sábado, 3 de diciembre de 2011

Poesía desde la locura Ezra Pound



Hay que imaginar a un loco, un hombre perdido dentro de si mismo, alguien que a veces tiene destellos de lucidez y sin embargo, es brillante y sensible, alguien desconcertante, alguien con quien compartir ha debido ser un acto heroico o algo similar, pienso, en ese temor a cruzar esa fina línea que separa la lucidez de la locura, ese arrebato que acomete a veces a los hombres inteligentes como Ezra Pound y los arrastra por incomprensión y por desprecio hacia la demencia

Ezra Weston Loomis Pound (Hailey, Idaho, Estados Unidos, 30 de octubre de 1885 – Venecia, Italia, 1 de noviembre de 1972)

Durante la guerra emitió por radio programas en los que criticaba sin mesura la actitud del gobierno americano, de nuevo adscrito a las filas del fascismo que dominaba Italia. Apoyó abiertamente a la República de Saló con la que Mussolini trató de salvar los restos del régimen. Todo un enigma esa transformación, esa imagen de Pound casi intolerable al acercarse a cualquiera de sus poemarios, a la complejidad y a la riqueza artística de los Cantos. Había traducido al inglés numerosas obras maestras de la poesía china y japonesa, adoraba a Confuncio y había trabajado durante años para ofrecer una versión digna del Analectas. En Francia rescató a poetas del romancero medieval y provenzal, también a rapsodas latinos casi perdidos. ¿Cómo un hombre como él pudo unirse a la causa del fascismo, a su vulgaridad, a su tosca masculinidad y a ese ridículo sentido autocrático en torno a un personaje como Mussolini?. Me hubiera gustado preguntárselo abiertamente. En 1972 Pound era un poeta denostado y condenado al olvido. La presión del gobierno norteamericano había sido tan dura que sus libros fueron en los años cincuenta tesoros secretos. De sus últimos años no se sabe demasiado. Ese año, Pound cumplía noventa y siete años.

Pound estaba más cerca de la experimentación literaria de T.S. Elliot, de la poesía de W.H. Auden o Robert Frost, que de los beats, a excepción de algunos versos de Ginsberg, los Cantos de Pound y en general sus diferentes etapas poéticas mantienen su vigencia y su poder de fascinación. Pero a cierta edad, es posible que el corazón se reblandezca, o que el deseo discreto de ser reivindicado sea una necesidad. Pound aceptó esas visitas y de alguna forma las aprovechó. Quedan de los años anteriores a su muerte tan sólo un puñado de fotografías esporádicas, donde su figura quijotesca surge furibunda entre los claros oscuros del blanco y negro, los ojos perdidos, el alma llena de dolor.

Pound vivió el siglo XX con todas sus miserias y luces. A las relaciones comentadas con Yeats o T.S. Elliot, la ayuda desinteresada que prestó a Joyce, su amistad con Ford Madox Ford, o en Paris años después con Tristan Tzara, Marcel Duchamp o Fernand Léger, se le unió una espléndida retahíla de discípulos brillantes posteriormente. Sus ensayos literarios en torno a la poesía siguen siendo válidos, su modernidad inspiró desde luego mucha de la poesía ulterior, aunque su prestigio manchado, sus extravagancias ideológicas y políticas, hicieran que su nombre quedara silenciado o su influencia disminuida. No podría entenderse la poesía de Robert Frost o la William Carlos William sin su enorme talento lírico.

Ezra Pound sabía de primera mano que lo que había escrito poseía cierta trascendencia literaria. De hecho, su poema a Walt Whitman –Whitman es un dialogo, esa manera que tienen los poetas de decir lo que sienten, es también un acto de sabiduría y contundencia.

Los poemas y parte del texto provienen de: Jimarino “Los perros de la lluvia” http://jimarino.com/2009/08/25/ezra-pound-un-poeta-del-siglo-xx/



LA BUHARDILLA
Vamos, compadezcamos a los que están mejor que
nosotros,
Vamos, amigo, recordemos
que los ricos tienen camareros y no
amigos.
Y nosotros tenemos amigos y no camareros.
Vamos, compadezcamos a los casados y a los no
casados.
La aurora entra con pasitos menudos
como una dorada Pavlova,
Y yo estoy junto a mi deseo.
Y la vida no tiene nada mejor.
Que esta hora de diáfana frescura,
la hora de despertarnos juntos


PICADILLY
Bellas, trágicas caras-
vosotras que fuísteis lozanas y estáis tan abatidas;
y, oh, las envilecidas, que pudísteis haber sido amadas,
y estáis tan impacientes y borrachas,
¿quién os habrá olvidado?
Oh, caprichosas, frágiles caras, pocas en muchas,
las gruesas, las toscas, las descaradas,
Dios sabe que no puedo compadecerlas, quizá, como
debiera;
pero, oh, vosotras, delicadas, caprichosas caras,
¿quién os habrá olvidado




UN PACTO
Haré un pacto contigo, Walt Whitman-
Te he detestado ya bastante.
Vengo a ti como un niño crecido
Que ha tenido un papá testarudo;
Ya tengo edad de hacer amigos.
Fuiste tú el que cortaste la madera,
Ya es tiempo ahora de labrar.
Tenemos la misma savia y la misma raíz-
Haya comercio, pues, entre nosotros.


LA ISLA EN EL LAGO
Oh Dios, oh Venus, oh Mercurio, patrón de los ladrones,
Dame a su tiempo, te suplico, una tiendita de tabaco,
Con las brillantes cajitas
primorosamente apiladas en los estantes
Y el fragante anduyo suelto
y la picadura,
Y el brillante Virginia
suelto en los vasos de vidrio,
y un par de balanzas no demasiado grasientas,
y las prostitutas entrando de pasada para una palabra
o dos,
Para una broma, y arreglarse el pelo un poquito.
Oh Dios, oh Venus, oh Mercurio, patrón de los ladrones,
Préstame una tiendita de tabaco,
O instalamé en alguna profesión
Que no sea esta maldita profesión de escribir,
Donde uno necesita su cerebro todo el
tiempo.




CANTO XLV
Con Usura

Con usura ningún hombre tiene una casa de buena
piedra.
Cada bloque pulido bien encajado
para que el dibujo pueda cubrir su cara,
con usura
ningún hombre tiene un paraíso pintado en la pared de
su iglesia
harpes el lutes
o donde virgen reciba mensaje
y halo se proyecte de la incisión,
con usura
ningún hombre ve a Gonzaga sus herederos y sus
concubinas
ninguna pintura es hecha para durar ni para vivir con
ella
sino que es hecha para vender y vender pronto
con usura, pecado contra natura,
tu pan es cada vez más de trapos viejos
seco es tu pan como papel,
sin trigo de montaña ni harina fuerte
con usura la línea se hace gruesa
con usura no hay clara demarcación
y ningún hombre puede hallar sitio para su morada.
El tallador de piedra es alejado de su piedra,
el tejedor alejado de su telar
CON USURA
no viene lana al mercado
la oveja no da ganancia con la usura
La usura es una morriña, la usura
mella la aguja en la mano de la doncella
y detiene la habilidad de la hilandera. Pietro Lombardo
no vino por usura
Duccio no vino por usura
ni Pier della Francesca; Zuan Bellin no por usura
ni fue “La Calumnia” pintada.
No vino por usura Angélico; no vino Amborgio Praedis,
No vino ninguna iglesia de piedra pulida firmada:
Adamo me fecit.
No por usura St Trophine
No por usura Saint Hilaire,
La usura ensarra el cincel
Ensarra el arte y el artesano
Roe el hilo en la rueca
Ninguna aprende a bordar oro en su bastidor;
El azur tiene un chancro por la usura; el cramoisí está
sin bordar.
La esmeralda no encuentra su Henling
La usura asesina al niño en el vientre
Impide el galantear del muchacho
Ha traído parálisis al lehco, yace
Entre la novia y el esposo
CONTRA NATURAM
Han traído putas a Eleusis
Cadáveres se han sentado al banquete
Invitados por la usura.


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