El
5 de mayo representa un mito y una realidad, hoy solo deseo dar contexto a esta
situación, el Estado Mexicano ha hecho lo propio y no deja de llamar la
atención que en EUA esta fecha se por demás la que es considerada como la
fiesta de la mexicanidad, una batalla que sirvió como piedra filosofal para la República
y transformo los deseos y ambiciones de Luis Napoleón en endebles entelequias,
cosa que al poco de concluir la guerra de invasión a México los franceses
vivieron al ser derrotados por Prusia y donde el Mariscal Bazaine estuvo preso
(por cierto, es interesante leer el “18 brumario de Luis Bonaparte”, sigue
siendo esencial para contextualizar el punch de Napoleón III -sobrino de su tío-)
y la comuna de París.
El contexto en que se da la intervención Francesa es interesante, ya que explica muchas de las razones de por que Luis Napoleón deseaba el territorio mexicano.
En el norte del continente se alzaba la guerra de secesión de los EUA, México entre 1847 y 1848 había perdido más de la mitad de su territorio, la República no lograba consolidarse en los aspectos básicos, lo que no solo daba pie a diferencias, sino que estas llegaban a la expresión de las armas, al golpe y el fusil sobre la razón. México después de sus guerras de independencia, del derrocamiento del Emperador Agustín de Iturbide, y las consiguientes múltiples luchas intestinas por el poder. La República estaba más que desangrada y sin dinero, por lo que el presidente Benito Juárez en 1861, tomó la decisión de establecer una moratoria de dos años en los pagos de los préstamos hechos por el Reino Unido, España y Francia.
Al
declarar el presidente Juárez la moratoria y hacerlo como un acto soberano y de
sobrevivencia los gobiernos de esas tres potencias Europeas mandaron sus flotas al Puerto de Veracruz, para reclamar esos pagos. Después de abrumadoras negociaciones Manuel Doblado obtiene una prorroga y el retiro de las flotas del
Reino Unido y de España, no así Francia, quien decide intervenir y conquistar
el país y con ello no solo lograr un enclave en lo que Humboldt llamaba “la América
meridional” sino también apoyar a los separatistas del sur de los EUA y contar con un gobierno en
el norte que apoyara a sus intereses como lo haría en su momento el Imperio
Mexicano de Maximiliano (al menos eso esperaba)
Mientras
tanto, se desarrollaba la Guerra de Secesión en los Estados Unidos, los Estados
del Sur, los estados esclavistas, al declararse la libertad de los esclavos ya
que no querían pertenecer ya a ese país, así que iniciaron el coqueteo con el
entonces monarca Napoleón III, Emperador de los Franceses para ayudarlos a
conseguir su objetivo: Ser una nueva nación independiente.
La
facción Yanqui estaba desesperada pues creían que perderían el Sur y además,
les molestaba que Francia no entendiera la “Doctrina
Monroe” que se resume “América para
los Americanos” (por eso hay quienes acostumbran decirle a los gringos
americanos o a lo que en ese país se produce y consume americano, con lo cual
subordina a todo un continente, en lo personal creo que los gringos lograron su
objetivo, ahora ellos son “los americanos”,
el resto del continente tan solo somos los otros), sin embargo y como pretexto,
jamás hizo nada para que Inglaterra no se apoderara de las Islas Malvinas.
Y
como sucede en las series de TV, mientras tanto… los Conservadores Mexicanos
hartos entre otras cosas de las leyes anti-clericales de los republicanos, del no reconocimiento de sus rancios títulos nobiliarios, acordaban con el gobierno de Napoleón III, el establecimiento de una
Monarquía respaldada por Francia.
Para
este gran acto de conquista que por cierto es endémico a todos los imperios, ya que tienen la adicción de realizar estos actos, claro, siempre usando cualquier pretexto, en el caso de México se valieron entre otros de la indemnización a un panadero por más de 600 mil pesos y que ocasiono una guerra, "la guerra de los pasteles", ¡¿va usté a creer?!, así que para esta nueva invasión el sensato emperador de los franceses nombro a Charles
Ferdinand Latrille, Conde de Lorencez (1814-1892) al frente de las tropas.
Este
culto caballero, decente y civilizado como suelen ser todos los poderosos
(ellos son per se la unidad de medida), le escribe al Mariscal de Francia
Lannes desde Veracruz un parte militar, en el que inmediatamente se nota su
calidad humana, su cultura europea y su generosidad: “Somos tan superiores a los mexicanos en organización, disciplina,
raza, moral y refinamiento de sensibilidades, que le ruego anunciarle a Su
Majestad Imperial, Napoleón III, que a partir de este momento y al mando de
nuestros 6.000 valientes soldados, ya soy dueño de México”.
