Cuando
Karina y Federico estaban pequeños, ya sea en la escuela, con sus amigos o
alguien les preguntaban cómo y dónde se conocieron sus papas, ellos respondían que
fue durante una huelga, estoy seguro que eso lo entendieron conforme fueron
creciendo, sin embargo es real, Violeta y yo nos conocimos cuando ambos estábamos
en huelga, la primera huelga bancaria en el país y de la cual solo quienes en
ella estuvimos la recordamos, ahí termine de definirme como trabajador, descubrí
que el trabajo es solidaridad, compromiso, pero sobre todo el saber a que clase
social pertenezco, también aprendí la importancia del respeto a mi trabajo y al
trabajo ajeno, la capacidad de construir vidas y futuros.
Hasta
entonces había trabajado como asalariado (yo no soy empleado de nadie), había escrito,
investigado, leído sobre el concepto del trabajo, había aprendido la
importancia y valor del trabajo físico, del placer de sembrar y cosechar, pero
con la huelga aprendí que soy ante todo un trabajador, soy parte del pueblo,
del pueblo de esta mi nación y un trabajador como todos los trabajadores del
mundo.
Es
por eso que desde esta mi experiencia puedo hablar, es por eso que cuestiono a
los que se ocultan tras el sindicalismo y son lebreles de presa, también a
quienes deroguen las naciones sin importarles el bienestar del pueblo, eso me
da el derecho y la calidad moral para hablar.
El
trabajo es algo que escasea en tanto derecho y manera de acceder a los niveles
de bienestar, así, el trabajo que implica por un lado la relación entre el ser
humano y su entorno para crear satisfactores y por el otro como la actividad
básica que ha transformado al ser humano y al homo sociabilitis, se trabaja
para vivir no se vive para trabajar.
Hoy
cada día el trabajo baja su valor, eso que los economistas de Yale o Harvard o
Oxford y de tantos lugares y universidades han convertido en la mercancía más
barata y fácil de sustituir, “Siempre hay alguien que haga lo mismo que tu por
un salario menor”, “Si quieres conservar el empleo debes (aquí favor de anotar
lo que ustedes quieran, el catalogo es bastante amplio) o mejor vete” y así
sucesivamente, cada día es más difícil acceder a empleos dignos y bien
remunerados, en el campo o en las costas, el trabajo vale todavía menos y las
gigantescas empresas se encargan de mejorar la producción y de abatir los
costos, bajos sueldos y despidos masivos (bueno, esta característica es esencial
en este entorno de jaurías que devoran el alma humana).
Cada
día basta abrir la prensa, en Grecia, España, EUA, México y cualquier nación
desarrollada o emergente aumentan su índice de desempleo, esos números que son
rostros, muchos de los cuales son las únicas fuentes de ingreso para sus
familias, más rostros.
Claro,
es necesario resarcir los procesos económicos, productivos, fiscales y
financieros, pero los Estados modernos no lo hacen, no pueden hacerlo, así que
la población busca opciones de empleo, de trabajo, algo paralelo, subterráneo,
underground, trabajo no regulado, al margen del derecho, trabajo que permite que
organizaciones perversas (también lo son las capitalistas o si no, pregunten de
Enrom o de Bophal en la India donde la Unión Carbide tenía una planta que
estallo y aparte de las víctimas de la explosión, los daños ambientales son
irreversibles y existen aquellos que fueron contaminados y siguieron viviendo
para saber cómo sus vidas se destruían) narcotraficantes, tratantes de
personas, tratantes de armamento, etc.
Así,
por un lado el trabajo es un bien escaso y cada vez más despreciado, pero
existe el otro lado de la moneda, el de las personas, aquellas que son ”empleados”
y que dentro de la escala de la explotación no son obreros, campesinos o
albañiles, están un peldaño más arriba y también están las organizaciones de
los trabajadores, unas que realmente defienden sus derechos y jamás, jamás permite
que ninguno de sus integrantes dañe los intereses del pueblo, porque son interés
de clase y las otras, las pusilánimes, las que corrompen a sus integrantes, las
que se vendieron a los interese ajenos y distantes a los del pueblo y a los de
su clase.
Concluyo
con una nota aparecida en El Universal de México el día de hoy:
“México fue uno de los pocos países donde aumentó la desigualdad del
ingreso entre 2002 y 2011 y aunque se registró cierta baja en el desempleo, los
nuevos puestos creados son poco estables y de bajos salarios. La Organización
Internacional del Trabajo (OIT) expuso en el Informe sobre el trabajo en el
mundo 2012, que el coeficiente de Gini, que mide la desigualdad del ingreso,
muestra que en más de la mitad de las economías avanzadas y en tres cuartas
partes de los países en desarrollo la desigualdad del ingreso ha bajado”. - Ixel Yutzil González
Hoy
más que un día de asueto, es un día no para descansar, sino para construir.
Alejandro.
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