sábado, 7 de mayo de 2011

10 de mayo sin sangre



Cuando yo era niño, el 10 de mayo era un día especial, estaba con mi mamá, comíamos juntos y en la escuela ya había hecho algún trabajo manual para dárselo, después con mis hijos, ellos festejaban a Violeta, en general era muy similar, ahora mi hija es madre, Constanza algún día la festejara y esas celebraciones serán nuevamente las de la alegría, el canto y la paz.

Sin embargo, ahora son solo daños colaterales, carne de presa para la jauría de mastines del narcotráfico o políticos, o policías o funcionarios ominosos, alimento de las fieras que construyen con sangre carreras políticas, militares y grandes fortunas, dinero y almas sucias que nada puede ya limpiar.

Hoy quiero no festejar, sino dejar que este dolor que atraviesa la vida sin distinción de credo religioso o político, sin diferencias en los tonos de piel o cabello o idioma o sexo o tendencia sexual sea terminado.

No hace falta saber cuánto ha de doler el corazón de las madres que ven a sus hijos muertos, torturados, encarcelados, cuando ven como niños juegan al secuestro o son captados por el narcotráfico, ellos son prescindibles.

Hoy quiero compartir con ustedes el dolor de esas madres y deseando profundamente que esto ya termine, que las madres vuelvan a ver jugar a sus hijos, que los hijos besen a sus madres.

Este es solo un pequeño testimonio para este 10 de mayo del 2011, con todo mi respeto y solidaridad a las madres que hoy tien roto el corazón y el alma.

“Ya basta de sangre”

Alejandro.

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“México, convertido en un país de fantasmas, de muertos. En México, los muertos cuentan" Marco Antonio Núñez Becerra

El pasado 4 de abril, literalmente la vida de los comerciantes se transformó en un infierno. Perdieron su patrimonio, la tranquilidad y hasta familiares que han sido enviados a prisión.

Ese día lunes, un enfrentamiento entre elementos del Ejército, policías y sicarios del crimen organizado generó un caos en las inmediaciones del Acatianguis que posteriormente quedó reducido a cenizas en el puerto de Acapulco.

Concepción Mejía una mujer madura, encarna en sí misma toda la fatalidad que sufren las otras víctimas que no forman parte de las estadísticas ni de programas de atención del gobierno en la lucha contra el narcotráfico.

Ella enfrenta dos tragedias a raíz del incendio del Acatianguis. En un solo día perdió su negocio y la libertad de su hijo Orlando de oficio vendedor de relojes desde la edad de 14 años, quien fue recluido en prisión tras el enfrentamiento registrado el pasado lunes.

“Con engaños se los llevaron a un lugar y les dijeron que nomás los detenían porque ellos habían estado en el lugar de los hechos, para que ellos dijeran lo que había pasado.

“Pero entonces ahorita ya no se trata de eso, ahorita le achacaron que mi hijo es un policía corrupto, que es lo peor, pero mi hijo no sabe disparar una pistola, que mi hijo jamás ha sido policía, los compañeros que están detenidos con él, son los mismos trabajadores que cuidaban el Acatianguis”, denunció Concepción Mejía.

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Sara Salazar es viuda y matriarca de la familia. Tiene 73 años y desde hace meses demanda con una dureza férrea, castigo ejemplar para los verdugos de su familia. Son cinco de sus descendientes, cuatro hijos y un nieto , quienes han perdido la vida de manera brutal. Todos ejecutados. También una nuera fue víctima de esta violencia ciega ejercida contra la familia Reyes Salazar.

El 9 de febrero, Marisela y Claudia iniciaron la huelga de hambre frente a la Fiscalía del Norte en Ciudad Juárez, donde denunciaron el "levantón" de Malena y Elías Reyes Salazar, así como de la esposa de éste, Luisa Ornelas Soto.

El objetivo de la protesta era simple: exigir la aparición con vida de sus hermanos. Tras algunos días, Marisela fue hospitalizada por el ayuno, y tres casas fueron quemadas, la suya, la de su madre y la de Malú García, otra activista que las acompañaba en la lucha.

Posteriormente, trasladaron su protesta al Senado de la República, en la ciudad de México. Una vez en la capital, Marisela relató en entrevistas a la prensa que la senadora petista Rosario Ibarra, el legislador Alejandro Encinas y el ex candidato presidencial, Andrés Manuel López Obrador, se acercaron a la familia para ayudarlas.

