miércoles, 31 de marzo de 2010

Los sueños


Es curioso, la vida sigue siendo ese continium entre tantas preguntas y tan pocas respuestas, acaso por que a veces (casi siempre) las preguntas solo requieren una sola respuesta y que quien escucha solo debe hacerlo con los oídos abiertos y con atención, como cuando los niños escuchan una historia, requiere que quien escuche quiera escuchar, que lo haga con fantasía, que teja sueños y atrape nubes, acaso por eso las respuestas no nos satisfacen, acaso por eso necesitamos tantas respuestas para la misma pregunta.

Hay quien mira y camina, avanza y cree que sabe, sin embargo, no sueña, no ha aprendido a volar, cree que el mundo existe hasta donde alcanza a ver y a tocar, hay quienes vuelan, quienes saben que no importa tocar para saber que existe, basta con sentir.

Así la vida no son tantas respuestas ni tantas preguntas, son pocas preguntas y solo algunas respuestas, para ello basta con sentir para saber que existe.

Por que hace mucho, mucho tiempo cuando todavía sabíamos ver y escuchar, cuando podíamos sentir hacíamos flores llenas de color que se convertían en mariposas, papalotes que vuelan por que son mariposas de papel, colores que florecen, sabíamos que están hechos de sueños y deseos, de esperanzas, que se dejan llevar por el viento y juegan en el cielo con las nubes por que así llegan a los corazones.

Sabes, quisiera saber si es posible cambiar lo que la vida te da y que usas para caminar y construir, quisiera poder volar, hoy los sueños ya están dormidos, están cansados, la fantasía se perdió en la memoria…

¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño;
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.
“La vida es un sueño” Pedro Calderón de la Barca

Hubo una época en que los ángeles andaban por los caminos, lo hacían al lado nuestro para hacernos compañía y guiarnos, hoy la mayoría de las veces, en casi todos los caminos solo unos pocos van acompañados, el resto caminamos solos, en algún recoveco, en algún vericueto dejamos a nuestro acompañante, por eso a veces el camino es cansado, acaso por eso el cáliz es amargo, acaso por eso comemos pan ácimo.

Quien tenga hilos que teja, que borde, que cuide la trama y el urdimbre, que recite las viejas consignas para hacer de la tela una historia, que llore sin temor para humedecer el bordado y los campos florezcan, las espigan brillen doradas al sol, para que la semilla sea cernida, para que sea hecho el pan, pan que es alimento y la vid de fruto, uva que es vendimia, vino que espíritu, así con las manos bordemos la espiga y la vid, comamos el pan y bebamos el vino.

Mientras tanto, al borde del camino, bajo la sombra de un árbol con el cayado al lado espero a que todo pase, a que el día se vuelva malva y poco a poco Venus venga para arrullarme suavemente…

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