¡Y bien! aquí estás ya... sobre la plancha
donde el gran horizonte de la ciencia
la extensión de sus límites ensancha.
Ante un cadáver, Manuel Acuña
Ahí
estoy, apenas y me reconozco, sin embargo sé que soy yo, no hay dolor, ni
miedo, tampoco tristeza ni alegría, solo paz, una inmensa paz.
Es
como ese momento en que la noche llega y el día se va, ese momento en el que el
malva pardea en cielo y todo adquiere tonos cobrizos y azules, hay una calidez,
sin frio ni calor, como cuando esta templado y el viento suavemente te golpea y
refresca, así es cuando llega el tiempo del tiempo.
No
recuerdo que mi vida pasara ante mis ojos, solo una paz inmensa y el lugar que
me gusta y al cual hasta hoy, después de tantos años pude regresar.
En
ese preciso momento, la soledad desaparece y sin ver a nadie se que no estoy
solo, que todo el cosmos está conmigo, aunque solo escuche Kommt, ihr Töchter,
helft mir klagen de Bach.
Es
como si no hubiera tiempo, ni pasado ni presente, el tiempo no existe, por que todo está dado en un mismo momento, en un solo lugar, es como si fuesen niveles que se yuxtaponen
unas en otras sin afectarse, siendo así los recuerdos adquieren mayor
valor, el real, aquel de que fueron, por que siempre están conmigo y su
vigencia no caduca, porque siguen siendo desde el primer momento en que fueron,
por eso el tiempo divino, el cósmico se mide con un péndulo, sin importar
cuantas veces se mueve siempre está en permanente movimiento, es como un
astrolabio, encontrando siempre el camino, por eso ahora estoy cierto que el péndulo es el
reloj y la brújula de Dios.
Así esa cosa que es el vivir, eso que hacemos todos los días se mueve como un
huracán, se mueve sin dirección, solo se mueve, se eleva formando espirales y
une las nubes y la tierra, con potentes truenos y rayos, destruye para volver a
crear y así aprender de las ruinas para levantar una nueva opción que se
cimenta en lo viejo, rejuveneciendo, innovando, transformando, pero en escancia
el mismo por su origen.
Es
curioso, se que aquí estoy, se que existo y sin embargo no logro verme, como a
los demás, se que ahí están, todos ellos, están esperando por mí, mis abuelos y
mis hermana, ahí están todos con quienes compartí en Centroamérica y
que la barbarie y el miedo los arrebato, mujeres y hombres libres, ahora sé que
ellos se fueron para que la libertad y la dignidad pudieran ser, no falta
nadie.
Escucho
una voz potente, fuerte, pero que habla suavecito como si solo se dirigiera a mí,
no lo veo, solo lo siento y sé que como todos ahí está, pero es más sabio,
mucho más que los demás, me dice que no todo termina, que este es el camino, que lo he caminado otras veces para aprender, para conocer, para entender, me
dice que sienta, que todo en la escancia del cosmos esta dado en el sentir.
Intento
buscar mis gafas, pero no las necesito, todo pasa a mi derredor y yo no me muevo, esa voz me dice que es el cosmos el que está en pernee movimiento, que no hay un
solo universo, que hay tantos como las posibilidades y que en cada uno de
ellos, en algún lugar y en algún momento hay alguien como yo, también aprendiendo
y que el camino para todos terminara cuando todos y cada uno hayamos aprendido,
conocido, entendido, compartido y entonces todos volveremos a ser uno en Él, porque
Él es la unidad, el principio y el fin y todo está contenido en Él.
Veo
cuando nací, me mito a mi mismo y me siento contento, esta fue la vida que elegí, ahora
comprendo que para continuar mi aprendizaje voy y vengo, que yo decidí de
quien, en donde y en qué momento nacer para continuar mi aprendizaje. Mi
trabajo más importante lo hice con Karina y Federico, ellos sabrán si lo hice
bien, hoy no los veo por qué deben seguir su camino, su aprendizaje, su
construcción, ahora ellos deberán compartir y ser compasivos, por eso no los
veo, pero cuando nuevamente sea el tiempo del tiempo, yo vendré por ellos para
volver a caminar juntos, cada uno al lado mío, dándome la mano y jugando
mientras cantamos y caminamos, mi madre, ella llegara cuando sea el momento y
también estaré aquí esperando para volver a sentarme en sus piernas mientras me
canta una canción.
También
entiendo que el decidir sobre el camino, en donde iniciar, retroceder o virar, de quien acompañarse o alejarse y en qué tiempo se debe de andar o detener, esto es solo el principio de
esa etapa de conocimiento, que lo importante es hacer, porque así se aprende, que
caminar es la única manera de avanzar, de que hay varios caminos y formas de
recorrerlos, que la compasión es la esencia del espíritu, que al final todos
llegamos al mismo punto y que solo podremos caminar cuando hayamos aprendido,
compartido, sido compasivos, cuando caminamos y nos damos cuenta de que debemos
construir y caminar juntos, unos con otros.
