Este
escrito se encontró dentro de una vasija que un beduino hallo a mediados de los
años sesentas en Amarna, la Ciudad de la Luz de Atón, él lo vendió a un
comerciante en un bazar en el Cairo y hace poco un hombre sabio, lo compro y lo
leyó, este escrito fue hecho con las lagrimas de Ankesenamón, la esposa niña de
Tutankamón,
Yo
lo encontré entre mis papele y ahora lo comparto con ustedes, es una carta de
amor de una mujer enamorada a su amado asesinado, ambos hijos del destino,
únicos sobreviviente en línea directa de Akenatón, quien al nacer su padre el
faraón Amenothep III le dio por nombre Neferjeperura Amenhotep y que llegaría a
ser el señor del Alto y Bajo Egipto, el portador de la doble corona.
Alejandro.
ooOOoo
Yo
Ankesenamón, Gran Esposa Real, escribo esto sólo para ti y para mi amado mío,
señor de Kemi, el país de la tierra negra.
Parecen
mil años los que no has estado conmigo, yo sigo aquí en Uaset "la ciudad
del cetro uas" Tebas, donde está el templo de Amon-Ra en Karnak, aquí
estoy en el palacio de nuestro abuelo Amenophis III, aquí en nuetras habitaciones
amado mio, aquí donde nos amamos y donde tu cuerpo fue muerto, matando a mi
alma al morirte tu.
¡Oh!
Amado mío, mi señor, que sola estoy, segura como dicen los sacerdotes que ya
has salvado todos los obstáculos de la Duat y al ser juzgado en el del Pesado
del Corazón, después de que Anubis te haya guiado ante la presencia de Osiris,
donde habrás jurado que no has cometido ningún pecado de una lista de y ahí recitaste la «Confesión Negativa». Así tu
corazón fue pesado en la balanza por la diosa Maat, diosa de la verdad y la
justicia. Sé que la balanza permaneció en equilibrio porque has llevado una
vida ejemplar, por eso Anubis te llevo hasta Osiris para que encontraras su sitio
en el más allá, convirtiéndote en maa-kheru, un «reivindicado», o «justo de
voz», ahí estaras sentado, entre todos los señores de nuestra tierra, la doble
corona debe quedar en tu cabeza diciendo que eres el señor del alto y bajo
Egipto, que eres mi esposo, esperando el día que la vida vuelva a abrir sus
puertas.
Amado
mío, perdona que te hable así, pero se que realmente estas con Atan, que surges
en las mañanas para iluminar, estas con nuestro querido padre, con mi madre y
con tu madre, sin embargo yo estoy aquí sola, rodeada de oscuridad, sin sentir
las caricias de Atan y las tuyas.
Ahora
estoy escuchando nuevamente ese poema que oíamos de niños en Amarna, en el
palacio, te lo recito amado mio.
Se puede querer...sin
ver?
Se puede querer...sin
oler?
Se puede ver...sin
saber?
Se puede vivir...sin
sentir?
Hasta la locura te
puedo querer...
Entonces...sin ver, ni
oler, sin saber sin sentir...no es eso querer?
Te puedo sentir...sin
saber
Te puedo tocar...y
vibrar
Te puedo cantar...en
soledad
Te puedo...amar...como
al mar y llorar
Entones...cantar al mar
en soledad y vibrar
No es eso amar?
Un viaje astral...sin
acabar.
Y
ese otro que mi madre, la Gran Esposa Real, Neferu Atón Nefertit, ella la que
su nombre dice “Bondad de Atón, la bella ha llegado”, le decía a mi
padre en esas tardes tibias de Amarna en nuestra casa.
Mi alma peregrina del
tiempo, pasea por las orillas del Nilo
y me trae mil recuerdos
..arrastrados...
por los vientos del
Sur...mas alla del desierto
en donde arena y
viento...dibujan un nuevo sueño
..."el peregrino
del tiempo"...
...y te leo y te imagino como en un sueño.
...y me doy tiempo y
despacio...comienzo de nuevo.
...y te imagino y te
pienso...y me doy tiempo
de nuevo... en un sueño.
tus palabras me bañan en un sentimiento de paz
y tu melodía me
acompaña y trato de interpretar
la música...mientras
escribo en el pentagrama...
pero prefiero
improvisar...y dejarme llevar
abre la mañana,
perezoso despertar
son sonidos del agua,
del aire, del viento...del mar
el susurro de un
arroyo, del agua al pasar...
arco iris de ilusiones,
mariposa de cristal...
y te pienso y te leo
y te veo en el
cielo...un sueño astral
lluvia de
colores...alma estelar
vidas paralelas...en un
mundo de cristal
hablaste…y hago mías
tus palabras…
peregrino del tiempo…
un pensamiento,
palabras que se juntan para formar melodías
y sigue espontáneamente
el camino de sus sueños.
pienso…tiempo de sueños
que se lleva el viento
un sentimiento, melodía
escondida de una canción inacabada
que toco una y mil
veces en mi guitarra…desgarrada
Un sentimiento desde un alma paralela...a las orillas del Nilo
una noche estrellada...
