Allá por 1976 leí por vez primera a Cortázar, de hecho fueron tres textos, uno tras otro: “Historias de cronopios y de famas”, “La vuelta al día en ochenta mundos”, Territorios” y claro, “Rayuela” todos magníficos, aunque el último es sencillamente una verdadera obra de arte, es como los número de Fibonacci o la composición áurea.
El
9 de mayo de 2010 decidí escribir alguna de las partes que más me gustan de “Rayuela”, por que estando embarazada la
Bruja, mirando su vientre crecido, mientras lo frota, le dice suavemente a su
bebe, a Rocamadour:
“Bebé Rocamadour, bebé, mon bebé.
Rocamadour :
Rocamadour, ya sé que es como un
espejo. Estás durmiendo o mirándote los pies. Yo aquí sostengo un espejo y creo
que sos vos. Pero no lo creo, te escribo porque no sabes leer. Si supieras no
te escribiría o te escribiría cosas importantes. Alguna vez tendré que
escribirte que te portes bien o que te abrigues. Parece increíble que alguna
vez, Rocamadour. Ahora solamente te escribo en el espejo, de vez en cuando
tengo que secarme el dedo porque se moja de lágrimas. ¿Por qué, Rocamadour ? No
estoy triste, tu mamá es una pavota, se me fue al fuego el borsch que había
hecho para Horacio; vos sabés quién es Horacio, Rocamadour, el señor que el
domingo te llevó el conejito de terciopelo y que se aburría mucho porque vos y
yo nos estábamos diciendo tantas cosas y él quería volver a París; entonces te
pusiste a llorar y él te mostró como el conejito movía las orejas; en ese
momento estaba hermoso, quiero decir Horacio, algún día comprenderás,
Rocamadour”.
Y
así sigue, es una delicia todo el texto, aparte de que puede iniciar su lectura
en la primera o en la última hoja, es como esos poemas escritos en dos columnas
que al final, como el destino llegan a un solo punto, pero es posible
recorrerlo en su lectura por tres caminos diferentes, eso es la composición
aurea, son los números de la naturaleza.
En
estos días he descubierto una Java de que es un estilo musical que fue popular
en Francia en la primera mitad y a mediados del siglo XX, este guijarro humilde
como diría el buen León Felipe ante su viejo y roto violín, que sirve para
construir cualquier sueño, que da forma, que es sólido, así esta canción donde
la letra es de Cortázar (que por cierto nació en Bélgica, como una buena amiga
que cocina como lo hacen las manos prodigiosas”, la música de Edgardo Cantón y con
la voz de Juan Cedrón.
En
esta canción "juega" a ser una java "la java de aquel que se
va" pero que "la canta el que se queda", así que espero la
disfruten, que lean Rayuela, que cocinen algo sabroso, que lo compartan con su
soledad o con alguien cercano a su corazón y beban un poco de Chiantti mientras
charlan suavemente sobre lo que sea, esa tarea se las dejo.
Con
todo mi afecto.
Java
Nos quedaremos solos y será ya de noche.
Nos quedaremos solos mi almohada y mi silencio
y estará la ventana mirando inútilmente
los barcos y los puentes que enhebran sus agujas.
Yo diré: Ya es muy tarde.
No me contestarán
Ni mis guantes ni el peine,
Solamente tu olor, tu perfume olvidado
Como una carta puesta boca abajo en la mesa.
C'est la java
D'celui qui s'en va
C'est sa java
C'est ma triste java.
Morderé una manzana fumaré un cigarrillo
viendo bajar los cuernos de la noche medusa
su vasto caracol forrado en terciopelo.
donde duermen tus senos quemados por la luna
Y diré: Ya es de noche
y estaremos de acuerdo, oh muebles oh ceniza
con el organillero que remonta en la esquina
sus títeres de luna para los niños pobres
C'est la java
D'celui qui s'en va
C'est sa java
C'est ma triste java
Es justo, corazón, la canta el que se queda,
la canta el que se queda para cuidar la casa.
larai lara larai lara...
El coro en francés dice más o menos
esto:
"Esta es la java
de aquel que se va
Esta es su java
Es mi triste java "
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