Hoy
que ya no estoy, que ya no soy, hoy se que no somos marionetas de nada ni de
nadie, que el destino no es el camino sino su inicio y su fin, que el camino lo
hacemos nosotros y lo recorremos como queramos, cuando y con quien así lo
decidamos.
También
me he dado cuenta que Dios no es un rito ni una ortodoxia, ni una construcción ni
nada que se le parezca, que no fuimos creados a su imagen y semejanza, tampoco
para su regocijo y aceptación, que todo se paga y recompensa, que donde hay luz
puede haber oscuridad y donde hay oscuridad siempre habrá luz, que no se trata
de ser mejores que los demás, ni de conquistarlos ni dominarlos, que los
animales y las plantas están ahí para compartir, no para obstaculizar, que la alegría,
la verdadera alegría proviene del trabajo, del entendimiento, de la compasión,
de la solidaridad, del respeto, del amor y de la tolerancia.
Ahora
entiendo que todos aquellos que caminaron y compartieron su vida conmigo, son los
mismos que lo han hecho anteriormente, que es como en una obra de teatro, donde
los actores según el momento asumen diferentes papeles, así algunos amigos serán
los padres, estos los amantes, acaso y los hijos o los sobrinos o tíos, etc., que esto nos
permite aprender y entender que son las diferentes color de un mismo prisma.
También
se que las ausencias son las que nos hacen sentir, que solo nos damos cuenta
cuando sentimos la ausencia, extrañamos el obsequio, el abrazo, la palabra o el
grito, es en ese momento cuando aceptamos la ausencia como un hecho
contundente, pero no entendemos que en el cosmos nada se desperdicia, nada se
pierde, solo se transforma para seguir siendo.
Ahora,
desde aquí he entendido, ahora sé que el amor no es una entelequia, es siempre
un acto subversivo, contundente, único, es una ruptura y un camino, es la
necesidad de saber que podemos unirnos para encontrarnos a nosotros mismos,
pero también que podemos romper y destruir, se que el amor eres tu y yo, que es
lo que ambos queramos ser, es libertad, son preguntas y respuestas, es
confianza y fraternidad, también he aprendido que para amar y ser amado se
requiere de sabiduría, tolerancia, entendimiento y perdón, se que el amor es tu
cuerpo y el mío, el deseo de ambos, la posibilidad de gritar y callar, de
cantar y llorar, de la alegría, la tristeza y el dolor, que requiere de
cuerpos, deseos, espíritus y de mucha, mucha ternura.
También
se que el amor es caminar con todos, enseñar, compartir, saber aprender y
agradecer, amar todo lo existente por que forma parte de mi como yo formo parte
de todo, que requiere de respeto, comprensión y compasión, de entendimiento y sabiduría,
de humildad y de afecto, verdadero cariño.
Que
el amor, sin importar cual sea el objeto de ello, siempre es un desafío, un
camino que debe ser andado aceptando la existencia y el derecho del otro, una
construcción cotidiana, un aprendizaje y una enseñanza, por que se requiere
aprender a amar el cosmos y o que en él está dado para poder saber que podemos
ser amadas con igual reciprocidad e intensidad.
La
magia, los hechizos de la vida y de la muerte son los mismos, solo que unos
inician y otros terminan para volver a empezar, así la magia esta en cada uno
de nuestros actos, la magia es un acto de sabiduría, los hechizos son el báculo
para apoyar el andar, son un acto de fe.
Antonio
Machado - Caminante
Caminante,
son tus huellas
el
camino, y nada más;
caminante,
no hay camino,
se hace
camino al andar.
Al andar
se hace camino,
y al
volver la vista atrás
se ve la
senda que nunca
se ha de
pisar.
Caminante,
no hay camino,
sino
estelas en la mar.
Rafael Alberti - Marinero en Tierra
No sabe que ha muerto
el mar
la esquila de los
tranvías
-tirintín- de la
ciudad.
No lo sabe nadie,
nadie.
!Mejor, si nadie lo
sabe!
Ni tú, verde
cochecillo,
que hacia la
verdulería
llevas tu tintinear.
No lo sabe nadie,
nadie.
!Mejor, si nadie lo
sabe!
Ni tú, joven
vaquerillo,
que llevas tus dos
vaquitas
tan de mañana a
ordeñar.
No lo sabe nadie,
nadie.
!Mejor, si nadie lo
sabe
Ahora
solo dejo algo que “Gabo” Gabriel García Márquez ha dicho mejor que yo.
Alejandro.
