domingo, 18 de diciembre de 2011

Francisco y la humanidad



Como todo en la vida hay personas que son faros, algo así como Polaris, indican dónde estamos y hacia donde podemos dirigirnos, Francisco de Asís es uno de esos humanos, no por su carácter religioso, sino por lo humano, cuentan que cuando le dicto a León la primera Regla de lo que era la incipiente orden, al presentarla al concilio de su congregación, la consideraron demasiado estricta y la quemaron, la Regla básicamente decía que se viviera conforme los Evangelio y resulta que era tan difícil que hasta Roma misma dudo, sin embargo Francisco y varios de sus seguidores (entre ellos, una mujer, Chiara –Clara- de Asís) lo hicieron.

Dicen que Francisco fue el primero que recibió los Estigmas de Cristo, bendición que no es común en la Iglesia (del griego Ecclesia - comunidad).

A mi siempre me ha gustado, no por sus milagros, sino por su vida, hombre firme, tierno, amoroso, valiente, hombre lleno de humanidad y humildad que trato de construir el reino de Dios en la tierra, donde sus propos seguidores literalmente lo devoraron para reinventarlo de acuerdo a su imagen y semejanza, pecado capital por demás voraz, pero por desgracia, parece que el resto de los humanos no podemos mirar más que como un imposible a Francisco.

Más este sentir personal por Francisco, se completa por el hecho de que en México, 400 años después de la muerte de Francisco, llegaron el 17 ó18 de junio de 1524 la primera nutrida misión de doce franciscanos de la Observancia, fray Martín de Valencia. Le acompañaron: fray Francisco de Soto; Martín de Jesús o de la Coruña; Juan Juárez (o Suárez), quien, junto con fray Juan de Palos, hermano laico, murió en Florida; fray Antonio de Ciudad Rodrigo, quien se distinguió como hábil gobernante y defensor de los derechos de los indígenas; Toribio de Benavente o «Motolinía», fino observador de la naturaleza y de las costumbres de los nativos e infatigable escritor; fray García de Cisneros, primer Provincial de la recién creada Provincia; Luis de Fuensalida, quien renunció a la mitra de Michoacán; fray Juan de Ribas, defensor a ultranza del mantenimiento del espíritu de la reforma religiosa; fray Francisco Jiménez, quien recibió ya en Nueva España la ordenación sacerdotal, hábil canonista; y, por último, fray Andrés de Córdoba, también hermano laico.



Les dejo algunas de las palabras de Francisco y que fueron escritas por León, su amigo y fiel apóstol.

ooOOoo

Somos libres por qué no tenemos más que el amor.

No retengan nada de ustedes mismos a fin de que enteros los reciba el que se da por entero.

Yo necesito pocas cosas y lo poco que necesito, lo necesito poco

Si existen hombres que excluyen a cualquiera de las criaturas de Dios del amparo de la compasión y la misericordia, existirán hombres que tratarán a sus hermanos de la misma manera.

Cuando se te llene la boca proclamando la paz, procura tener aún más lleno el corazón.

Entretenerse en buscar defectos al prójimo es prueba suficiente de no ocuparse apenas de los suyos propios.

Comienza haciendo lo que es necesario, después lo que es posible y de repente estarás haciendo lo imposible.

El hombre al no poseer nada propio, todo él pertenecía a Dios.

Es feliz quien nada retiene para sí.

Todos los hermanos deben predicar a través de sus obras.

Comencemos a servir, lo que hemos hecho hasta ahora es poco y nada.

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