Esta mañana, los cuerpos de sus familiares fueron encontrados con huellas de tortura, cerca del municipio de Guadalupe, de donde son originarios. Con el hallazgo suman seis miembros de la familia Reyes Salazar que son asesinados. La historia pasó a ser un caso de horror y tragedia
“El Universal, Viernes 25 de febrero de 2011"
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Durante los últimos meses, las denuncias contra los métodos de los militares se han multiplicado. Uno de los testimonios más desgarradores es el de Cintya Salazar, madre de dos niños de cinco y nueve años abatidos por los disparos del Ejército cuando viajaban junto a su familia en dirección a Matamoros. La versión oficial es que los niños fueron víctimas del fuego cruzado entre los militares y una banda de sicarios. Pero Cintya Salazar lo niega. Dice que ella, su esposo, sus cinco hijos y una hermana embarazada viajaban en una camioneta: "Vimos un retén militar, redujimos la velocidad y bajamos las ventanillas, pero no nos dijeron nada y seguimos. Fue entonces cuando empezaron a disparar. Salimos del coche y corrimos hacia el monte para refugiarnos. Es imposible que ellos no vieran tanta corredera de niños, pero nos seguían disparando. A mi hijo Bryan, de cinco años, me lo mataron en mis brazos...".
“El País, España 14 abril/2010”
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Los daños colaterales de la guerra contra el narcotráfico se hacen más evidentes en niños de escasos recursos que habitan en ciudades fronterizas con altos niveles de violencia, tales como Ciudad Juárez y Tijuana. Se cacula que alrededor de 7 mil niños han sido víctimas directas de este conflicto. Desde el 2006, 4 mil niños y adolescentes fueron asesinados directamente por comandos armados o perecieron en fuegos cruzados entre cárteles o entre estos y el ejército. Los otros 3 mil han quedado huérfanos por las mismas causas.

Es imposible contabilizar a aquellos que se verán afectados de manera indirecta por la violencia que se vive en la región. Y es que los niños en edad escolar están en riesgo, ante el desempleo futuro, de terminar trabajando como sicarios de poca monta para algún cártel de la droga. Aunque no sólo es el desempleo el factor determinante. Muchos niños ven a los narcotraficantes como modelo a seguir y, ¿por qué no deberían? Tienen dinero, mujeres, autos y son intocables. Es más, querer ser bombero o jugar a “policías y ladrones” es cosa del pasado, lo de hoy es jugar a los “secuestros.” Respecto a lo anterior, una madre de Ciudad Juárez declaró:

“Uno de los compañeros de clase de mi hijo dijo a los niños que llevaran pistolas a la escuela porque iban a formar una banda de narcotraficantes y jugarían a secuestrar niños”

Lo más preocupante es la edad a la que estos jóvenes serán reclutados por los narcotraficantes. Debido al gran atraso en materia educativa hay muchos adolescentes que no estudian ni trabajan: los famosos ninis. De hecho se calcula que al menos la mitad de los 10 mil arrestados por crímenes violentos en Mexicali el año pasado eran menores de 13 años. Mientras no se establezcan programas sociales a la par del despliegue militar en ciudades problemáticas, casos como estos se harán incluso más frecuentes. Aún no se tienen reportes de avances de la nueva estrategia de Ciudad Juárez, pero si en un futuro se demuestra que la situación puede mejorar con este plan integral, la niñez mexicana podría tener una oportunidad más.

“Periódico digital Vanguardia, Ximena Vega el 19 de Mayo de 2010”
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Entre 25 mil y 35 mil menores de edad han sido reclutados por el narcotráfico en los últimos cuatro años, de acuerdo con datos de un centenar de organizaciones civiles.
El Informe Alternativo sobre protocolo facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño relativo a la participación de niños en conflictos armados, elaborado por la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim) y presentado a la ONU, reporta que el crimen usa a niños y adolescentes en toda la línea de producción y tráfico de drogas.

En el país, según otro análisis de 96 organizaciones sociales, la edad de reclutamiento, hace una década, se ubicaba entre los 20 y 35 años. Ahora, ingresan a las filas de la delincuencia muchachos de entre 12 y 15 años.

Este fenómeno ha dejado su huella de sangre. De diciembre de 2006 a octubre de 2010, entre mil 60 y mil 200 menores murieron en la guerra contra el crimen.

Y, entre 2009 y 2010, se incrementó 34% el número de adolescentes detenidos por delincuencia organizada, portación de armas y delitos contra la salud.

El reclutamiento de niños y adolescentes se explica, en parte, porque los menores de 14 años tienen inmunidad constitucional para no responder penalmente por sus actos, aunque hayan asesinado, secuestrado o torturado. “Orientación, protección y tratamiento” es la política que se busca seguir en estos casos.

De hecho —y al contrario que las 32 entidades federativas— la Federación no tiene una ley de justicia para adolescentes.

