
Si pudiese tocarte, acariciar tu nombre, paladearle en silencio, desvestir por capas tu pudor, tornaría en mañanas la oscuridad de mi noche, y tu nombre soñaría, derramando albores en satines y alcobas, gritando letras que púrpuras tornan, y tu voz, en lágrimas pronuncio, de recuerdos obscuros y ángeles caídos...
Mireia Helshire
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