lunes, 15 de marzo de 2010

El complot mongol


Los libros siempre han tenido un sentido mágico para mi, cuando son nuevos me da un inmenso placer el abrirlos y oler ese aroma de papel, tinta, pegamento, sentir entre mis dedos su textura, el tipo de papel, ellos forman parte de mi vida, cada uno de ellos son una pequeña historia que se ayunta a la mía.

El Complot Mongol es uno de esos libros, como muchos, tuve que juntar el dinero para comprarlo, su lectura fue un sorprendente camino hacia el género negro, es una sátira deliciosa y una ventura exquisita, hoy en algunos momentos de mi vida, quisiera ser como Filiberto García, un tipo que es capaz de vivir y tratar de hacer lo correcto sin importar los medios que deba usar, esa es la paradoja.

Filiberto García, matón a sueldo, hombre duro y de facciones serias, curtido por la Revolución Mexicana, se ve envuelto inesperadamente en una intriga internacional, en donde agentes secretos del FBI y de la KGB investigan apresuradamente los pasos de los chinos de la calle de Dolores, en la Ciudad de México, en una marcha forzada por evitar el asesinato del presidente de E.E.U.U, que de ser perpetrado, desencadenaría un conflicto diplomático y político o incluso hasta un conflicto armado.

El Agente Graves (del FBI) y el Agente Laski (de la KGB) unen fuerzas, y junto con García (bajo las órdenes de un alto funcionario mexicano) recorren las calles del centro de la ciudad, entran a los cafés de chinos, de los “pinches chales” como los llama Filiberto García, y comienzan a desenmarañar un complot comunista aparentemente iniciado en Mongolia.

El tiempo se termina e invariablemente los muertos van apareciendo poco a poco, junto con las escasas pistas que aparentemente confirman la hipótesis de un inminente atentado no sólo en contra del presidente de Estados Unidos, sino posiblemente también en contra del presidente mexicano en turno.

Dudas, desconfianzas y misterios rodean a García, que por primera vez se enfrenta a una crisis personal: ha encontrado al fin una mujer a quien amar, y al parecer, ella le corresponde. Ahora es cuando debe decidir entre continuar su labor de sicario, o dejarlo todo y quedarse con Marta, una hermosa jóven que lentamente va transformando a Filiberto y que logra ablandar su corazón …

El desenlace es totalmente inesperado, y todos se verán envueltos dentro de un diferente complot.

Es con esta obra de Rafael Bernal, que la novela negra (o policiaca) hace su exitosa aparición en México.

Impregnado de un lenguaje común, lleno de jergas capitalinas, El complot Mongol (editado por primera vez en 1969 por Joaquín Mortiz, en su colección booket) dibuja con frialdad y gran acierto la compleja estructura política que se formó posterior a la Revolución Mexicana, impregnando a los personajes de la atmósfera obscura y confusa que toda novela policiaca debe de tener.Estilo fluido, prosa cuidada y estudiada, cambios imperceptibles entre narrador y personajes son algunos de los elementos que permiten que la lectura sea digerible, fácil.

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