domingo, 6 de noviembre de 2011

Los límites del perdón 2: Mujeres en Nankin



Hace poco escribí sobre los límites del perdón, al escribir esto, vuelve el cuestionamiento a mi mente, ¿se debe perdonar tácitamente?, dejo la pregunta en cada uno de ustedes.

“Es cierto que cada uno es responsable de sus propios actos y nadie tiene poder para absolver la deuda que una persona tiene contraída. Nadie carga con la responsabilidad de los demás. No existe eso que llaman responsabilidad colectiva, ya que dicha responsabilidad señalaría tanto a los inocentes como a los culpables. Solo podemos hablar con propiedad de una culpabilidad general, si una sociedad tolera el desarrollo de un concepto corrompido del hombre”
Moshe Bejski.

A veces el tiempo se detiene y aunque cerremos los ojos y los oídos, la realidad está ahí, suspendida, esperando ser vista.

Hoy quiero comentar sobre un grupo de mujeres anónimas, sin rostro, mujeres que se han olvidado, mujeres Chinas, habitantes de Nankin en 1937, mujeres que fueron violadas y asesinadas por el ejercito Japonés.

Durante los primeros tiempos de la ocupación la masacre , el odio y el desprecio fueron el argumento con el cual los Japoneses dialogaron con la población de Nankin.

Los japoneses decidieron que varias de ellas se prostituyeran, amenazaron con violar, torturar y matar a sus hijos y a ellas mismas, aquí un personaje curioso, el representante de los Nazis en Nankin, John Rabe, demostró como aun es posible encontrar alguien justo, él defendió y hablo por el pueblo de Nankin ante los oficiales imperiales.

El junto con la señorita Jiang fueron los que en medio de las lágrimas y con el corazón en la mano quienes ante la mayoría de las mujeres y sus hijos reunidos en una iglesia les dijeron que 100 mujeres deberían ser voluntarias para servir como prostitutas a la soldadesca imperial.

Esas valientes mujeres, demostraron que la dignidad y la vida van juntas, que a pesar de haber sido usadas demostraron su dignidad, honor y coraje ante la infamia, la podredumbre y la mendicidad espiritual, moral y física de los cobardes.

Hoy quiero dejar mi testimonio ante estos hechos que no debieron ocurrir, ante esta lección que al parecer no hemos aprendido.

Hace poco China realizo un film sobre esto, “Ciudad de vida y muerte” (City of life and deadh) es terrible, como la realidad.

TÍTULO ORIGINAL: City of Life and Death (Nanjing! Nanjing!)
AÑO: 2009

DURACIÓN: 132 min.

DIRECTOR: Lu Chuan.
GUIÓN: Lu Chuan.
MÚSICA: Liu Tong.
FOTOGRAFÍA: Cao Yu, He Lei.
REPARTO: Liu Ye, Gao Yuanyuan, Hideo Nakaizumi, Fan Wei, Ryu Kohata, Qin Lan, Jiang Yiyan, Zhao Yisui,Yao Di, John Paisley, Yuko Miyamoto, Liu Bin, Beverly Peckous, Aisling Dunne, Sam Voutas,Zhao Yisui.
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El ejército japonés ocupó Nanjing, entonces capital de China, el 13 de diciembre de 1937, cuando empezaron seis semanas seguidas de destrucción, saqueo, violación y masacre. Los registros históricos muestran que más de 300.000 ciudadanos chinos, incluidos civiles inocentes y soldados desarmados, fueron asesinados, de acuerdo con el veredicto de un tribunal de la posguerra.

El Tribunal Militar Internacional del Lejano Oriente, establecido en 1946 y compuesto por jueces de 11 países, incluidos China, Estados Unidos, Reino Unido y la antigua Unión Soviética, inició el proceso contra 28 criminales de guerra japoneses en mayo de 1946.

"La versión que sostiene la derecha de Japón en el sentido de que el número de víctimas fue muy inferior a 300.000 porque había sólo 200.000 residentes y 50.000 soldados en Nanjing, carece de todo sentido", señaló Sun Zhaiwei, vicepresidente del Instituto de Investigación de la Masacre de Nanjing, y también investigador de la Academia de Ciencias Sociales de (la oriental provincia de) Jiangsu (de la cual Nanjing es ahora la capital).

La verdad es que la población de Nanjing era de 600.000 a 700. 000 habitantes, sin contar a los más de 150.000 soldados y oficiales que estaban acantonados en la ciudad durante esa época, explicó Sun.

Los registros hechos por organizaciones humanitarias y de caridad internacionales, que presenciaron la tragedia, y diarios y fotos confiscados a los soldados japoneses, demuestran que el ejército japonés mató a más de 190.000 civiles y soldados en 28 casos de masacre masiva, y a 150.000 personas en 858 casos separados.

Mil violaciones de mujeres y niñas por noche

Según estimaciones, al menos 1000 casos por noche y muchos por día. En caso de resistencia o cualquier indicio de desaprobación, se bayonetea, apuñala o balea. (James McCallum, carta a su familia, el 19 de diciembre de 1937).


Probablemente no es el crimen que no ha cometido en esta ciudad el día de hoy. Treinta niñas fueron sacadas de la escuela de idiomas de anoche, y hoy he oído resultados de desgarradoras historias de las niñas que fueron sacados de sus casas ayer por la noche-una de las niñas era de 12 años, pero… Esta noche pasó un camión en el que había ocho o diez niñas, y gritaban "Jiu ming! Jiu ming!": salven nuestras vidas. (Minnie Vautrin el diario, 16 de diciembre de 1937).

El Tribunal de Guerra de Tokio, declaró que 20.000 (y tal vez hasta 80.000) las mujeres fueron violadas, sus edades van desde los bebés a las personas mayores (incluso de 80 años). Las violaciones a menudo se realizan en público durante el día, A veces delante de los cónyuges o miembros de la familia. Un gran número de ellos fueron sistematizados en un proceso en el que soldados de búsqueda puerta a puerta, sacaban a las niñas y las mujeres, eran tomadas prisioneras y las violaban. Las mujeres fueron asesinados inmediatamente después de la violación, a menudo a través de la mutilación, incluyendo los senos están cortadas, y / o puñaladas por el bambú, la bayoneta y otros objetos en la vagina.

Según algunos testimonios, otras mujeres fueron obligadas a la prostitución militar como esclavas sexuales. Hay incluso relatos de las tropas japonesas obligando a las familias a la comisión de actos de incesto. Hijos se vieron obligados a la violación de sus madres, los padres se vieron obligados a violación de sus hijas. Una mujer embarazada que fue violada por los soldados japoneses dió a luz sólo un par de horas más tarde, el niño estaba perfectamente sano (Robert B. Edgerton, Guerreros del Sol Naciente). Los monjes que habían declarado una vida de celibato se vieron obligados a la violación la mujer para el entretenimiento de los japoneses. Los hombres chinos fueron obligados a tener relaciones sexuales con los cadáveres. Cualquier resistencia se reunió con ejecuciones sumarias. Si bien la violación llegó a un máximo inmediatamente después de la caída de la ciudad, se continuó durante el período de la ocupación japonesa.

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