martes, 6 de mayo de 2014

CONFESION

  
“Ven a Ankor amigo mío, a sus ruinas y a sus sueños…”

"Puede ser que tú pienses que has hecho tanto mal que ya no eres considerado hijo de Dios, pero debes recordar que Dios te sigue llamando Su hijo.
Rabí Najman de Breslaw

Los musulmanes se saludan diciendo “Salam aleikum” y se responde Aleikum Salam”, la paz sea con vosotros y se contesta con vosotros sea la paz. Las bendiciones que das son las mismas que recibes.

No he dormido, solo doy vueltas en la cama, me tapo, me descubro, mi cabeza sigue pensando, nunca deja de pensar, es como un péndulo, un movimiento constante, infinito, por eso creo que el péndulo es el reloj de Dios.

Reviso mi vida, es cuando me doy cuenta que soy un recuerdo a través de tantas vidas, acaso y tan solo un pequeño momento, tan simple, tan sencillo, a veces creo que cada vez existo menos, que el recuerdo se desvanece al amanecer.

Voy mirando y así surgen de entre las sombras mis recuerdos, yo no soporto que me griten ni que me golpeen, ambas cosas me aterran, me paralizan, realmente me entumen el alma, me dan miedo, mucho miedo y cuando hurgo en mi memoria, cuando busco dentro de mí me llega ese momento, ese instante en el cual los soldados me golpeaban, me gritaban, me insultaban, me humillaban y yo no hacía nada, estaba paralizado, no recuerdo que alguna idea, algún pensamiento cruzara por mi mente, de mi boca solo salía el dolor, la angustia:
 
“Debo admitir una inferioridad total mía: nunca he sabido devolver el golpe, no por santidad evangélica ni por aristocracia intelectualista sino por incapacidad intrínseca. Quizá por falta de educación política seria; en realidad no hay programa político, ni el más moderado y menos violento, que no admita algún tipo de defensa activa. Tal vez por falta de valor físico; lo tengo hasta cierto punto ante las catástrofes naturales y la enfermedad, pero he estado siempre totalmente desprovisto de él ante la persona que arremete", Primo Levy.

Yo tenía como ocho años cuando conocí a mi padre, Rubén, hombre que se fue poco antes de que yo naciera, sencillamente se alejó, esa fue mi primera ausencia, desconozco sus razones, con los años he aprendido a aceptar este hecho como algo que sucedió, él era alcohólico, lo vi unas tres o cuatro veces, mi madre lo busco para que yo tuviera una imagen masculina.

Un domingo llego temprano a la casa, muy de mañana, yo dormía, me despertó, toco a golpes, mi madre salió a abrir, escuche la voz del hombre borracho que dijo “vengo por mi hijo”, por supuesto que mi madre lo detuvo y el sencillamente se fue, yo me escondí bajo la cama creo que me orine, el miedo era terrible, ese recuerdo sigue vivo en mi mente, años después nuevamente escuche gritos, groserías, mientras me golpeaban, por eso cuando alguien grita sencillamente me abruma, no sé cómo actuar.
 
Mi padre me enseño lo que no quise ser, nunca pude pensar en dejar a mis hijos, como tampoco gritar ni ofender, no admitir la violencia y no ser un alcohólico.

Lo volví a ver cuándo me titule, fui a mostrarle mi título, de hecho él fue un gran aliciente para que yo concluyera mis estudios, quería demostrarle que nunca lo necesite, con eso aprendí otra cosa, la venganza es estúpida, porque cuando la logras, te quedas vacío, has perdido demasiado y tienes que volver a buscar, si aprendes la búsqueda será con otro fundamento distante a la venganza.

No puedo negar que me he embriagado muchas veces en mi vida y muy pocas fueron gratificantes, aprendí que eso te hace sufrir y duele demasiado, desde hace tiempo que decid no volver a hacerlo, es algo que me avergüenza y me hace sentir como si mi padre fuese yo, me da miedo ser como él.

Del amor, este es un viejo amigo, un amigo ausente, alguien que se fue y que deja un extraño sabor de boca, de gozo, de felicidad, de tristeza, de soledad. He aprendido que el amor es un don, un regalo que a algunos lo dejamos, nunca creció.

“El amor está compuesto de contrarios pero que no pueden separarse y que viven sin cesar en lucha y reunión con ellos mismos y con los otros. Estos contrarios, como si fuesen los planetas del extraño sistema solar de las pasiones, giran en torno a un sol único. Este sol también es doble: la pareja. Continua transmutación de cada elemento: la libertad escoge servidumbre, la fatalidad se transforma en elección voluntaria, el alma es cuerpo y el cuerpo es alma. Amamos a un ser mortal como si fuese inmortal. Lope lo dijo mejor: a lo que es temporal llamamos eterno. Sí, somos mortales, somos hijos del tiempo y nadie se salva de la muerte. No sólo sabemos que vamos a morir sino que la persona que amamos también morirá. Somos juguetes del tiempo y sus accidentes: la enfermedad y la vejez, que desfiguran al cuerpo y extravían al alma. Pero el amor es una de las respuestas que el hombre ha inventado para mirar de frente a la muerte. Por el amor le robamos al tiempo que nos mata unas cuantas horas que transformamos a veces en paraíso y otras en infierno. De ambas maneras el tiempo se distiende y deja de ser una medida”.

