mantenimiento y consolidación de la paz.

El sistema de las Naciones Unidas está avanzando en nuestra campaña «Unidos para poner fin a la violencia contra las mujeres», que se basa en la simple aunque sólida premisa de que todas las mujeres y niñas tienen el derecho humano fundamental de vivir sin violencia.

Esta semana en Nueva York, en la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer, el mundo está celebrando la asamblea de las Naciones Unidas de mayor envergadura que se haya realizado jamás para poner fin a la violencia contra las mujeres. Aprovecharemos al máximo esta reunión, y seguiremos insistiendo en que se logren avances hasta mucho después de que haya concluido.

Agradezco a los numerosos gobiernos, grupos y personas que han contribuido a esta campaña e insto a todos a unirse a nuestro esfuerzo. Sea que donen sus fondos para una causa o presten su voz para clamar con indignación, ustedes pueden ser parte de nuestro esfuerzo mundial para poner fin a esta injusticia y proporcionar a las mujeres y las niñas la seguridad y libertad que merecen.


He aquí algunas historias de mujeres que como muchas otras en cualquier lugar del planeta son objeto de la violencia.

La gente me decía cosas, y como el violador era un pastor de la Iglesia evangélica, nadie me creyó. En cambio me decían: “¿Por qué dices esas cosas?”. Esta reacción me duele todavía.

Linda, violada a los 10 años por un pastor evangélico. Nicaragua

Latifah, niña indonesia de 14 años, fue acusada de adulterio por la policía local cuando fue a denunciar que había sido violada.

Louisa, joven de Burkina Faso, fue insultada y abofeteada mientras daba a luz en un hospital local.

A Marta, empleada doméstica indonesia de 30 años, le negaron anticonceptivos en un centro de salud porque aún no había tenido hijos.

Rosmery, violada a los 12 años en varias ocasiones por su tío en Nicaragua, tuvo que recurrir a un aborto inseguro.

Ellas son apenas unos ejemplos. Millones de jóvenes y niñas sufren en sus vidas el tremendo impacto de la vulneración de sus derechos sexuales y reproductivos. Según informes de varios organismos de Naciones Unidas:
·       Alrededor de 100 millones de niñas se casarán a edad temprana en los próximos 10 años.
·       Unos 150 millones de niñas menores de 18 años han sufrido algún tipo de violencia sexual.
·       Cada año 3 millones de niñas corren peligro de sufrir mutilación genital.
·       Según un estudio de cuatro países africanos más del 60 por ciento de los adolescentes no sabían cómo impedir los embarazos.
·       Casi 3.000 jóvenes contraen el VIH cada día.

Además, se estigmatiza, se castiga y se “corrige” a los niños y niñas que no se ajustan a conductas sexuales o expresiones de género socialmente aceptadas.

Eso pese a que hace casi 20 años, en la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo de Naciones Unidas, celebrada en El Cairo en 1994, dirigentes de 179 países reafirmaron los derechos de las mujeres y las niñas a tomar sus propias decisiones sobre la sexualidad, el embarazo y la maternidad.

Los Estados deben garantizar los derechos sexuales y reproductivos. Les entregaremos tu carta cuando se reúnan en 2013 para examinar esta cuestión.

 
Una niña de 15 años, superviviente de violación, corre peligro de quedar bajo arresto domiciliario y ser flagelada en Maldivas. Fue declarada culpable de “fornicación” y condenada a ocho meses de arresto domiciliario y 100 latigazos.

La tragedia comenzó en junio de 2012 cuando la niña fue detenida tras encontrarse el cadáver del bebé que había dado a luz enterrado en el exterior de su vivienda de la Isla de Feydhoo (Maldivas). Las autoridades descubrieron que había sido violada por su padrastro, que ha sido acusado de asesinar al bebé y abusar sexualmente de una menor, entre otros delitos. Sin embargo, al investigar el caso, las autoridades encontraron indicios para acusar a la niña de “fornicación” por otro incidente. Fue declarada culpable y condenada a flagelación y a arresto domiciliario el 25 de febrero de 2013. Aunque tiene derecho a apelar, no está claro que vaya a ejercerlo.

La flagelación viola la absoluta prohibición de la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes y la existencia de estas leyes en Maldivas sobre el delito de “fornicación” y de la pena de flagelación contravienen las obligaciones de Maldivas en virtud del derecho internacional de los derechos humanos. La ley en Maldivas dispone que la pena de flagelación se aplica solamente cuando la persona condenada es mayor de edad, aunque podría aplicarse antes en circunstancia excepcionales, como es el caso.

Pero éste no es un caso aislado. Según informes de Amnistía Internacional esta no es la primera vez que las autoridades de este país acusan y declaran culpables de “fornicación” a una niña, y le imponen flagelación como pena. Según las normas internacionales de derechos humanos la “fornicación” no es un delito y viola la absoluta prohibición de la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes.

¡Pide al Ministro de Asuntos Exteriores de Maldivas y al Fiscal General que liberen inmediatamente a esta niña!
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario