viernes, 30 de diciembre de 2011

Mi ofrenda para el año nuevo, mi despedida para el año viejo



Sabes, uno de mis mayores anhelos es recorrer el camino a Santiago, “La vía láctea” suelen llamarle, creo que es de lo poco que tengo pendiente en la vida, sin embargo, se que la posibilidad existe y con mi cayado y mi concha colgando del pecho, se que en algún momento puede suceder, más si no fuese así, no me puedo arrepentir, he vivido y lo he hecho como pocos han podido hacerlo, he vivido como he querido.

Así, ha sido un año difícil, pero ¿desde hace cuanto tiempo no es así?, no se si el año que llega y se presenta haya de ser diferente, pero al igual que mi Camino a Santiago, se que existe la posibilidad de lograr un año en el cual la vida sea respetada, en el cual los niños jueguen, rían y claro, hablen a gritos, en el que no estemos en las estadísticas por nuestra cantidad de pobres, un año en el cual los jóvenes sueñen y se enamoren, un año en el que tu trabajo sea grato por que con el construyes y enriqueces tu vida y la de tu familia, un año en el que el costo de las guerras sea mucho menor a lo que se invierte en salud, educación, vivienda, un año en el cual los cielos vuelvan a ser claros, los árboles sean bosques y no ganancias de los madereros, un año en el cual nadie, absolutamente nadie tenga hambre, sed o frio, un año en el cual la paz cubra la tierra y la violencia solo sea un lugar pequeño en la memoria, un año en el cual la indiferencia nos sea ajena y estemos dispuestos a caminar juntos, en fin, un año que puede suceder.

Con todo mi afecto para ti.

Alejandro

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Poema Como Tú... de León Felipe

Así es mi vida,
piedra,
como tú. Como tú,
piedra pequeña;
como tú,
piedra ligera;
como tú,
canto que ruedas
por las calzadas
y por las veredas;
como tú,
guijarro humilde de las carreteras;
como tú,
que en días de tormenta
te hundes
en el cieno de la tierra
y luego
centelleas
bajo los cascos
y bajo las ruedas;
como tú, que no has servido
para ser ni piedra
de una lonja,
ni piedra de una audiencia,
ni piedra de un palacio,
ni piedra de una iglesia;
como tú,
piedra aventurera;
como tú,
que tal vez estás hecha
sólo para una honda,
piedra pequeña
y
ligera…


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ROMANCE DE LA LUNA, LUNA – Federico García Lorca

A Conchita García Lorca

La luna vino a la fragua
con su polisón de nardos.
El niño la mira, mira.
El niño la está mirando.

En el aire conmovido
mueve la luna sus brazos
y enseña, lúbrica y pura,
sus senos de duro estaño.

Huye luna, luna, luna.
Si vinieran los gitanos,
harían con tu corazón
collares y anillos blancos.

Niño, déjame que baile.
Cuando vengan los gitanos,
te encontrarán sobre el yunque
con los ojillos cerrados.

Huye luna, luna, luna,
que ya siento sus caballos.

Niño, déjame, no pises
mi blancor almidonado.

El jinete se acercaba
tocando el tambor del llano.
Dentro de la fragua el niño,
tiene los ojos cerrados.

Por el olivar venían,
bronce y sueño, los gitanos.
Las cabezas levantadas
y los ojos entornados.

Cómo canta la zumaya,
¡ay, cómo canta en el árbol!
Por el cielo va la luna
con un niño de la mano.

Dentro de la fragua lloran,
dando gritos, los gitanos.
El aire la vela, vela.
El aire la está velando.


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