domingo, 19 de septiembre de 2010

El espiritu de las plabras


A Vero por su amistad y solidaridad, sus conversaciones y su estrella que alcanza a iluminar a quienes estamos n la oscuridad.

Las divinas palabras, porque hay palabras que son más que sonidos, son como la voz de Dios en el momento de la creación, sus palabras crearon el cosmos, la vida, el color, el sonido, todo surge, estalla y llena la nada hasta formar el universo.

Con la vida, la palabra divina crea la muerte, así se cierran los círculos que son espirales infinitos, caminos andados y vueltos a andar.

Algunas de las palabras que me gustan son por su magia, el hechizo del que fueron hechas, no importa la voz pues es siempre la adecuada, algunas son frutas, otras, instrumentos, algunas más ideas, pero sobre todo son palabras que crean la idea de lo humano, de lo vivo, de la muerte.

Así, las palabras son nuestra piel, entran por los poros y nos llenan, con la palabra fuimos hechos, con la palabra morimos, con la palabra nos redimimos y con las palabras resucitamos para volver a andar.

Estas son solo algunas de las palabras portentosas, mágicas que siempre llenan mi vida y la hacen un lugar digno de vivirse.

Higo, esa es una palabra bellísima, llena de color, de sabor, de textura, es erotismo y sensualidad, tocarlo con los labios, oler ese aroma tan sensual, morder el fruto y sentirlo en la lengua y en el paladar, sentir como estalla de sabor, yo creo que realmente el fruto prohibido fue el higo, con el la serpiente, símbolo de lo terreno, de lo interno y secreto de cada uno logro seducir a Adán y a Eva, ese fruto que Lilith había saboreado antes de conocer a Adán, antes de ser libre.

Cuando veo un astrolabio, ese instrumento que se sostiene con las manos, se coloca contra los labios para que podamos hablarle suavecito, despacio, con ternura y logremos mirar las estrellas, el cosmos, la creación, palabra que nos une a la palabra inicial, camino de ojos y boca, de manos y deseos, marcando el camino, no el que hemos de andar, sino aquel que esta para ser visto y vivido por el cosmos eterno, el camino de Dios.

La Republica, no el lugar, sino la idea donde lo humano se hace tangible, palabra poderosa, palabra que crea escozor en la piel, palabra que es camino, puente, puerta, llave y gozne, palabra que construye pueblos y libertades, idea de humanidad, por eso Platón sueña con Sócrates, recorren la Republica, la de las ideas, la de las palabras, la de los hombres y las mujeres libres.

Péndulo es el reloj de Dios, es como el mide el tiempo, el péndulo no avanza, solo se mueve constantemente, forma figuras diversas, no conoce ni le importa el tiempo, el péndulo es el hacedor de caminos a través del tiempo, el péndulo gira y nunca toca lo mismo, su trazo es único cada vez, esta midiendo el cosmos, es el reloj divino.

Clepsidra es como los humanos medimos el tiempo, idea que encerramos y que gozamos verla escurrirse lentamente, así nos sentimos inmortales, creemos que podemos encerrar el tiempo, moverlo a nuestro antojo, la clepsidra es de origen divino, está formada por un contorno perfecto que amalgama cuerpo y alma, que contiene el espíritu, como si fuese una estalactita que se reúne con una estalagmita y forman una sola unidad, es cuerpo femenino de deseo pero sobre todo de gestación, por eso los humanos no pueden encerrar el tiempo, solo pueden imaginar que lo controlan, que lo conocen, solo eso.

Alejandro

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