El narcotráfico recluta a 9 mil niños cada año

Hasta 35 mil niños, niñas y adolescentes menores de edad han sido reclutados por el narcotráfico en los últimos cuatro años, según cálculos de organizaciones civiles, lo que significaría que, en promedio, ocho mil 700 infantes se sumaron a las filas del crimen cada año.

Las estimaciones realizadas por la Red por los Derechos de la Infancia (Redim) y una centena de organizaciones del norte del país, agrupadas en el monitoreo que hace el Programa Infancia en Movimiento, arrojan que entre 25 mil y 35 mil menores de 18 años fueron cooptados de 2006 a la fecha.

En el caso exclusivo del Informe Alternativo sobre protocolo facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño, relativo a la participación de niños en conflictos armados, presentado en junio de este año por la Redim ante la Organización de las Naciones Unidas sentó que aproximadamente en este periodo, 30 mil menores de edad han sido utilizados y explotados por el crimen organizado para toda la línea de producción y tráfico de drogas.

"En su mayoría estamos hablando de niños entre los 13 y los 17 años, pero cada vez está bajando más la edad. Tenemos que poner en el centro que son niños y niñas que supuestamente deberían de estar cursando lo que hoy es el periodo de educación básica obligatoria en nuestro país, y que no se están quedando en la escuela", advirtió Nashieli Ramírez, directora de la organización Ririki Intervención Social.

(…) según un pronunciamiento realizado por 96 organizaciones de la sociedad civil como Colectivo Marabunta, Infancia Común, A.C., INCIDE Social, A.C. y la Academia Mexicana de Derechos Humanos hace una década la edad de reclutamiento se ubicaba entre los 20 y 35 años, y ahora, ingresan a las filas del crimen organizado muchachos de entre 12 y 15 años, para los que las posibilidades de emplearse en actividades legales son prácticamente inexistentes.

(…) De acuerdo con los cálculos de las organizaciones, del 1 de diciembre de 2006 al 30 de octubre 2010 entre mil 60 y mil 200 niños, niñas y adolescentes murieron en el marco de la lucha contra el crimen organizado y entre 30 y 50 mil quedaron huérfanos, tan sólo 10 mil en Ciudad Juárez.

Crecen 34% los ilícitos de jóvenes

Los delitos federales en jóvenes van en aumento. En tan sólo un año, se incrementó 34 por ciento el número de adolescentes detenidos por delincuencia organizada, portación de armas y delitos contra la salud, según los centros de tratamientos para menores de la Ciudad de México.

Mientras en 2009 se contaban tres mil 843 detenidos, en este año ya se sumaban cinco mil 602.

El secuestro es otro delito que se ha expandido entre los jóvenes. De 2007 a 2008, la Procuraduría de Justicia del Distrito Federal, alertaba que había crecido 289 por ciento el número de implicados por secuestro.

Al incremento de los delitos contra la salud y al crimen organizado, encabezados por los jóvenes mexicanos, también se cuenta el homicidio.

Un alto porcentaje de asesinatos fueron cometidos por personas muy jóvenes: del total de homicidios cometidos ese año, 32.59% tuvieron como responsable a personas entre los 18 y los 24 años, según el INEGI.

El robo todavía se ubica en el primer lugar de la lista de delitos que cometen los adolescentes.

El Instituto Mexicano de la Juventud señaló que de los 45 mil 593 menores de edad que realizaron actividades consideradas delictivas, en 41 por ciento de los casos, cometieron un robo.

Pero hay estados como Sinaloa, donde la presencia delictiva de los jóvenes es alarmante.

Setenta y dos por ciento de la comisión de delitos que van del robo, asalto bancario, secuestro, homicidios, portación de armas y tráfico de drogas, están protagonizados por jóvenes que van de los 18 a los 29 años de edad, según la Secretaría de Seguridad Pública del estado.

Entre los factores del incremento de la juventud en la delincuencia están la escasa condición económica y los bajos niveles de estudios, según el abogado Hanzel Holzhaimer, del Reclusorio Norte, la mayoría de los adolescentes sentenciados tienen entre 14 y 18 años, y su nivel escolar apenas alcanza la secundaria.

Por este perfil varios analistas han señalado que hasta siete millones de jóvenes son vulnerables al crimen organizado, porque no estudian ni trabajan.
“Excélsior, Laura Toribio, Claudia Solera y Leticia Robles de la Rosa”
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“La primera víctima de esta guerra es la verdad, la autocensura es aplicada por los periodistas para salvar la vida porque el cementerio ya está lleno de héroes de la pluma”, Sanjuana Martínez

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