Si por un instante Dios se olvidara
de que soy una marioneta de trapo
y me regalara un trozo de vida,
posiblemente no diría todo lo que pienso,
pero en definitiva pensaría todo lo que digo.
Daría valor a las cosas, no por lo que valen,
sino por lo que significan.
Dormiría poco, soñaría más,
entiendo que por cada minuto que cerramos los ojos,
perdemos sesenta segundos de luz.
Andaría cuando los demás se detienen,
Despertaría cuando los demás duermen.
Escucharía cuando los demás hablan,
y cómo disfrutaría de un buen helado de chocolate.
Si Dios me obsequiara un trozo de vida,
Vestiría sencillo, me tiraría de bruces al sol,
dejando descubierto, no solamente mi cuerpo sino mi alma.
Dios mío, si yo tuviera un corazón,
escribiría mi odio sobre hielo,
y esperaría a que saliera el sol.
Pintaría con un sueño de Van Gogh
sobre las estrellas un poema de Benedetti,
y una canción de Serrat sería la serenata
que les ofrecería a la luna.
Regaría con lágrimas las rosas,
para sentir el dolor de sus espinas,
y el encarnado beso de sus pétalo...
Dios mío, si yo tuviera un trozo de vida...
No dejaría pasar un solo día
sin decirle a la gente que quiero, que la quiero.
Convencería a cada mujer u hombre de que son mis favoritos
y viviría enamorado del amor.
A los hombres les probaría cuán equivocados están,
al pensar que dejan de enamorarse cuando envejecen,
sin saber que envejecen cuando dejan de enamorarse.
A un niño le daría alas,
pero le dejaría que él solo aprendiese a volar.
A los viejos les enseñaría que la muerte
no llega con la vejez sino con el olvido.
Tantas cosas he aprendido de ustedes, los hombres
He aprendido que todo el mundo quiere vivir
en la cima de la montaña,
Sin saber que la verdadera felicidad está
en la forma de subir la escarpada.
He aprendido que cuando un recién nacido
aprieta con su pequeño puño,
por vez primera, el dedo de su padre,
lo tiene atrapado por siempre.
He aprendido que un hombre
sólo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo,
cuando ha de ayudarle a levantarse.
Son tantas cosas las que he podido aprender de ustedes,
pero realmente de mucho no habrán de servir,
porque cuando me guarden dentro de esa maleta,
infelizmente me estaré muriendo.
de que soy una marioneta de trapo
y me regalara un trozo de vida,
posiblemente no diría todo lo que pienso,
pero en definitiva pensaría todo lo que digo.
Daría valor a las cosas, no por lo que valen,
sino por lo que significan.
Dormiría poco, soñaría más,
entiendo que por cada minuto que cerramos los ojos,
perdemos sesenta segundos de luz.
Andaría cuando los demás se detienen,
Despertaría cuando los demás duermen.
Escucharía cuando los demás hablan,
y cómo disfrutaría de un buen helado de chocolate.
Si Dios me obsequiara un trozo de vida,
Vestiría sencillo, me tiraría de bruces al sol,
dejando descubierto, no solamente mi cuerpo sino mi alma.
Dios mío, si yo tuviera un corazón,
escribiría mi odio sobre hielo,
y esperaría a que saliera el sol.
Pintaría con un sueño de Van Gogh
sobre las estrellas un poema de Benedetti,
y una canción de Serrat sería la serenata
que les ofrecería a la luna.
Regaría con lágrimas las rosas,
para sentir el dolor de sus espinas,
y el encarnado beso de sus pétalo...
Dios mío, si yo tuviera un trozo de vida...
No dejaría pasar un solo día
sin decirle a la gente que quiero, que la quiero.
Convencería a cada mujer u hombre de que son mis favoritos
y viviría enamorado del amor.
A los hombres les probaría cuán equivocados están,
al pensar que dejan de enamorarse cuando envejecen,
sin saber que envejecen cuando dejan de enamorarse.
A un niño le daría alas,
pero le dejaría que él solo aprendiese a volar.
A los viejos les enseñaría que la muerte
no llega con la vejez sino con el olvido.
Tantas cosas he aprendido de ustedes, los hombres
He aprendido que todo el mundo quiere vivir
en la cima de la montaña,
Sin saber que la verdadera felicidad está
en la forma de subir la escarpada.
He aprendido que cuando un recién nacido
aprieta con su pequeño puño,
por vez primera, el dedo de su padre,
lo tiene atrapado por siempre.
He aprendido que un hombre
sólo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo,
cuando ha de ayudarle a levantarse.
Son tantas cosas las que he podido aprender de ustedes,
pero realmente de mucho no habrán de servir,
porque cuando me guarden dentro de esa maleta,
infelizmente me estaré muriendo.
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