Y
mis hermanas, ellas también están contigo en el reino de Aton
Meretatón:
mi hermana mayor quien a la muerte de mi madre se convirtió en la Gran Esposa
Real, casándose con nuestro padre Akenatón, Meketatón: mi otra hermana, de
quien apenas recuerdo, ella murió siendo niña y fue sepultada en Amarna, Neferneferuatón-Tasherit:
mi cuarta hermana, Neferneferura: mi quinta hermana, y Setepenra: mi querida sexta
hermana
Yo
Ankesenpaaton, la que vive por Atón y que ahora me llamo Ankesenamón fui la tercera
hija de Nefertiti y de nuestro padre Akenatón.
Tu
amado mío, fuiste hijo de Kiya, quien llego de Mitanni llamándose Taduhepa, de
tu madre amado mío, casi no recuerdo nada, ella murió cuando tu naciste, acaso
por eso eras tan amado en mi corazón, por que estabas tan solo como yo cuando
los sacerdotes nos casaron, cuando te coronaron y te dieron otro nombre para
maldecir aquel con que nuestro padre te había dado, Tutank-Aton, la imagen viva
de Atón y viviste y gobernaste el alto y bajo Egipto como Tutank-Amón
Amado
mio, estoy sola, solo tengo lo que me dejaron de ti, tus recuerdos que habitan
en mi cuerpo, en mi corazón, con ellos me cobijo y acaricio, como esas noche en
que nos amamos tu yo y fuimos uno, esas noche cálidas cuando el viento soplaba
y nos unía y había rabia, ternura, dolor y alegría, cuando estábamos unidos uno
dentro del otro, cuando la piel era la tuya y la mía, tu sudor y las lagrimas
del gozo, del deseo y el éxtasis, cuando los cuerpos eran el fuego y el calor
de Atón.
Esos
eran los únicos momentos que teníamos para jugar, para amar, sin ser vistos, solo
tu desnudez y la mía, tus manos sobre mi piel que como las arenas del desierto
se estremecían, tu voz en mi oído y la mía diciéndonos los poemas de los que
aman.
Mi hermano,
con su voz,
trastorna mi corazón
y estoy enferma por él
porque, ¡sabedlo!
Mi corazón se ahoga
Al pensar en él
porque, ¡sabedlo!
Ha perdido la razón…
Es una joven única,
no existe su par,
en belleza no tiene quien la
alcance.
¡Mirad!
Es como una estrella divina
que surge al nacer el Año
Nuevo,
con la palidez radiante
de su refulgente piel;
ojos graciosos para ver,
labios dulces para hablar,
nunca dicen una palabra de
más.
Cuello alto,
pecho blanco,
cabellos de lapislázuli
puro,
sus brazos, ¡brillam más que
el oro!
Y sus dedos, son flores de
loto…
Ve ahora con tu hermana que,
cual gacela trotando en el
desierto,
tiene las patas cansadas
y los miembros débiles;
porque un cazador y su
jauría la acosan,
pero su rastro no
encuentran,
¡ella ha encontrado un sitio
para reposar!
Se dirige al río,
¡llegarás a su gruta
antes de que tu mano
sea besada cuatro veces!
Cuando vienes a la
habitación
de la hermana
y ella está a solas,
sin acompañante alguno,
entonces,
puedes hacer con la aldaba
según tu deseo.
Cuando vas a la habitación
de la hermana
y te zambulles en su gruta,
se abre la aldaba.
Su dueña la limpia y provee
las delicias del paladar
y vinos añejos.
Confundes los sentidos
hasta llegar la noche,
cuando ella te dice:
‘¡Abrázame y yazcámos juntos
hasta que el sol surja!'
La casa de mi hermana,
la verja a la entrada;
la puerta se abre,
el cerrojo se corre,
y aparece
mi airada hermana.
Mi hermosura te enseño
vestida con finas telas
y ungida con ungüentos.
Me sumerjo en las aguas
para estar contigo.
A ti vuelvo
con un pez rojo
en mis manos
y ante ti lo dejo.
¡Ven y mírame!
Amado
mío, mi esposo, mi hermano, estoy tan sola, mi cuerpo ya no siente, ya no
desea, no da fruto como una palmera muerta, amor mío, Ai se va casar conmigo,
desea ocupar tu lugar en tu trono, en tu lecho y en tu esposa, desea gobernar
el país de Kemi, pero yo se que Tu Ba y tu Ka me esperan y yo iré con ellos y
viviremos como las pirámides bajo la luz de Atón.
Ya volveremos a correr desnudos en las orillas del Nilo, ya los nenúfares y los lotos nos cubrirán, caminaremos entre nuestros ancestros y ahí estará nuestra pequeña hija que no nació, tomándonos de las manos y mirándonos a ambos, amado mio, volveremos a ser nubes y tiempo, arena que siempre existe, eso seremos.
Debo
irme esposo mío, tu fantasma se desvanece suavemente y deseo toarlo entre mis
brazos y amarlo y unir mis labios a los tuyos, pero tu fantasma suavemente se
va para que Atón ilumine y llene de calor mi fría alma y seco espíritu.
Tu
amada esposa Ankesenamon, quien escribe esto para si y desea ser enterrada con
el en el sarcófago que guarde mi cuerpo, cerca de los vasos Canopes y de ti.
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