Sin
embargo, la batalla no fue para laurearlo, perdió ante el ejercito de desorganizados,
indisciplinados, inferiores por su raza, amorales y sin refinamiento alguno de
mexicanos, hombres y mujeres iletrados, indios, criollos, blancos y mestizos, perdió
ante un pueblo que no estaba dispuesto a ser nuevamente conquistado y si bien
es cierto, esta batalla no marco el final, lo que es real es que si marco el
principio del fin de los sueños aristócratas de Napoleón III y de sus
cortesanos y sirvió para ir forjando la nacionalidad mexicana, dando como un plus el que Lincon pudiera enfocarse más hacia la guerra intestina de su país.
En
algunos partes del ejército mexicano al concluir la batalla se lee:
Mensaje
enviado desde la ciudad de Puebla, el mayo 5 de 1862 y recibido en la Ciudad de
México a las cuatro y quince minutos de la tarde – “General Ministro de la Guerra – Sobre el Campo a las dos y media – Dos
horas y media nos hemos batido – El enemigo ha arrojado multitud de granadas –
Las columnas sobre el cerro de Loreto y Guadalupe han sido rechazadas,
seguramente atacó con cuatro mil hombres – Todo su impulso fue sobre el cerro –
En este momento se retiran las columnas y nuestras fuerzas avanzan sobre ellas.
– I. Zaragoza”
Parte de guerra dado en
la ciudad de Puebla el mayo 5 de 1862. Puebla a las cinco y cuarenta y nueve
minutos de la tarde – “General Ministro
de la Guerra – Las Armas del Supremo Gobierno se han cubierto de gloria; el
enemigo ha hecho esfuerzos supremos por apoderarse del la plaza, que atacó por
el oriente de izquierda y derecha durante tres horas; fue rechazado tres veces
en completa dispersión y en estos momentos está formando su batalla fuerte de
cuatro mil y pico de hombres, frente al cerro de Guadalupe, fuera de tiro. No
lo bato como desearía, porque el Gobierno sabe que para ello no tengo fuerza
bastante. Calculo la pérdida del enemigo, que llegó hasta los fosos de
Guadalupe en su ataque, en 600 y 700 entre muertos y heridos; 400 habremos
tenido nosotros.
Sírvase dar cuenta de este parte al Ciudadano Presidente de
la República.
Libertad y Reforma. Cuartel General en el Campo de Batalla.
General Ignacio Zaragoza”.
El comandante, Tomás Segura, relató en
una sección del Parte Oficial de la batalla remitido al Ignacio Mejía: "Gran honor tengo en poder comunicar
que el suscrito fue el primer individuo de este glorioso Cuerpo de Ejército de
Oriente, en hacer frente al enemigo y el primero en repeler su ataque, no
impulsado por otra razón, sino por el amor que á todos los buenos mexicanos nos
enardece, cuando la Madre Patria se encuentra en peligro. Mientras tanto el 6º
Batallón Guardia Nacional del Estado de Puebla supo corresponder á las glorias
y distinciones que se le han dispensado, pués (...) con tal bizarría y denodado
patriotismo fue (...) el primer cuerpo de guerra del mismo Ejército de Oriente
en hacer frente al enemigo que profana la sagrada tierra de libertad llamada
México, avanzando al grito horrísono de ¡Viva la Patria! ¡Viva la Nación Libre!
¡Vivan nuestras montañas! ¡Viva Tetela! ¡Mueran los Invasores de la degradada
Francia!". El 10 de mayo de 1862, el general Zaragoza expidió un
certificado donde constata tal hazaña. Asimismo, expidió a Tomás Segura,
originario de Tetela de Ocampo, un certificado constatando que él fue el primer
individuo de todo el Ejército de Oriente en hacer frente al enemigo y el
primero en rechazar su ataque”.
Termino con el último párrafo que Juárez le escribe a
Maximiliano desde Monterrey, NL. 1 de marzo de 1864.
Carta a Maximiliano
“Tengo necesidad de concluir por
falta de tiempo, y agregaré sólo una observación. Es dado al hombre, señor,
atacar los derechos ajenos, apoderarse de sus bienes, atentar contra la vida de
los que defienden su nacionalidad, hacer de sus virtudes un crimen y de los
vicios una virtud; pero hay una cosa que espá fuera del alcance de la
perversidad, y es el fallo tremendo de la historia. Ella nos juzgará.
Soy de usted atento y seguro
Servidor.
Benito Juárez”
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NOTA: Por algo no estudie nada que tuviera que ver con números, no son 200 años, sino 150, un pequeño error de calculo, y que en este caso es maravilloso por que no altera el resultado, en fin, una disculpa.
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