“El amor es atracción involuntaria hacia una persona y voluntaria aceptación de esa atracción.

La atracción es un compuesto de naturaleza sutil y, en cada caso, distinta. Está hecha de humores animales y arquetipos espirituales, de experiencias infantiles y de los fantasmas que pueblan nuestros sueños. El amor no es deseo de hermosura: es ansia de ‘completud’. Unión indisoluble de dos contrarios, el cuerpo y el alma”.

“El amor mezcla la tierra con el cielo: es la gran subversión. Cada que el amante dice: te amo para siempre, confiere a una criatura efímera y cambiante dos atributos divinos: la inmortalidad y la inmutabilidad. La contradicción es en verdad trágica: la carne se corrompe, nuestros días están contados. No obstante, amamos. Y amamos con el cuerpo y con el alma, en cuerpo y alma”, Octavio Paz en La llama doble.

Hoy que la mayoría de mi vida ha transcurrido me doy cuenta de que todavía puedo amar, que es posible soñar, recupera y volver a recitar ese salmo que se extravió hace tantos año, hoy me doy cuenta que aunque no haya nadie, la vida en este futuro adquiere relevancia y textura porque aun soy capaz de sentir, de amar, de volar…

El amor te hace llorar, te hace reír, te hace carne y deseo, el amor te vuelve vivo, por eso ...llora cuanto quieras, que el amor se deshace con lágrimas...

Se han puesto ya la luna y las pléyades. Es media noche. Pasa el tiempo. Y yo sigo durmiendo sola, Safo.

Creo que me he vuelto con la edad más sentimental, lloro con tanta frecuencia, debe ser por todos esos años en que no lo hice, debe ser por los dolores y tristezas que guarde muy profundo y que hoy salen como si fueran nuevos, debe ser porque nadie me dijo jamás que llorar alivia el alma

Algo que me llama profundamente la atención, es la necesidad de los humanos de controlar, subyugar, violar, destruir a otros seres humanos, sin embargo, creo con toda firmeza que la búsqueda de la libertad, del derecho a ser y a existir sin cadenas, construyendo vidas felices es lo que hace de la humanidad el sueño de Dios.
 
La libertad, es a la vida el cuerpo de esa, nuetra alma, es el canto y la flor, por ello creo que la libertad nace de la paz no de la violencia, no del hartazgo, ni del poder (¿acaso existe amo más poderoso que el deseo y el poder?)

Siempre he sido un solitario, de hecho me es difícil estar con grupos amplios de personas, soy alguien que vive hacia adentro, mi vida se vuelve intensa, es por ello que la música, la literatura y el arte en general me llenan, me hacen vibrar, a veces creo que yo soy tan solo una isla, un lugar extraviado que no desea ser encontrado.

Thomas Mann describe muy bien lo que es un hombre solitario, “Los sentimientos y observaciones del hombre solitario son al mismo tiempo más confusos y más intensos que los de la gente sociable; sus pensamientos son más graves, más extraños y siempre tienen un matiz de tristeza. Imágenes y sensaciones que se esfumarían fácilmente con una mirada, con una risa, un cambio de opiniones, se aferran fuertemente en el ánimo del solitario, se ahondan en el silencio y se convierten en acontecimientos, aventuras, sentimientos importantes”.

La escritura no es un arte para mí, es una forma de expresión y reflexión, es un camino, aunque debo confesar que con bastante frecuencia al encontrarme con una hoja en blanco (verdadera o virtual), me siento desolado, es como ser una pequeña nave en medio de la nada y conforme la tinta va marcando la hoja las olas surgen y así la mar existe y con ella las estrellas, con esto, saco mi sextante y mi astrolabio y miro al cosmos y me doy cuenta que no estoy perdido, solo brego por mares nuevos pero siempre maravillosos.

Por eso la palabra para mi es el alma, el sentido mismo de la vida, la palabra creo el cosmos, la palabra creo a los humanos, las plantas y todo lo que existe en la tierra, la palabra es un bisturí o una espada, abre y hace disecciones, abre y destruye, la palabra es puente y camino, es el lucero de la mañana, la verdadera luz de la eternidad.

De mi familia, de ellos se muy poco, mis abuelos paternos, ella era inglesa, él era veracruzano, hombre rico, ganadero y terrateniente, murió asesinado durante una partida de cartas, mi abuela viuda con cinco hijos, solo busco como sobrevivir.

Mis abuelos maternos, un abuelo sastre, quería ser médico, pero su padre lo corrió de su casa cuando tenía como 17 años pues tenía viruela, le dio un peso y una frazada, de mi abuela es muy poco, lo único es que yo la quería mucho.

Así, no hay ancestros, no hay linaje, sin embargo es cierto, ellos existieron y están aquí para que yo exista y yo estoy aquí para que mis hijos existan.

Decía el buen Sancho Panza a su señor Don Quijote "en cueros nací, en cueros estoy, ni gano ni pierdo", yo sé que he vivido, hoy digo como Pito Pérez ¿Qué favor le debo al sol por haberme calentado…?

Alejandro.

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